Capítulo 5 | Las mil entradas al tablero de juego

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El pasado no es real, sólo es la condena de lo que somos hoy.

Una mano helada sobre mi muslo hace que despierte, mientras que la voz de Taehyung llama mi nombre. Abro los ojos pero mis párpados vuelven a caer, el cuerpo entero grita dolor, mis músculos se tensan y abro los ojos de golpe cuando Taehyung aprieta mi rodilla, sintiendo una punzada terrible.

Todo el tráfico de hoy ya me estaba causando un efecto ensordecedor.

- Jie... Corazón - Vuelve a decir. Rasco mis ojos intentando espabilarme. Un largo bostezo abandona mis labios me envuelvo en un escalofrío, con la piel hecha de gallina. - No quería despertarte... Pero creo que deberías ver eso.

Noto el deje preocupación, aunque sigo desorientada aún tengo el control sobre mi cuerpo vago y estiro mi espalda, en la que puedo sentir y oír mis huesos crujir. Acostumbro mis ojos a la luz delante de ambos, renuente a la hinchada oscuridad de la fría noche y la humedad de la lluvia que comienza a tener notoriedad para mí.

Veo la carretera de piedra delante de nosotros, haciéndose menos extensa conforme avanzamos hacia las enormes rejas blancas que aguardan el perímetro residencial. Mis pies aún desnudos se retuercen complacidos de volver a casa, el lugar más seguro que podría tener ahora.

Heundae-Gu es mayormente conocido por el mar que se abre paso a la hermosa vista desde los apartamentos que rodeaban la costa en filas iguales y bien calculadas de posición. Miro las manos de Taehyung y sus dedos enroscados en el cuero negro nuevo del volante, sus ojos destellan a las luces que hay delante y unas que otras blancas que apuntan en nuestra dirección de cada lado de las ventanas.

Volteo a mi lado de la ventana y veo a una mujer con una cámara más grande que sus propias manos y brazos, de cabello negro sujeto en una coleta perfecta, apunta el tan conocido lente hacia nosotros, y antes que pudiese parpadear y caer en la situación el flash no pudo alcanzar a cegarme con el vidrio blindado del vehículo interpuesto, la luz es sólo un breve instante mientras que la multitud de personas se aglomeraban y se emocionaban cuando nos veían llegar, entonces es cuando comprendo lo que Tae quería mostrarme.

Observo a Tae con ojos exorbitantes, perdiendo todo rastro de sueño, mi cuerpo entero se tensa a la sola idea de que todas estas personas estén aguardando aquí en relación a las dudas que aún abundan en mi cabeza.

No quiero darme el numerito de ser el centro del universo, quiero pensar en que éstas personas esperan a alguien más, a alguien más valioso. Se me es difícil no relacionar lo que pasó hace tan sólo horas. Es como cuando comes el dulce que tanto te han dicho que no debes, y a la hora de que alguien se da cuenta de que ya no está, sientes que todos lo saben, todos pueden leerte e incluso ver atravez de ti la evidencia de ello.

Pero nadie puede, es una manera engañosa de verlo todo cuando sientes miedo de ser atrapado.

Aunque no tengo nada que ver en todo esto, será inevitable para la prensa fingir no saber que la hija de dos tipos lo suficientemente conocidos en el país haya sido hallada con las manos ensangrentadas en una escena del crimen.

Pero obstinadamente sigo preguntandomelo.

Nuevamente, la respuesta llega con el estallido de un flash y algunos otros estallando sobre nosotros. En el espejo puedo ver como Taehyung baja la velocidad mientras que nos separa unos dos metros de las rejas y la multitud de personas que se abalanzan sobre la camioneta, esperando conseguir una foto detrás del vidrio blindado que me protegía de las cámaras.

- ¿Qué es todo esto? ¿Qué hace toda esta gente aquí? - Inquiero, cuando el barullo se extiende y dificulta nuestra movilización.

A mi lado, Tae se encoge de hombros con una mueca en los labios.

Stalking; Jeon Jungkook & Kim Taehyung +¹8 [Reescribiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora