Alemania se encontraba de noche en su oficina trabajando, claramente; habia estado trabajando desde muy temprano ya que, el quería terminar todo el trabajo en un día, arreglando papeleo, ordenando y planificando reuniones, delegando tareas, etc. Rusia por otro lado estaba en casa un poco desanimado sin la presencia del pelinegro y decidió ir a verlo al trabajo, de paso en el camino compro una caja de chocolates, sabia que le gustaban al alemán y que le subiría un poco el ánimo y las energías.
¿Qué podría salir mal?Rusia saludo a la de recepción, le pregunto donde se encontraba Alemania, ella le dijo que estaba en su oficina revisando unos papeles, Rusia le agradeció y subió por el ascensor, Alemania escucho el ascensor abrirse, solo se le vino a la mente más problemas de alguien equivocándose en algún papel o algún contrato que firmar, además se preguntaba porque no le formaron quién venía a su oficina, escucho un "toc, toc" y solo se enderezó y dijo
– Adelante... - aun seguía con la mirada en unos papeles, hasta que vio una sombra familiar proyectarse en su escritorio - ¿Rusia?
– Hola cariño, espero que no te moleste que viniera sin avisarte - dijo con una sonrisa un poco nervioso tocando su propio cabello, el alemán se levanto y se acercó al ruso, para abrazarlo
– Por supuesto que no me molesta dulzura, para nada, al contrario me pone muy feliz verte, ya me hacía falta sentirte cerca de mi - observo la caja de chocolates sobre el escritorio - ¿Son para mi?
– Uh?.. - mira la caja - Oh es cierto, los traje para ti, supuse que estabas cansado y pensé en subirte un poco el ánimo y la energía, supongo...
– Gracias, creo que me caería bien un break - Rusia se sentó en las piernas del alemán y este lo abrazo buscando un poco de calor, Rusia sonrio y abrió la caja de chocolates que se miraba muy llamativa, tomo uno y se lo dio
– ¿Te gustan? - el alemán asíntio contento, algunos traían caramelo, otros malvaviscos, eran variados, pero todos eran muy delicioso a pesar de dejar cierto sabor en la garganta. Luego de varios chocolates, converaciones sin sentido el alemán tenía que continuar con su trabajo
– Lo lamento cariño, pero tengo que continuar
– Esta bien, no te preocupes - tomo su rostro con ambas manos para unirse en un suave y dulce beso - jaja, sabes a chocolates - menciono en medio del beso, para después separarse y sonreír mutuamente.
Rusia salio del edificio para irse en su moto de regreso a casa a esperar a su pareja, pero Alemania a los minutos de estar trabajando sintio su cuerpo cubierto de un calor intenso, quito el saco de su traje y reviso si la calefacción, pero parecía normal y siguió trabajando, luego cierta molestia en su entrepierna se hizo presente, muy presente y por supuesto no pudo seguir con eso.
– *¿Por qué tan de repente?...Acaso fue porque Rusia vino a verme y sentó por un rato en mis piernas - El alemán desvió la mirada a la caja de chocolates, que seguía en su escritorio y por simple curiosidad o más bien por comprobar una teoría suya, reviso la etiqueta de la caja - "Edición especial chocolates con relleno de vino", Oh Maldición - su cuerpo empezaba a calentarse más y su problema comenzaba a doler, por alguna razón el vino siempre tenia esa reacción en él, tomo las llaves de su carro, se coloco su saco y su abrigo para ocultar su entrepierna, bajo por el ascensor, miró a su mano derecha y dijo - Continuare con el trabajo en casa, buenas noches - se retiro del edificio, encendió su carro y piso el acelerador, derrapando en algunas calles de intersección, todo para llegar rápido a su destino, la temperatura de su cuerpo no parecía decaer y su erección tampoco, por suerte no había tráfico y llegó rápido, se estacionó en su jardín, se bajo y entró a su casa, buscando automáticamente al ruso, quien estaba en la cocina buscando algo de comer y dio un salto al ver al alemán en la puerta, la casa estaba un poco oscura y solo vio una sombra