"𝙄 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙮𝙤𝙪, 𝙄 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙞𝙣 𝙚𝙫𝙚𝙧𝙮 𝙪𝙣𝙞𝙫𝙚𝙧𝙨𝙚"
Recopilación de One-Shots creados en base (y como aporte) a la #BajiToraweek
11/07/22 - Age Gap
12/07/22 - Religious AU
13/07/22 - Enemies to Lovers
14/07/22 - Soulmates AU
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—Bien, abran su libro en la página 146 —ordenó el profesor, una vez todos los alumnos de su clase de primero de secundaria estuvieron sentados en sus respectivos asientos—. Hoy hablaremos sobre la acromatopsia ardorsica, algo de lo cual estoy seguro de que todos en esta sala padecemos.
Tomando una tiza y parándose al lado de la pizarra, el hombre preguntó: —¿Alguno me podría decir que es exactamente la acromatopsia ardorsica?
—Es lo que hace que no podamos ver colores —respondió una joven estudiante.
—Correcto, pero eso también es solo la acromatopsia normal —señaló el docente—. La diferencia entre la acromatopsia normal y la ardorsica, son sus remedios. ¿Cómo se remedia la ardorsica?
—Tocando a nuestra alma gemela —contestó otro de los alumnos.
—Eso si es que llegas a encontrarla —rio el hombre, dándole la espalda a los adolescentes para comenzar a escribir sobre la pizarra. —La acromatopsia de ardor es una condición congénita padecida por cerca del 99% de la población. Los efectos se basan en un daltonismo de tipo acromatópsico, cuyo único remedio es el contacto directo con la persona predestinada, popularmente conocida como "alma gemela". Su origen es incierto, pero existen teorías que indi-...
Kazutora suspiró, haciendo su mejor esfuerzo para no dormirse en media clase. No había materia que odiara más que Ciencias Naturales.
Su vista se posó en el grisáceo cielo que alcanzaba a ver a través de la ventana junto a su asiento. Una mano se aferró a su hombro, y de repente el gris claro del cielo se transformó en celeste.
Volteó su cabeza, encontrando al dueño del tacto en su hombro, su mejor amigo y compañero de clase: Keisuke Baji.
Su alma gemela.
—Esta clase está aburridísima —rio Keisuke, susurrando en su oído—. Deberíamos escaparnos.
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Kazutora Hanemiya nunca creyó en todo el cuento de las "almas gemelas", pues en su hogar solo había gritos y golpes, algo que escasearía en una casa con gente predestinada y que se amaba de verdad.
El día de su cumpleaños número 11 las peleas tampoco faltaron, de hecho, se despertó con una justo enfrente de su puerta. Hubo silencio y paz solo hasta que su padre se fue al trabajo, dejándolos solo a su madre y a él.
Su mamá no era mucho mejor, de hecho, era casi inexistente. Se la pasaba pegada a la computadora, trabajando, y alzaba la vista de la pantalla solo para contestar el teléfono o preparar la comida. Parecía que se le olvidaba el hecho de que era madre y tenía responsabilidades como tal.
Así que la única esperanza que le quedaba a Kazutora para tener un cumpleaños al menos decente, era pasar tiempo junto a sus amigos.
A tempranas horas de la tarde, se subió a la motocicleta de Junpeke, y partió junto a él y los demás hacia el Arcade. Había llevado dinero de sobra —robado— para pagar por los tiquetes de sus amigos, porque esa era la amistad, ¿No? Él les daba algo, y ellos le devolvían el favor con su compañía.