Capitulo II

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―Yo no acepté que te quedes aquí, para que pudieras dejarme en ridículo ―dijo Stork mientras apagaba el motor. Jin sólo pudo asentir a su tío. No era como si tuviera una opción en el asunto. Si no fuera por Stork, Jin y su hijo, Soobin, estarían desamparados en este momento.

Después de su fiasco con Chanyeol, Jin no tuvo más remedio que dejar la ciudad. Su exnovio había sido un chiflado y parte de Jin temía que no había visto lo último de él. Hacia el final de su relación, Chanyeol se había vuelto posesivo. El comportamiento no sólo había alarmado a Jin, sino que había temido por su hijo. Chan no había sido la mejor influencia en la vida de Soobin. A él no le importaba nada el niño de dos años . Tristemente, Stork había sido la única opción. No tenía otro pariente vivo además de este bastardo maleducado, pero Stork estaba más preocupado por su reputación que de realmente ayudar a Jin.

―Entiendo.

―¿Lo haces? ―Preguntó Stork, con la mandíbula apretada―. No me di cuenta por la forma en que te comías con los ojos a Jeon en el restaurante. Ya es bastante malo que seas gay. No frotes este hecho en mi cara.

Jin no estaba a punto de sentarse allí y escuchar otro sermón interminable. Desde que llegó al Condado Oso, Stork había hablado sin cesar sobre lo depravados que eran los homosexuales. Su tío incluso había ido tan lejos como para sugerir un asesoramiento, así Jin podría "curarse".

Era un imbécil. Lástima que no hubiera una cura para la estúpida forma de pensar de Stork. Entendía que algunos viejos estaban establecidos en sus formas y en ocasiones se comportaban de la manera en que fueron criados. No había excusa para el odio de Stork por los hombres gay. El tipo era sólo un pedazo desagradable y Jin deseaba por dios tener otras opciones.

Metió la mano en la parte de atrás y sacó a Soobin de su asiento de auto. El niño estaba profundamente dormido, una pequeña línea de baba colgaba de su boca. Él sonrió mientras su corazón se hinchó. Soobin era todo su mundo, amaba al niño más que a su propia vida.

Odiaba que él y su hijo estuvieran atrapados en esta situación. Cuando había decidido convertirse en padre, tener que humillarse ante su tío no había estado en su futuro inmediato.

Acunando al pequeño por encima del hombro, Jin entró en el remolque de doble ancho y dos dormitorios. El lugar era una caja caliente y no era bueno para el asma de Soobin. Incluso cuando Jin abría las ventanas, el pequeño aún sudaba hasta por los codos. No se atrevía a abrir las ventanas hasta que era indispensable, nadie en el Cielo del Remolque de Lamont lo hacía. La tasa de criminalidad era alarmante.

Stork encendió uno de sus Marlboro y sopló el humo cerca de Soobin. Jin quería golpear al hombre hasta que Stork fuera una masa sanguinolenta. Pero había aprendido que cualquier protesta de la manera en que Stork dirigía las cosas conseguiría que lo echara. La noche en que Jin había protestado por primera vez, él y su tío habían discutido, y Stork casi los había rechazado a la calle.

―Me dirijo a casa de Earlene. En caso de que estés confundido, ella es una chica. Limpia este lugar antes de que yo vuelva. ―Stork agarró un paquete de seis cervezas de la nevera y se dirigió hacia el exterior.

Jin se dejó caer en el sofá destartalado. Estaba agradecido de que él y su hijo tuvieran un lugar para quedarse, pero estaba empezando a preguntarse si el infierno hubiera sido una mejor opción.

Después de desnudar a Soobin hasta su pañal de entrenamiento, Jin maniobró el lamentable ventilador hacia su hijo, esperando que la cosa lo refrescara . Era dudoso sin embargo. Le faltaba una hoja y la única velocidad en la que trabajaba era baja. Cepilló el pelo rubio de Soobin de su carita y lamentó que las cosas se hubieran ido a la mierda.

Honeyheart🍯 - KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora