La vida corre como un auto sin frenos
Aprecia los momentos,
Decía mi madre
Recuerda sin miedo,
Aconsejo mi padre,
Pero que pasa si solo puedes recordar un dolor abismal que te carcome como el fuego funde al hierro, que te destruye como el sol a la piel.
Si quisiera seguiría, pero el dolor es muy fuerte y no hay una esperanza presente la cual me acoja como si de su propia alma tratase.
Esperando estoy y seguiré, mi reloj de arena va a la mitad y seguirá avanzando sin cesar hasta que el destino este marcado y yo me haya marchado.