La Casa De Los Gritos

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Jamás había tenido que medir sus palabras, al menos nunca había sido realmente consciente del alcance de estas.

Esa mañana había despertado por el sonido del viento que recorría toda el lugar, se removió entre las cobijas buscando un poco más de calor y sintió el peso extra entre sus brazos.

Abrió los ojos lentamente solo para encontrarse con él cabello negro de su acompañante, había bebido demasiado que quizás no recordaba haber terminado la noche con Pansy.

Se acomodo mejor para resguardarse del frío que comenzaba ɑ las épocas decembrinas, no era que sostuviera una relación con la chica pero eran amigos y en algunas ocasiones llegaban ɑ hacerlo.

Justo cuando volteo se dio cuenta que no estaban en las mazmorras. La vieja madera que cubría todo al rededor le indicaba que se encontraban lejos de Hogwarts, exactamente en la casa de los gritos.

Se movió preocupado, no habían regresado al castillo esa noche, no tenía recuerdo alguno de lo que había sucedido y se preguntaba lo descuidado que tenía que haber sido para terminar ahí. Seguramente les llamarían la atención al regresar al castillo.

Intento sentarse pero el peso de su acompañante no se lo permitío, iba ɑ moverla cuando vio unas gafas sobre la almohada contigua.

No era Pansy Parkinson, ella no usaba gafas.

Intentó hacer memoria. La tarde anterior había escuchado entre los pasillos una fiesta que organizaban los leones cerca de Hogsmade, era algo tan grande que incluso habían invitado ɑ las demás casas.

No había estado interesado en ir hasta que la chica no le rogó por quinta vez que asistieran.

Juraba que iba en son de paz, los exámenes semestrales acababan de pasar y simplemente quería distraerse un poco, sus demás compañeros asistirían, pero su mala reputación lo presidía.

Recordó que al llegar el único que no fue bien recibido fue él. Los gemelos lo detuvieron justo en la puerta de la gran casona replicando que se guardaban el derecho de dejar pasar ɑ cualquiera. Cambiaron de opinión después de una generosa aportación ɑ la causa y solo le dijeron que no querían problemas.

No los quería.

Subió bajo miradas y susurro por verle ahí pero después de encontrar un pequeño lugar en la segunda planta, al parecer todo el mundo se olvidó de su existencia.
Todos menos Harry Potter.

Escuchaba la música, bebía con los chicos, inclusive llegó ɑ hablar con Hermione en algún momento por las respuestas del examen de pociones. Pero la mirada de Potter sobre su persona era algo que no podía quitarse del todo.

La fiesta estaba terminando cuando ya se iban, ɑ un par de pasos fuera recordó que había dejado su Varita en la habitación donde se encontraban y decidió regresar solo.
Estaba ebrio pero no dejó que lo ayudarán en ningún momento. No quería dar espectáculos.

Esa fiesta como suele suceder terminó con parejas por los rincones que estaban tan enfocados en lo suyo que ni siquiera repararon en el. Subió intentando no hacer ruido ɑ donde habían pasado la tarde y vio ɑ Harry jugando con su Varita.

Frunció el ceño y aunque lo intentó ninguna coherencia salió de sus labios, ɑ duras penas logró llamar su atención.

Los ojos verdes lo miraron divertido y simplemente salió caminando hacia otra habitación. Molesto decidió seguirlo hasta que lo perdió en una de las habitaciones superiores, cuando entró no había nadie. Se sentía mareado y el que jugarán con el, de alguna manera lo volvía más inestable.

Busco con la mirada al chico hasta que el ruido de la puerta cerrándose se escucho  detrás de él y un empujón dado por magia lo estrelló contra la madera sin la posibilidad de alejarse.

—¿Potter?

El chico salió por un lado aún con la mueca en el rostro, parecía igual de ebrio que el pero sabía lo que hacía. Dio un par de pasos hacia el y se quedó de pie justo delante suyo.

—Ya me tienes harto Malfoy.

Dicho esto el chico le apuntó con su varita casi clavandosela en el cuello y sin saber bien como responder, solo cerró los ojos preocupado pero no ocurrió nada.
Nada hasta que sintió los labios del chico sobre los suyos.

Abrió los ojos para cerciorarse que lo que sentía no era un error y Harry le besaba de una manera tan vaga, invitándole ɑ continuar. Quizá el alcohol también había hecho su propia magia, porque aceptó sin más reparos.

La fuerza que lo mantenía pegado ɑ la madera desapareció y pudo tocar ɑ su acompañante. Era tan extraño.

Después de unos minutos se separaron un poco y lo miró buscando respuesta. —¿Qué es esto?

—En la mañana dijiste "Que te den, Potter" y eso es exactamente lo que vas ɑ hacer ahora Malfoy.

Parecía que tendría que tener más cuidado con lo que salía de su boca.

Recordó todo lo demás que hicieron después de eso. Lo bien que la pasó que incluso llegó ɑ quedarse sobrio de todo lo que sudo aquella noche. Un tono carmín invadió su rostro cuanto todo eso regresó ɑ su memoria y no pudo evitar sentirse avergonzado.

Harry se removió entre su pecho y solo fingió que dormía. No pasó demasiado para que el azabache se levantará, escucho cono se vestía y, después de sentir otro beso en su mejilla, como se marchaba.

Abrió los ojos y se sentó en la cama. Volteo ɑ su lado y vio un pequeño mapa dibujado sobre cómo regresar al castillo desde el sótano de Honeydukes.

Sonrió. No podía esperar ɑ volver ɑ pelearse con el después de todo.

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⏰ Última actualización: Jun 23, 2022 ⏰

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