C A P Í T U L O UNO

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Capítulo uno

Estar fuera de casa no es mi cosa favorita y eso es culpa de que cuando era pequeña no tenía una. Yo no llamaría a un orfanato hogar por qué allí las cosas no son sencillas o felices. Cuando sientes tener un tipo de relación amistosa con cualquiera de los compañeros son adoptados o transferidos a otra casa. Creo que una de las cosas por las que me enamore de Luciano es por su estabilidad, con el hay rutina para todo a excepción de nuestras intimidades. Estar con él es sencillo o lo era. Hace dos años me entere de lo que me tiene los nervios de punta. Es mafioso.

Hace cuatro meses nos casaríamos por la iglesia, pero pasaron unas cuantas cosas por lo que se pospuso y luego se pospuso y una vez más. Dos semanas atrás nos casamos por el civil para eso de tranquilizar a su madre, una católica. Antonella, mi querida y amorosa suegra, suele ser una mujer fuerte que no muestra sus sentimientos, pero estoy comenzando a comprenderla. Ella, físicamente, me hace recordar a su hijo. Ojos oscuros, cejas gruesas y bien formadas, labios y nariz acorde a su rostro, cabello oscuro y piel como besada por el sol.

Volviendo al tema de la boda, para ninguno de los dos, para Luciano o para mí es importante casarnos, pero para apaciguar a su madre lo haremos. Francamente no me interesa eso de "Señora". Odio cuando me llaman así.

-​¿Quieres algo especial para la cena? – Entro a la sala de estar justo cuando Luciano termina una video llamada.

-​Sabes que no es mi intención tenerte como una ama de casa. – Sigue tecleando.

-​No hay nada de malo en ser ama de casa. – Frunzo el ceño algo molesto por su comentario.

-​Lo sé, pero también sé que la idea de ser una no te entusiasma. – En eso tiene razón, aunque la idea de ser una no es mala dado a que cada vez que salgo de casa estoy en peligro.

-​Quiero seguir con mis estudios. – Si no es ahora no va a llegar el momento. No me voy a avergonzar de aceptar que es quien ha pagado mis estudios y es el quien me mantiene porqué sé que algún día tendré el dinero suficiente para devolverle el dinero y ser independiente.

-​¿Medicina? – Indaga dándome una mirada alegre.

-​Química o administración de empresas. – Sé que se sorprende dado que hace seis meses termine un bachillerato en Biología.

-​Eso beneficiaria a la familia, - Deja a un lado su computadora. - pero ciertamente para encargarte de algún negocio no necesitarías estudiarlo, sé que te va más organizar eventos.

-​Volvamos a mi pregunta. – No quiero involucrarme en eso.

-​Comeremos lo que a ti te apetezca. – Sonríe, es tan hermoso.

-​Aprovechando que es nuestro último día en Estados Unidos me gustaría comer una gran hamburguesa. – Propongo. – Su teléfono suena interrumpiéndome, es la cuarta vez en el día de hoy.

-​Ciao, - Se queda unos segundos en silencio antes de soltar un suspiro. – Entendido. – Me da una mirada que dice que lo siente.

"Saldré" Vocalizo. El asiente.

Amor genuinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora