Sukuna y Megumi llevaban ya 11 años de casados. Ambos vivían en una pequeña casa frente al mar y aparentemente eran felices.
Ryomen sentía que cada segundo había valido la pena. Él seguía tan enamorado como el primer día, incluso aún más, pero Megu...
Eran aproximadamente las nueve de la mañana cuando Megumi despertó.
Lo primero que hizo fue desenvolverse de los brazos pegajosos de Gojo quien seguía dormido junto a él. Eso o seguramente ya había entrado en coma etílico.
Con pesar se levantó de la cama y preparó todo para darse una ducha, debía a reunirse con su molesto esposo a eso de la una de la tarde y necesitaba unas cuantas horas para prepararse.
Este día lo había citado a un viejo restaurante italiano.
«Que fastidio» Pensó
Y si Sukuna creía que se quedaría a almorzar con él estaba muy equivocado. Él sólo estaba siguiendo ese tonto juego para hacer menos complicado el divorcio y que Sukuna firmará por voluntad propia al final del mes.
Cerca de las dos de la tarde Megumi se presentó al lugar. Allí Sukuna le esperaba con una copa de vino en la mano, bebiendo de esta con la elegancia que lo caracterizaba.
En la mesa una gran rosa de color rojo se lucia con delicadeza la cual seguramente sería ofrecida a Megumi dentro de un momento.
Vestía una camisa de color ocre la cual se había arremangado hasta los codos, llevaba puesto un chaleco de color negro pegado a su cuerpo que daba la ilusión de traer corsé y se había quitado el saco y sumando el hecho de que bebía de la copa lentamente Sukuna daba aires de porte y grandeza.
Le recordaba a la primera vez que lo llevó a cenar:
Flash-Back - Hace 12 años
Megumi se vestía presuroso con uno de los mejores trajes que en ese momento tenía, estaba nervioso y las manos le sudaban lo cual le hacía más difícil el trabajo de abotonar su camisa.
Tenía gran ilusión pues por primera vez y en años Sukuna le había hecho una invitación formal a cenar. Le había dicho que fuera elegante y que él lo esperaría en el lugar indicado.
Megumi sabía del esfuerzo que había hecho Sukuna al hacerle la invitación pues era consciente de los gastos universitarios que su novio tenía los cuales debía solventar solo y con su empleo de medio tiempo en la cafetería de la esquina.
Megumi se enorgullecia de él y era feliz con simple hecho de caminar por ahí al lado de Sukuna, pero este había insistido en que era una noche especial.
Al llegar al restaurante Sukuna lo esperaba con un ramo de rosas y una botella de vino en la mesa, el corazón de megumi bombeo con fuerza al ver lo guapo que estaba su novio.
Esa noche en especial llevaba una camisa manga larga de color tan rojo como las mismas rosas y una corbata que él mismo le había regalado adornaba su cuello.
La cena había sido espectacular y al termino de esta Sukuna lo tomó de la mano y lo encaminó hasta la fuente al final del pasillo en la cual se apreciaba como el agua caía en cascada y era adornada por hermosas luces.
Allí los ojos de Sukuna brillaban con fervor mientras sacaba de sus bolsillos una pequeña caja de terciopelo.
El corazón de Megumi se paralizó y sus ojos se bordearon de lágrimas cuando Sukuna abrió la pequeña caja y sacó de ella un anillo de plata.
"Anillo de promesa" había dicho Sukuna y después de deslizar el aro por su dedo anular le prometió frente a la fuente que lo cambiaría por uno de compromiso muy pronto.
Megumi se sentía cálido, se sentía feliz.
Fin del Flash-Back
Aquel recuerdo inundó rápidamente la mente Megumi quien ni siquiera se había dado cuenta de que ya se encontraba frente a la mesa de Sukuna.
Este al verlo se puso de pie y extendió los brazos para así poder envolver al de cabellos azabaches quien se dejó hacer sin más opción y al cabo de unos segundos lo soltó.
Megumi se quedó pasmado al ver al fondo la misma fuente de hace 12 años.
«Es el mismo lugar»
Sukuna volvío a sentarse sin dirigirle palabra, sólo siguió bebiendo de la copa.
El ofrecimiento de la rosa para Megumi jamás llegó y este mejor se apresuró a despedirse y se fue.
Día 9
Sukuna lo había citado en la cafetería frente al hospital donde trabajaba.
Megumi estaba molesto.
El lugar le quedaba bastante retirado y Gojo se había negado a llevarlo, alegando tener mejores cosas que hacer que estar viendo al patético de su casi ex esposo.
El azabache le grito molesto ya que estaba haciendo todo ese show para poder divorciarse los más pronto y pacíficamente posible.
Megumi también creía que Sukuna era un desconsiderado por hacerlo ir hasta allá pudiendo haberse reunido en cualquier otra cafetería, aun así, se presentó al lugar a eso de las cuatro de la tarde.
—Buenas tardes Fushiguro, hasta que nos visitas de nuevo!.— dijo eufóricamente la señora Nitta desde la caja registradora en cuanto lo vio entrar
«Oh, es verdad. Esperaba a que Sukuna terminara sus turnos en este lugar» Recordó
Hace años había dejado de ir y sé sintió nostálgico cuando vio a Sukuna sentado un banquillo alto en la barra, pensó en invitarlo a un café.
Se acercó a él pero en cuanto Sukuna lo vio se puso de pie y se dirigió hacia él, lo abrazó y antes de que Megumi pudiera hacer su invitación Sukuna dijo que tenía trabajo.
Megumi se quedó de pie un momento mientras veía irse a Sukuna y luego llenándose de enojo nuevamente, lo había hecho recorrer kilómetros y ni siquiera le había invitado a sentarse.
«Que desconsiderado»
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Holis ¿Cómo están?
La verdad es que ya tenía el capítulo pero no lo había corregido hasta en este momento, pasa lo mismo con el capítulo de Ladrones de Tiempo, ya lo tengo nomas falta editar.
En pocas palabras: "Lo tenemos todo y a la vez no tenemos nada"
Por cierto les dejo un dibujito que hice de estos dos:
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También lo utilice en la portada de la historia, la cambie hoy.
Para finalizar; si encuentran algun error pueden señalarlo sin problema.
