Contornos de medusas se dibujaron aquella tarde en el rojizo arenal de Velo Agüiño. Dispuestas por toda la extensión de la antaño concurrida playa de San Juan del Colmenar, medusas de todos tamaños se postraron impávidas frente al incesante oleaje de un mar ya cansado por los ilusorios años que había visto pasar.
Fuertes eran, de aquellas medusas, los sueños; y tantos eran sus tentáculos que poco bastaba para que alguanas se vieran entrelazadas y, dormidas como estaban, se hundieran en profundos limbos comunales. Hay quienes dicen que han de despertar de su letargo y, desbordando energía y podredumbre de las cosas olvidadas, se arrastraran al mar que las vio nacer aquella tarde, cuando en el rojizo arenal de Velo Agüiño se dibujaron contornos.
¿Verdad, madre?
"Sus febriles sueños nos concibieron. Fueron sus designios destino, sus agonías nos apagaban de a poco. De ellas somos hijos, y en sus lechos yaceremos. Hijos de medusas, pues, arrastren en la arena sus pesares."