HIERRO

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Asombrados vuelven sus rostros hacia la voz.
–¡Gran visir Masud!–exclama Omari arrojándose temeroso a los pies del poderoso padre de Kontar–¡Bienvenido y perdonad a este pobre e inocente supervisor,por no tener las estancias de nuestro amado rey aún construidas!.
Pero Masud lo ignora y avanzando su impresionante figura hacia su hijo,alza la mano para abarcar todo el campamento con un gesto.
–Vaya nuevo jefe de artesanos,veo que no consigues ni gobernar en tu propia casa.
Sin embargo Kontar, después de todas las experiencias pasadas, no se amedrenta.
–Hola padre,me alegro de verle en nuestra nueva residencia–responde sin perder ni un ápice la compostura– si,ciertamente vamos un poco atrasados en la construcción de los aposentos del faraón,pero en mi opinión son más urgentes nuestras estancias y el taller,para poder realizar el encargo de su majestad prontamente.
–¡Por el sagrado Amón!–exclama Masud con fuego en sus ojos–¡Cómo osas responder así a tu gran visir!.
Kontar observa a su progenitor,su voz y su presencia siempre le han causado temor,pero en ese instante siente que tenerlo allí frente a él,ya no le intimida e incluso siente la rebeldía nacer en su interior.
–Creía gran visir,que siendo yo ahora el nuevo jefe de artesanos,nadie puede mandar sobre mi,salvo el mismísimo faraón.
En ese instante,cuando el gran Masud está a punto de replicar con furia,a su espalda se percibe un movimiento, el faraón en persona que con todo su séquito y sentado sobre un trono portado por dos musculosos esclavos nubios, hace acto de presencia.
–Tiene razón Masud,ya no puedes mandar sobre mi nuevo jefe de artesanos–afirma Tutankamón,con una sonrisa que ilumina su rostro cansado–es más,opino que la construcción del taller es en realidad apremiante.
El gran visir y el supervisor Omari cruzan sus miradas escandalizados.
–¡Pero mi rey!,¿dónde vais a dormir, mientras el maestro trabaja en vuestro proyecto?.
Con un gesto del joven faraón,los porteadores depositan cuidadosamente el trono en el suelo para que Tutankamón pueda descender.
–Mis esclavos, construirán una pequeña cabaña donde pueda descansar–asegura inclinando su cabeza hacia los jóvenes Nubios quienes rápidamente y machete en mano,se dirigen al desheret a por troncos de palmeras–además sólo me quedaré,hasta que el maestro Kontar finalice el retrato de mi rostro, después regresaré a la capital.
–¡Pero majestad!.
Masud y Omari protestan de nuevo,sin embargo el joven faraón haciendo caso omiso,posa su mano sobre el hombro de Kontar de forma cómplice.
–Me gustaría hablar en privado con mi jefe de artesanos…¿Podéis dejarnos solos?,si no sabéis qué hacer,podéis ir a supervisar como Bomani supervisa,la demolición de las antiguas cabañas del campamento.
Después dirige su mirada a Kontar para lanzarle un guiño.
Instantes más tarde,cuando por fin el orgulloso e imponente gran visir Masud y el pequeño y orondo supervisor Omari,se dirigen a regañadientes hacia el grupo de trabajadores acompañados por Anum,que mazo en mano derriban las cabañas bajo la supervisión de Bomani,Tutankamón agarrado al hombro del nuevo jefe de artesanos abandona su postura erguida.
–¿Qué os ocurre majestad?–observa el joven de pelo pajizo,cuando el joven rey tropieza con sus sandalias de oro y casi se da de bruces con la tierra que pisan–¿Estáis enfermo?.
Pero Tutankamón se agarra fuertemente al brazo de Kontar.
–Solo es mi condición de nacimiento que empeora con el correr del tiempo–le susurra–andemos un poco para alejarnos de tanto supervisor.
Sujetando en silencio al faraón,el maestro artesano conduce sus pasos hacia el desheret,justo la zona donde cayó la roca del cielo.
–Sentaos aquí majestad.
Después de ayudar a su rey a acomodarse en una gran piedra,Kontar se aleja un poco.
–Antes de que el divino Ra regresara de su viaje al inframundo,una bola de fuego cruzó el vientre de nuestra madre Nut y cayó aquí,sobre este arroyo donde nadaban una familia de hijos de Sobek.
Interesado,el joven Tutankamón observa al joven de pelo pajizo escarbar en la tierra,para regresar después con algo oscuro entre sus manos.
–¿Qué es?–inquiere el faraón observando la negra roca.
–Se trata de un material muy maleable al ser sometido a altas temperaturas  y que adquiere una gran dureza y resistencia una vez enfriado.
Tutankamón cautivado,observa la piedra volteándola entre sus dedos.
–He oído hablar de este material,creo que lo llaman hierro.
Kontar asiente.
–Los antiguos escritos,hablan de rocas caídas sobre la Gran Esfinge y que ellas fueron las causantes de la destrucción de su sagrado rostro.
Kontar asiente de nuevo,mientras el joven rey observa la roca ensimismado.
–Mi linaje es la causa de mi destrucción.
El nuevo jefe de artesanos no responde mientras su rey dirige la mirada hacia el bullicio del campamento.
–Querido Kontar,es apremiante que construyas el contenedor de oro para mi cuerpo,porque creo que pronto tendré que descender al inframundo para llegar al Duat.
Al escuchar sus palabras Kontar quien también observa la inusitada actividad en su futura morada,vuelve su mirada hacia el joven faraón.
–¡Por todos los dioses de Kemet!,¡No comprendo porqué decís eso!,¡Aún tenéis que ver muchas inundaciones de Hapy antes de partir hacia los campos de juncos!.
Pero Tutankamón sacude su cabeza.
–No querido amigo…siento que no va ha ser así y que pronto partiré en el Userhat, la barca sagrada de Amón.

Continuará…











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