[HIATUS] Al filo del destino

Capitulo 1

La familia Yoshida era famosa en la villa de Kiyokawa debido a que preparaban a los futuros guerreros que servirían para defender las tierras de invasores, o en caso de algunos, ponerse al servicio de algún señor feudal. Un claro ejemplo del impecable entrenamiento era el hijo menor Yoshida Henkei; entre los habitantes lo apodaban "oni" debido a lo mortal que era en batalla, pero esto era equilibrado con su comportamiento tan correcto a pesar de sus cortos 15 años.

Sin embargo, para algunos lugareños no podían decir lo mismo de su primogénita, Yoshida Ren. Abiertamente decían que era un caos andante, que de no controlarse o que le pusieran un alto, en algún momento le provocaría deshonra a toda su familia. Y es que Ren se salía de lo tradicional desde el momento que le exigió a su padre que la entrenará como una guerrera al igual que el resto de sus subordinados.

El sueño de algunas jovencitas de la edad de Ren, 16 años, sería conseguir un buen marido, un proveedor que les ofreciera un techo seguro y una vida fuera de preocupaciones; sin embargo, Ren quería estar entre las filas de algún señor feudal, demostrar su valía como la guerrera que era. Era normal verla transitar las calles sin usar esos elegantes kimonos, si no, utilizaría usualmente hakamas pues estos mismos la hacía sentir cómoda. Los hermanos Yoshida eran polos totalmente opuestos, mientras Henkei era un guerrero arraigado en las tradiciones, Ren soñaba con ser un espíritu libre, poder forjar su camino sin que la gente la mirase de mal modo.

Podría decirse que la villa es un lugar tranquilo, pero como cualquier sitio, posee sus momentos donde algunos se creen con el derecho de aprovecharse de otros...

-¡Vámonos de aquí!-Gritaba uno de los 2 hombres que salían de un establecimiento con varias bolsas.

-¡Esto es pan comido!-Respondía su compañero al alejarse lo más rápido que podían en su carrera.

Conforme los ladrones corrían, empujaban a algunas personas que en vano intentaban ayudar, otras veces tiraban objetos de algunos puestos ambulantes para obstruir el paso de los guardias. Sus risas demostraban el descaro conforme avanzaban, pero este descuido y aires de grandeza les costaría caro, pues al estar atentos de que nadie los siguiera, no notaron que frente a ellos como unos barriles giraban estorbando en su camino, provocando que cayeran dando algunas vueltas en el suelo y soltando las bolsas que habían robado.

-No entiendo la necesidad de tomar lo que otros con esfuerzo obtuvieron... Carecen de honor-Mencionaba la figura masculina que se acercaba detrás de los ladrones a paso tranquilo-Buen trabajo, hermana.

-Te dije que funcionaría-Mencionaba una voz femenina que saldría del baldío por el cual habrían salido los barriles.

Ambos ladrones se levantarían apresurados dispuestos a atacarlos, uno de ellos, el de mayor tamaño, correría hacía Henkei quien desenvainaría su katana deteniendo el filo de su contrincante, sin embargo, el otro al ver a Ren de pie lista para pelear con una sonrisa en sus labios, simplemente comenzaría a reír y le dedicaría una mirada lasciva.

-No tenemos porque pelea muñequita, sería una lástima cortar ese bonito rostro tuyo.

Apenas las palabras del ladrón terminaban de sonar, Ren ya habría avanzado conforme lanzaba estocadas peligrosas, que apenas y el hombre lograba esquivar. A esta simple vista, se notaba la diferencia de pelea entre ambos hermanos, pues mientras Henkei realizaba los característicos movimientos de un guerrero samurái, Ren era más errática al atacar, pero igualmente de mortal.

Ambos hermanos se las arreglaban para provocar que ambos ladrones chocaran las espaldas y las puntas de las katanas apuntaran a su cuello, obligándolos a soltar sus armas, así como subir ambas manos en señal de rendimiento.

-Vamos a atarlos...-Ordenaba de inmediato Henkei al lanzarle una soga a su hermana quien lo atrapaba de manera fácil.

Al terminar de amarrar al ladrón con quien luchó, Ren le golpearía la boca del estómago obligándolo a caer de rodillas tratando de tomar el aire.