Amargo » Park Jimin

6.

Habia anochecido hace ya una hora más o menos. Los grillos hacían que el lugar fuera menos silencioso. Suspiro mientras miro mi dedo índice, en donde el anillo de Jimin permanece.

Encontré el anillo, pero ¿quién iba a pensar que caería del acantilado?
Bufo mientras apoyo mi cabeza en la pared. Eres tan inteligente, Holly.

Me incorporo en mi lugar y miro el río. Es muy tarde para meterme al agua, además de que también hacía mucho frío y moriría congelada en el río. Mi vista va hacia arriba y observo el acantilado. Ya lo había intentado y por eso me había ganado más raspones a mi colección.

Suspiro mientras abrazo mis piernas y apoyo mi mentón en mis rodillas. Me pregunto si ya me habrán salido a buscar, me pregunto si alguien ya salió a buscarme... Jimin...

Y el recuerdo de él diciéndome, en otras palabras, "te odio" llega a mi mente.

-Él no llegará... -Murmuro para mi misma. Soy una estúpida.

Cuando lo recuerdo, solo hay amargos recuerdos. Muy amargos recuerdos. Y, aún en esta situación, no puedo dejar de pensar en Jimin. Fuí una completa estúpida...

-¡Holly!-Escucho la voz de Jimin y mis ojos se cierran.

-Estoy delirando, hasta escucho su voz.-Murmuro para mi misma, abrazandome más.

-¡¿Donde estás?!-Y vuelvo a escuchar su voz.

Mis ojos se abren. No... No puede ser...

-¡Jimin!-Grito lo más alto que puedo, y luego una luz aparece desde arriba.

Levanto la vista y veo su rostro con el ceño fruncido, preocupado. Me alejo de alli y luego él se desliza por el acantilado y llega a mi lado, frente a mi. Me había sacado el anillo, y ahora estaba entre mis dedos índice y pulgar frente a él.

-Verás, el anillo estaba por... -Sus manos agarran mis brazos, pegandolos más a mi cuerpo. Su cabeza esta hacia abajo y su respiración era violenta.

-Gracias a Dios que estás bien... -Dice con la respiración agitada. Mis ojos estaban abiertos, aunque luego estos se cristalizan. Mire sus brazos, llenos de heridas por haber bajado por el acantilado. Vino por mi.

-Yo... -Mis ojos se cierran y la primera lágrima cae.

¿Como fuí capaz de decir eso?

-Odio a los mentirosos.-Habia dicho con una sonrisa.

Las palabras que Yuri me había dicho cuando estaba haciendo el curry.

-No lo sabrás si solo dices que es imposible y lo evitas.

Mis ojos llorosos se abren y ven el cabello castaño de Jimin.

¿Como fuí capaz de decirle algo como eso aquel día?

-Te quiero, Jimin.-Mi voz sale rota por el nudo en mi garganta. Su cabeza se levanta, y sus ojos castaños me observan sorprendidos.

Me di cuenta de que lo quiero. Extrañaba las sonrisas que me brindaba cuando estábamos juntos, y que nunca pude olvidar. Extrañaba sus malos chistes que a la vez me hacían reír. Lo extrañaba, demasiado. Y por más que intentara olvidarlo, no podría hacerlo.

-No...-Murmura.

-De verdad... -Murmuro también, y luego mi cabeza se encuentra entre su hombro y su cuello. Jimin me había abrazado.

-Demonios... -Murmura contra mi cuello. -siento que voy a llorar.-Dice acompañado de una pequeña risa. Se aleja de mi, aunque su rostro queda cerca del mio.-Dilo otra vez.-Pide.

-No, decirlo otra vez es... -Mi rostro estaba rojo hasta explotar.

-Por favor... -Murmura, acercando su rostro más al mio. Mis mejillas las sentía rojas hasta explotar. Tener su rostro a centímetros del mio me ponía nerviosa.

El sonido de su teléfono hace que ambos nos sobresaltemos y nos alejemos rápidamente el uno del otro. Jimin toma su teléfono y contesta.

-Ah, ¿Yuri?... Si, ya la encontré... Estamos bajo el acantilado del lugar en donde almorzamos.-Responde y luego de algunos segundos, corta la llamada.

De seguro, mi rostro estaba hecho un verdadero tomate.

-La ayuda ya llegará.-Avisa Jimin, acercandose a mí. Asiento y luego un silencio nos invade.

Su rostro estaba mirando el piso al igual que el mío. Voltee a verlo, y su rostro gritaba decepción por todos lados.

-¿Sabes? Hay algo que siempre he querido preguntarte. -Le digo mientras observo el rio frente a nosotros.

-Claro, ¿que es?-Noto su mirada sobre mi.
-¿Por qué fingiste ser Jin todo ese tiempo?-Pregunte mirandolo, y él voltea a ver el rio.

-Cuando nos conocimos, dijiste que odiabas a alguien llamado Jimin.-Dice con las mejillas rojas.

Entonces, este amor no solo es amargo...

Comienzo a reir y él voltea rápidamente a verme, aún con sus tiernas mejillas rojas.

-¡¿De que te ríes?!-Exclama avergonzado.

No, no solo es amargo...