El accidente

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El sol es fuerte y la ropa que traigo puesta es pesada. No se por qué mamá me obliga a usar este ridículo traje para montar a mi yegua Linda, pero eso da igual.

Hoy es un día común en mi vida, mis lecciones han terminado y mis padres me dan la libertad de montar un poco.

Me dirijo hacia uno de los tantos establos que tienen mis padres alrededor de todo nuestro terreno y le pido a Lalo, el capataz, que me prepare a Linda. Es un caballo sorprendentemente alto, color negro, cabello largo peinado es unas bonitas trenzas que le hice hace poco y con unas fuertes y largas patas.

Al verme relincha y salgo junto con ella con ayuda de Lalo. Me ayuda a montarme y me deja salir hacia el terreno que esta cercado.

Comienzo dando un par de vueltas, y después trota de esquina a esquina en el pequeño cercado.

- ¿Todo bien cariño? –

Volteo en dirección a la voz y encuentro a mi madre con aquella postura recta y cabello perfectamente peinado en una coleta alta.

- Si mamá, todo bien, se ha portado bastante bien y ha mejorado en su baile.

- Me imagino que si

- ¿Y papá? – pregunto entrecerrando un poco los ojos para poder ver a través de los rayos de sol que me encandilan los ojos.

- Está arreglando algo con José, ya sabes, asuntos de trabajo –

- ¿Tráfico de órganos? –

- ¡Edén! –

Me da un leve golpe en mi pie y sonríe junto conmigo.

Finalmente veo a mi papá acercarse con su típica camisa blanca de manga larga y un sombrero color beige.

- ¿Cómo esta Linda? – pregunta subiendo la cerca y acariciando el hocico de mi yegua.

- Todo bien, le decía a mamá que me mejorado en su baile y en sus saltos para las competencias –

- Me parece perfecto –

- Mamá, ¿Puedo ver una película más tarde con Jorge?

- No, ya sabes que no debes de juntarte con ese tipo de muchacho – frunce el ceño y tuerce la boca.

Yo no respondo, simplemente volteo hacia otro lado y pongo mis ojos en blanco.

Jorge es un chico que vende en la ciudad periódicos y su familia no cuenta con la situación económica suficiente tan siquiera para comprarse un cepillo para el cabello. Nos conocimos por casualidad cuando paseando por una de las calles se me cayó una moneda y el tuvo la gentileza de devolverla.

Pero, aunque Jorge demostró ser un niño humilde, amable y ante todo gentil, mamá y papá no lo aceptaban por el hecho de que no era de nuestra "Clase". A mi me importaba un carajo eso, y muchas veces nos escapábamos a escondidas a la punta de la montaña y contemplábamos el pueblo y la gran finca que conformaba mi casa y prácticamente el imperio de papá.

Si bien mi familia tiene mucho dinero, y son buenas personas, son sumamente estrictos conmigo. Desde clases de distintos idiomas, hasta mi postura es supervisada constantemente por mamá. Es agotador, pero yo no tengo voz en esta casa.

Seguimos hablando normal hasta que se acerca Julio, un trabajador de mi padre y solo se recarga en la cerca.

Solo siento de repente como Linda comienza a revolotear de una manera inquieta.

- ¿Qué pasa con Linda cariño? – pregunta mi madre subiendo la cerca con ceño fruncido.

- No lo sé –

- Intenta jalar más fuerte su soga – propone mi padre

- Eso hago, pero no cede –

Pasaron 5 segundos hasta que Linda se alzó en 2 patas junto conmigo y comenzó a correr muy rápido por todo el campo.

- ¡Papá! –

Grito entre mi desesperación y escucho a mi padre ordenar a toda su gente que entre al campo y pueda controlar a mi caballo.

Todos los empleados rodean a Linda e intentan amarrarla a la fuerza, pero no hace más que exaltarla más y  provoca que salga corriendo por todas partes.

Mi pie se encuentra atorado en el escalón y no puedo zafarlo para poder como mínimo saltar de Linda.

Ya es demasiado tarde cuando todo empeora y escucho romperse la cerca de madera y entrar en dirección al bosque.

Veo de reojo a mis padres gritar a los lejos y a sus empleados ir por sus caballos para poder alcanzarme.

Me aferro lo más rápido que puedo a Linda mientras le grito insistentemente que se detenga. Escucho más caballos a la distancia y sé que es papá junto a sus peones.

Ya en este punto no puedo controlar a mi caballo y me aferro lo más fuerte que puedo a su largo cuello. Salta las piedras y cualquier cosa que se le atraviesa, son altos y tambaleantes.

Y mi miedo más grande se hace presente.

A unos 5 metros delante de nosotras hay un rio bastante extenso, pero puedo ver entre todo el movimiento una serpiente bastante, pero bastante grande. Un par de veces entraron serpientes a los establos y los caballos se volvían locos al verlas pasar entre sus patas.

Yo solo rogaba para que esta se fuera de largo, pero, al contrario, alzo un poco su cabeza y parecía desafiar a Linda.

Esta al ver aquel animal se alzó en dos patas, dejándome totalmente en el aire y tirándome sobre aquella agua fría del rio.

Siento un dolor indescriptible en la parte de la nuca, pero al querer palpar la zona, solo puedo sentir un líquido caliente y fijo mi mirada hacia el rio, mi sangre sale de mi cabeza y empapa mi traje, pierdo el consentimiento y escucho de una manera lejana a mi padre gritar mi nombre.

- ¡EDÉN! –

Pero a este punto, mi visión es borrosa y solo me quedo en la misma posición en la que caí.

Pierdo las fuerzas y solo entre mi subconsciente, le pido a mis dioses griegos que no me dejen sola y duermo profundamente. 


Nueva historia, nuevo capitulo. 

Sean bienvenidos comunidad Tulipán

 

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⏰ Última actualización: Jun 23, 2022 ⏰

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