"𝙄 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙮𝙤𝙪, 𝙄 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙞𝙣 𝙚𝙫𝙚𝙧𝙮 𝙪𝙣𝙞𝙫𝙚𝙧𝙨𝙚"
Recopilación de One-Shots creados en base (y como aporte) a la #BajiToraweek
11/07/22 - Age Gap
12/07/22 - Religious AU
13/07/22 - Enemies to Lovers
14/07/22 - Soulmates AU
15...
Advertencias generales: Escenas de índole sexual/NSFW/+18, sacrilegio, homofobia.
Advertencias especificas: Para evitar meterles aquí una pared de texto gigante, decidí poner las advertencias especificas en los comentarios, así que lean el comentario, porfi.
Está obra no busca adoctrinar a favor ni en contra de ninguna religión. Toda acción mostrada en este texto es meramente ficticia y no debería, bajo ningún aspecto, ser replicada en la vida real.
Enjoy~
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El grito de terror puro que pegó su madre quedaría grabado en su mente hasta el final de los tiempos.
A lo mejor, se hubiera ahorrado tantos problemas si cierta señora supiera tocar la puta puerta antes de entrar a su habitación. Tal vez, de haber sido así, no hubiera encontrado la computadora portátil con un vídeo de porno gay reproduciéndose a pantalla completa... Ni a su hijo, masturbándose.
Lo único a lo que acató Kazutora fue a cerrar de golpe el dispositivo y cubrirse con las sábanas. —¡MAMÁ! —gritó, rojo de vergüenza.
La señora, aparte de ponerse a llorar, se dejó caer de rodillas sobre el suelo, uniendo sus manos en plegaria a Dios. —Pensé que te habíamos alejado del mal camino —sollozó, tomando en sus manos el dije con forma de cruz que colgaba de su cuello—. ¡Señor! ¿En qué he fallado?
Kazutora rodó los ojos, su congoja tornándose en irritación. "No otra vez..." pensó.
—Oh, y yo que creí que la gracia divina te salvaría de una vida de pecado y sufrimiento —continuó lloriqueando la mujer—. Incluso te llevamos a ese retiro espiritual...
"Terapia de conversión, queras decir"
—¡¿Qué mal estaré pagando?!
—¡Ya! ¡Ya cállate! —estalló Kazutora, aguantando las lágrimas acumulándose en sus ojos.
La mujer calló, observando boquiabierta a su hijo. Se levantó del suelo, acercándose hasta el chico, levantó su mano en el aire y con la palma abierta le pegó una cachetada.
Soltando un quejido lastimero, el ojiámbar llevó su mano hasta su mejilla, sobando la zona adolorida.
—No te atrevas a volver a levantarme la voz, Kazutora Hanemiya —sentenció su madre, escupiendo las palabras como si fueran veneno.
Cuarto Mandamiento: Honrarás a tu padre y a tu madre.
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