Capítulo 25

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Thea

Es un lunes tranquilo en la noche, mientras estoy detrás de la barra del club, secando todas las copas y vasos que se usaron el fin de semana. Mis demás compañeros se encuentran también acomodando las sillas, limpiando las mesas, reponiendo las bebidas, barriendo el suelo y juntando la basura. 

Este día, por más que abrimos de todos modos, suele ser el menos concurrido, ya que las personas suelen tomárselo para recuperarse de la resaca del fin de semana. Y es cuando aprovechamos a poner todo en orden nuevamente. 

Estoy tan concentrada pasándole un paño con alcohol a los vasos, y tarareando la música de fondo, que doy un brinco cuando oigo su voz, que pincha mi burbuja. 

- Hola Theo. 

Levanto mi cabeza y mis ojos se cruzan con los suyos. Tiene esa maldita sonrisa arrogante en el rostro, y me observa con esa mirada divertida. Como ya es innato en él, lleva uno de esos elegantes trajes, siempre impecable a pesar de que ya termino el día, y la gente normal ya lo tendría lleno de arrugas y con olor a traspiración. Pero no Declan, quien sigue oliendo a perfume y loción. 

- Vaya, voy a comenzar a sentirme especial que cada vez que te hablo das esos brinquitos. - comenta con ese tono de voz altanero. 

- ¿Qué haces aquí? - pregunto con brusquedad. 

- Salí de la oficina y se me ocurrió pasar por un trago. - responde sentándose en una de las banquetas. Gira su cabeza hacia atrás y echa un vistazo. - Esto está muerto. - menciona volviendo su mirada a mi. 

- Es lunes. 

- Precisamente. ¿Qué para los demás este no es un día de mierda? - dice. - Para mi siempre es el peor. 

- ¿Qué quieres, Declan? 

- ¿Cómo es que siquiera te pusieron a atender al público? A que de seguro no te hicieron una entrevista. 

- ¿Qué le sirvo para tomar, señor? - pregunto con fastidio, pero formando una sonrisa en mi rostro. 

- Mejor no sonrías, pareciera que me quieres clavar un picahielo en el ojo. 

- ¿Quién dijo que no quiero? 

- Si voy a morir, al menos primero déjame tomarme un ultimo vaso de whisky. 

- Qué rápido aceptas tú destino. 

- Cómo si pudiera escapar de ti, y lo que sea que quieras hacerme. 

No puedo evitar sonreír con satisfacción. - Bien dicho. - digo. - Es por lo que te daré un vaso del mejor whisky que tenemos. 

- Que sea en las rocas. 

- No, claro que no. - sentencio firme. - Debes probarlo puro, solo así lo disfrutaras como es debido. 

- Como tú ordenes. 

- Sabía decisión. 

Tomo uno de los vasos que ya limpie y me doy la vuelta para tomar la botella de whisky, que se encuentra casi llena porque es muy caro para que alguien quiere pagar por ella. Pero se que él no tiene inconveniente en hacerlo por uno de sus placeres. Mujeres y whisky. 

Deslizo el vaso, dejándolo frente suyo, junto con un pequeño cuento con maní. Me mira con una ceja levantada. 

- Lo siento, no tengo algo más fino como queso o chocolate. 

- Whisky con chocolate es buena combinación. 

- Lo sé. 

Me observa en silencio por un momento, que consigue inquietarme un poco, por la forma en la que lo hace. No se esa forma arrogante, sino como si quisiera meterse dentro de mi cabeza. 

Reina de AsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora