02:Wish you were my best friend

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Un camino oscuro lleva a cualquiera sin rumbo hasta los peores barrancos de inestabilidad y los más terribles acantilados de incertidumbre e indecisión.
Pero, en todo ese trayecto, quien aguarda con esperanza a ser salvado eventualmente, se aferra al primer haz de luz que orienta su andar.
Entre todos mis problemas,apareciste como la solución.
Desearía que fueras mi mejor amigo.

HHJ.

—Hyunjin.

Sentí que alguien llamaba a mi nombre. Detuve la canción que se reproducía en los audífonos que llevaba puestos para verificar que aquel llamado no haya sido solo producto de mi imaginación, hasta que unos cuantos toques en la puerta se hicieron presentes.

Irritado, di un brinco para pararme de la silla y caminar con desgano. Si había una cosa que odiaba en exceso, era que me interrumpan cuando estaba en medio de alguna tarea.

Giré el pomo de la puerta con rapidez, siendo el objeto una víctima más de mis repentinas molestias por situaciones minúsculas. Lo primero que divisé fueron los profundos ojos de la madre de Seungmin, quien al verme, sonrió cálidamente y me dio los "buenos días".

—¿Estás muy ocupado?—preguntó algo apenada.

De inmediato observé mi escritorio, analizando el cuaderno que seguía reposado y los lápices que yacían esparcidos a su alrededor, como si eso fuera a ayudarme a tomar una decisión que favorezca a ambas partes. Ya sabía que venía específicamente para pedirme un favor, pero no estaba con el mejor humor y mucho menos me parecía buena la idea de crear una brecha en el tiempo destinado a mis responsabilidades. No quería negarme, pero me costaba decidir cuando se trataba de cumplir la petición de alguien más antes que terminar lo que primero me concierne.

—No, no estoy tan ocupado.—solté, antes de tardar un poco más y hacer que la mujer se retractara.

—¿Podrías hacer unas compras?—formuló desviando la mirada.—Es que tengo unos asuntos que resolver...—trató de explicar.

Nuestra relación nunca fue mala,pero tengo que admitir que todavía se siente un poco incómodo interactuar con ella. Sinceramente, no quiero culparla por el divorcio de mis padres, pero creo que inconscientemente fui yo quien puso una enorme barrera entre ambos desde el principio. Al fin y al cabo, cuando termino de pensarlo, no puedo evitar concluir que ella se metió en el medio en el momento incorrecto.

A pesar de todo, mi manera de actuar siempre resulta imparcial cuando se trata de no arruinar el ambiente y aunque papá muchas veces me alentó a darle una oportunidad, no logramos tener la confianza necesaria para mejorar nuestra comunicación y llegar más allá de simples conversaciones triviales con finales monosílabos. Ni siquiera sé cómo dirigirme a ella sin antes tener una batalla mental por cómo llamarla, hasta que flota su lado perspicaz y nota que tengo algo para decirle.

Aunque siento que ella tampoco está segura sobre su trato hacia mí. Tal vez me tenga lástima, o quizá sienta vergüenza y culpa por mi situación.

Pero nunca le reclamé nada. Ni siquiera mostré un comportamiento hostil.

—Claro.—asentí, sonriendo ligeramente para no incomodarla.

—Muchas gracias.—suspiró algo aliviada, pasándome un pequeño papel con la lista de insumos a conseguir.

Cerré la puerta de inmediato y arrojé con rabia el papel sobre la cama. Inmediatamente me puse de cuclillas y sostuve mi cabeza con mi mano en la frente mientras un nudo invisible pero lo suficientemente molesto, luchaba por llegar hasta el final de mi garganta. Aunque reaccionar pacíficamente está dentro de la lista de cosas que me faltan poner en práctica, me cuesta controlar los arrebatos cuando la idea de que el presente sería diferente, se cruza por mi mente.

Me saqué la camiseta de manera brusca y fui hasta el mueble para buscar otra prenda. Al pasar por el espejo, vi de reojo el pequeño tatuaje ubicado al costado izquierdo de mi cadera.

Maldita sea. ¿En algún momento seré capaz de tomar una buena decisión?

Sentía a la frustración asomarse, lista para invadir mis pensamientos y volver mis sentimientos en mi contra. Estúpida adolescencia y los cambios hormonales.

Tomé lo primero que encontré en el cajón y agarré la condenada lista de compras para guardarla en el bolsillo del pantalón. Fui hasta el escritorio en busca de algo de dinero extra ya que planeaba recargar mi reserva de snacks, entonces ví el pequeño frasco con gomitas en forma de osito que me había dado Seungmin. No me di cuenta cuando mis labios se curvaron en una tonta sonrisa, pero sí cuando en mi mente se reprodujo su frase de advertencia: "Una sola palabra y le revelo a todos que eres fan del azúcar con forma de ositos".

Pff. ¿Sabrá que no es intimidante para nada?

De igual forma, ¿Acaso es un pecado el gusto hacia las gomitas?, ¿Es algo por lo que debería avergonzarme? Quiero decir, son uno de mis dulces favoritos y hacen que mis días pasen de horribles a decentes. El grisáceo día se llena de colores, tal como su característica presentación.

Seungmin...

Él es la gomita que le da color a mi lamentable existencia en esta ensombrecida circunstancia. Aunque claro, no es necesario que él sepa eso.

Bajé las escaleras rápidamente y me dirigí a la cocina para beber algo antes de salir. Por inercia me salió decir "buen día", pensando en que encontraría allí a papá preparando el desayuno como usualmente lo hace los domingos por la mañana, pero me llevé la sorpresa al encontrar a cierto castaño bebiendo leche de banana mientras miraba disociado a la nada.

—¿Y tú qué..?—inquirí realmente confundido.

Enseguida recibí la mirada perdida de Seungmin, quien inmediatamente llevó su dedo índice a los labios indicándome que guarde silencio.

—¿Qué sentido tiene la vida para tí?—expresó de la manera más extraña posible.

Ok. Anda en drogas.

—¿Fumaste algo?—pregunté.

—Nuestro tiempo en la Tierra es muy corto como para caer en vicios banales.—formuló, dándole un largo sorbo a su bebida.

Decidí no indagar más sobre su actual estado. Quizás trata de ocultar una enorme resaca o aquella fiesta estuvo lo suficientemente turbia como para volarle la cabeza.

—Hazte a un lado.—pedí al momento en que me acerqué al refrigerador para husmear por un producto que satisfaga mis gustos.

—¿Por qué en el universo todo tiene que permanecer en equilibrio?—preguntó algo decaído.

Enseguida lo miré interrogante, dejándole entender que no captaba por completo a lo que se refería.

—Un día eres feliz y al otro bebes el primer lácteo que se te cruce luego de recibir el regaño de tu vida y cumplir las primeras dos horas de tu castigo.—gimoteó dando los últimos sorbos al inexistente líquido en el pequeño pote.

Reprimí una risa y continué con mi búsqueda, mientras escuchaba de fondo sus quejas sobre la injusticia y sus derechos humanos, que el universo era cruel porque no sentía que recibía la misma cantidad de horas sombrías y coloridas.

Creí que yo cumplía el papel dramático. Ahora tengo competencia.

—Al diablo con el equilibrio.—declaré.—La estática está sobrevalorada. Fuerza igual a masa por aceleración, dinámica divertida.

—Jamás dudé de tus principios, sujeto sabio.—dijo haciendo un ademán de respeto.

—¿Quieres ir de compras?

Wish You Were [SKZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora