Sigue soñando

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Un chico de 15 años se encontraba durmiendo plácidamente en su cama, este chico vivía en una casa de ambiente regular, con una familia regular, en el continente del sur, también conocido por otros como el continente de Marcos... El chico se llamaba Liam, un chico de piel pálida y cabello blanco el cual estaba algo descuidado y le llegaba al cuello, ojos color azul celeste y una cara sin apenas grasa o sin espinillas por el cuidado que le da a su figura, este  despertó  lentamente hasta estirarse y posterior a eso levantarse, se miraba al espejo mientras sonreía. En lo que se podía ver media un 1.74cm, era delgado, al punto de que podía pesar entre los 50-55 kilos, su musculatura demostraba que no hacia ejercicio o algún deporte habitual, se mantenía nada mas de las labores de su hogar o de salir a la tienda a comprar lo que le manden sus padres.


Era notorio que este chico era alguien muy normal, lo que lo rodeaba era normal, incluso este en algunas ocaciones se decía a si mismo que no es el protagonista de alguna historia si se intentara describir así, solo quiere vivir tranquilamente en su vida normal con su familia normal, casarse algún día y seguir su vida en su barrio, nada del otro mundo, sin embargo había algo en el y era su amabilidad, un chico sin lugar a dudas demasiado amable y bondadoso, era capaz de ayudar a cualquiera sin pedir nada a cambio, era muy paciente y siempre tenia una sonrisa en su rostro sin importar la situación, aunque... Eso lo hacia bastante ingenuo.


Este se cambio de su pijama teniendo una camisa color azul marino, unos pantalones que ya le quedaban algo cortos acercándose a sus rodillas y unos zapatos negros que le quedaban algo pequeños. Este después de ponerse esta combinación de ropa se dirigió a la sala de su hogar en el cual solo se encontraba su madre, una mujer de cuarenta y cinco años, de cabello blanco y ojos verde claro, teniendo una altura aproximada a los 1.85cm, un poco por encima de los 60 kilos pero sin superar los 65 kilos, esta no tiene arrugas en su cara y tiene una figura joven y hermosa, cualquiera pensaría que estaba apenas entrando a los treinta años, su cabello era lizo y muy bien cuidado al contrario que su hijo llevando unas ropas comidas de casa siendo de color verde claro como sus ojos. Esta miraba su hijo con una sonrisa amable y le saludo con una voz tan tierna cual gato ronroneando mientras sostenía una cesta de verduras en el umbral de la cocina.


- Buenos días cariño, ¿Cómo dormiste?... Y te dije que esos pantalones ya no te quedan. - Dijo poniendo una mueca de disgusto al mencionar los pantalones viendo a su hijo de arriba a abajo, realmente era una mujer que le disgustaba ver a su familia con mala ropa.


- Buenos días madre, dormí bien y bueno... No conseguí otra cosa que ponerme?. - Finalmente conocemos la voz de nuestro protagonista, era ligeramente aguda pero sin llegar al aturdimiento, era mas la de un niño apenas entrando a la pubertad. Este dijo lo ultimo con cierta duda al tener miedo que su madre lo regañara ya que realmente se puso lo primero que encontré en el guarda ropa, aunque era notorio que estaba mintiendo por su nerviosismo y su incontrolable ganas de rascarse la nuca mientras mostraba una sonrisa insegura.


La madre solo suspiro ante este hecho y le señalo su plato en la mesa, parecía no querer discutir mas acerca del tema del pantalón pero seguramente luego le diría algo al respecto, la madre de Liam de nombre Sara se fue a la cocina, aparentemente para empezar a preparar el almuerzo lo que nos hace discutir internamente que tanto durmió Liam. Este se encontraba mirando a la sala en busca de su padre y su hermana menor los cuales no visualizaba hasta que sintió un abrazo en su espalda, este asomo su mirada todo lo que podía hacia atrás algo sorprendido por este hecho viendo a su hermana con una sonrisa tierna el cual el mismo Liam correspondió. 

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2022 ⏰

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