Capitulo I

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―¿En serio? ¿Quieres hacerme esto ahora? ―Jungkook sacó su camioneta fuera de la carretera en la estación de servicio―. Y pensar que estaba a punto de darte un baño cuando llegáramos a casa. ―Se las arregló para parar justo en frente de la puerta de la bahía del mecánico. Al menos algo iba bien para él. Gracias a Dios que la camioneta no se había detenido a una milla en la carretera nacional vacía.

Jungkook empujó la cosa en el estacionamiento, salió y cerró dando un portazo. Él normalmente no trataría a su bebé de esa manera, pero estaba enojado.

No había nadie a la vista, ni un solo cliente. Miró alrededor del lugar, preguntándose dónde estaba el propietario. El edificio blanco y azul era como un centinela silencioso, ya que estaba allí bajo el sol caliente del verano.

―Jeon ―Stork dijo mientras salía de la tienda, limpiándose las manos con un trapo. El hombre estaba en los finales de los sesenta y era flaco como un látigo. La gran brecha entre los dientes frontales siempre lo hacía sonar con un ligero silbido cuando hablaba―. ¿Cuál es el problema?

―Solo se apagó. ―Jungkook se quitó el Stetson negro y se pasó la mano por la cabeza―. No lo entiendo. La camioneta está casi nueva.

Metiendo el trapo en su bolsillo trasero, Stork señaló a la puerta del conductor. ―Levanta el capó y déjame verla.

Jungkook sería el primero en admitir que no sabía nada de mecánica. Esa era la especialidad de Jimin. Normalmente tendría a su amigo mirando su camioneta, pero debido a que no estaba con él, él no tenía más remedio que dejar que Stork se encargara del problema.

Después de destrabar el capó, caminó hacia el frente y se quedó junto a Stork, inseguro de lo que estaba viendo. Era sólo un gran pedazo de maquinaria para él. El mecánico jugueteó alrededor, maldijo un par de veces, y luego dio una palmada con las manos mientras las limpiaba.

―Necesita un nuevo alternador.

―¿Un qué? ¿Tienes uno de esos por ahí en alguna parte?

―Tengo toda una tienda de ellos.

―¿Los tienes?

―No ―Stork dijo sin expresión―. Voy a tener que pedirlo para ti.

El anciano dejó caer el capó y cabeceó hacia la tienda de su estación.

―¿Por qué no consigues un poco de aire fresco dentro mientras yo averiguo cuánto tiempo va a tardar en llegar tu pieza.

El impulso de patear su camioneta de mierda era fuerte. No tenía tiempo para esto. Jimin estaba esperando los suministros que tenía en la caja de su camioneta. Pero ¿qué iba a hacer, caminar con toda la mierda a la casa?

Poniéndose el sombrero en su cabeza, se dirigió adentro. Era pleno verano y el índice de calor era bastante más de un centenar. No había ni siquiera una brisa para compensar el aire húmedo.

En el momento en que entró en la tienda, estaba sudando como un loco. Le tomó un momento para que el aire acondicionado refrescara su piel caliente. Mientras buscaba en el refrigerador algo frío para beber, notó un olor peculiar.

Era como galletas dulces, como la miel y fresas, todo en uno.

Sabía a ciencia cierta que el viejo no tenía una pastelería aquí. Demonios, la mayoría de los pasteles estaban más allá de su fecha de vencimiento y envueltos en plástico.

Pero el olor se hizo más fuerte, instándolo a averiguar de dónde venía. Olfateó a lo largo de los estantes, arrugando la nariz al pasar el aceite del motor. Su sentido del olfato era más fuerte que el de un humano. Al ser un shifter oso, Jungkook era malditamente bueno en encontrar los dulces.

Honeyheart🍯 - KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora