El día.

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Desperté con pereza, como siempre, claro. Hice toda mi aburrida rutina en la mañana de cepillar mi cabello, alizar este, desayunar, lavar mis dientes e irme, agh, cuanto me aburre lo mismo; pero qué más da.

El día pasó tranquilo, al decir tranquilo me refiero a que fue todo como siempre, tan sólo que ese día sentía de vez en cuando una mirada sobre mi, rápidamente miraba y era ella, a quien hoy debía besar, me miraba de reojo avergonzada, buscando ver qué pasaba si me detenía a mirarla bajo su consentimiento la observé durante un rato, logrando cohibirla, ella me vio por unos segundos que para mi parecieron pocos, pero fueron recompensados al ver como cubría su rostro con ambas manos lo cual causó en mi una sonrisa bastante adorable.

El día había pasado y ya era tarde, hora de salir para ser exacta, casi lo olvido, debía cobrar mi regalo. Lo recordé a lo que escuché el timbre, por lo que guardé mis cosas con calma esperando los demás se fueran, viendo de reojo ella se despedía de sus amigas no pude evitar sonreír con algo de picardía. Ya con mis cosas listas caminé a ella haciendo una seña la cual ella comprendió comenzando a caminar en silencio, fue así hasta que estuvimos fuera del colegio.

—Esto es incómodo... —Comentó ella mordiendo su labio.

—Tranquila... Ah ¿Podemos ir a tu casa? Es que en el colegio era algo raro —Pregunté con inocencia, aunque ni si quiera yo me creyera eso.

Ella asintió y comenzamos a caminar hacia su casa, claro, íbamos por el camino menos concurrido. Al entrar a una calle más concurrida vemos van pasando por al frente las amigas de ella, a lo que se coloca bastante nerviosa. Detuvimos el paso un poco, para que avanzaran sin darse cuenta de nuestra presencia lo cual fusionó. De la nada, me dio por preguntar qué sentía ella al estar con la chica que me había contado le gustó y por aquello supo era bisexual, aquella chica era la amiga de ella, Gisell.

—Es... No lo sé, extraño —Me respondió mientras caminábamos ya con normalidad pues ellas iban lejos. Asintiendo con mi cabeza comenzamos luego a hablar de la chica que le había gustado y la relación con su novio, era algo para no ir en silencio que debo admitir si fue incómodo.

Una vez llegamos a la esquina de su casa nos detuvimos, ella miró su casa y luego me miró a mi mordiendo su labio.

—Creo que está mi hermano...

¿Enserio quieres cobrar el regalo? —Me preguntó algo avergonzada a lo cual asentí con firmeza.

—Si, lo quiero... ¿Y si...? Ah, no, va a sonar muy pervertido —Respondí al analizar lo que estaba pensando, a lo que llamó la atención de ella de inmediato.

—Dime...

—Iba a decir si es que... Mejor pasamos a tu pieza, ahí cierras la puerta o no sé —Respondí algo avergonzada, haciendo una mueca con mis labios, esperaba un no instantáneo pero no fue así.

—Bueno, vamos.

A lo que me respondió, caminamos a su casa en donde abrió la reja, haciéndose a un lado me dejó pasar, entrando esperé abriera la puerta lo cual hizo haciéndome entrar, me dediqué a mirar la decoración mientras ella cerraba. Una vez la tuve a mi lado volví a mirarla, a lo que ella hizo una seña para que la siguiera, fue ahí cuando me llevó a su habitación en donde cada una dejó sus cosas por distintos lados. El ambiente era algo tenso, se notaba ambas estábamos nerviosas, ella colocó música mientras yo me dedicaba a ver un par de peluches botados en el suelo, tomando uno de estos se lo lancé en la cara, quizá para jugar un poco, ella lo tomó y lo arrojó hacia mi de vuelta a lo cual no atinó, sin tener tiempo para tomar el peluche ya lejos, tomé el otro y se lo lancé acercándome para no fallar como ella, causando cayera sobre la cama. Para mi sorpresa, ella esquivó el ataque, me miró unos segundos al estar sobre la cama y de la nada se lanzó sobre mi, yo quedé de lado en la cama y ella con su cabeza sobre mi pecho con los pies hacia la cabecera del mueble.

—Ah... No sé, pero me dieron ganas de hacer eso —Explicó el porqué se lanzó sobre mi, yo me afirmé de un brazo como almohada para verla mientras pasaba mi otra mano por su cabello murmurando.

—Descuida.

Ella levantó su mirada y nos quedamos mirando, estábamos cerca, muy cerca.

—¿Aún quieres tu regalo? —Preguntó recordando la razón de todo aquello, a lo que yo asentí con mi cabeza sonriendo con brevedad. Ella mordió de su labio y se acercó mientras yo lo hacía también hasta sentir el toque de nuestros labios, fue un toque tímido, pero luego ambas a la par abrimos nuestros labios, sintiendo como sacaba su lengua sin dudarlo rocé la con la mía, empezando un beso más apasionado, cada vez más. De la nada nos devorábamos las bocas sin piedad, ella subió su mano para tomar mi cabeza y presionar de esta a sus labios, era demasiado, mi respiración ya era un lío por lo que preferí separarme, ella le imitó sentándose sobre la cama. La quedé mirando, tenía un sonrojo bastante leve y adorable, nuevamente me acerqué a sus labios, volviendo a juntar estos en un beso al cual ella correspondió gustosa. Nuevamente era un beso apasionado, quizás más candente que el anterior, la abracé de la cintura mientras ella rodeaba mi cabeza, nos inclinamos hacia el respaldo de la cama quedando así yo sobre su cuerpo. Rozábamos nuestras lenguas mientras yo acariciaba de su cintura, nos separábamos apenas para respirar, ambas respiraciones ya eran bastante aceleradas. Me separé y la vi, llevaba el cierre del buzo bajo por lo que dejaba ver su cuello, ida en el deseo mutuo, me lancé a devorar su cuello a besos, a lo que ella comenzó a gemir, rápidamente las ganas de seguir me ganaron, mordí su cuello y absorbí este con fuerza, dejando marcas rojas, no medía la fuerza pues más que nada estaba concentrada en sus reacciones tan deliciosamente sensuales.

Ella tomó mi cabello y jaló de este para que me alejara ya de su cuello, quizás la estaba torturando; rápidamente me besó mientras yo intentando acomodar mi pierna entre las de ellas presionaba de esta justo sobre su sexo a lo cual ella gimió sobre mis labios. Mordí su belfo inferior acomodando mis piernas entre las de ella, hice presión con mi pelvis, de mi pierna no tenía tanto control pero de mi pelvis si por lo que comencé a moverla, a lo que ella comenzó a gemir más en alto hasta que me detuve.

—N-no...no me gusta hacer esos sonidos...mgh~ —Me comentó a lo que yo sonreí volviendo a hacer presión, ella se estremeció y agarró firme mi espalda.

—¿Cuales? —Pregunté con falsa inocencia a la vez que bajaba mis manos por su espalda hasta llegar a su trasero el cual agarré primero sobre la ropa.

—E-eso...¡Esos! Mh~ —Intentó responder mientras colaba de mi mano bajo su ropa apretando aún más fuerte su trasero a lo cual prácticamente gritó. La besé de inmediato, nuevamente un beso lujurioso, nos besamos hasta quedar sin aliento, luego nos sepamos para respirar y me quedé mirándola en silencio.

—No sé... Como te veré mañana. —Comentó ella de la nada, lo cual me hizo reír bajo, la besé con suavidad y me levanté sabiendo ya era algo tarde.

—Ya me debo ir... —Expliqué mientras buscaba mis cosas, colocándome estas mientras ella se levantaba aún buscando recuperar el aliento lo cual me hizo reír entre dientes. Salimos de la casa y ella abrió la reja, nos despedimos como si nada y me fui, tomando mi móvil en el colectivo seguimos hablando como si nada, respondiendo también unos cuantos mensajes más que había dejado sin responder, por andar haciendo travesuras. Al llegar a casa todo normal, mi mamá no sospechó ni nada, entré a mi habitación hablando con mi gatita por chat, de la nada me da por enviarle un vídeo el cual gravé sin ver en donde enfocaba la cámara, esta enfocaba mis labios los cuales no había notado pero estaban rojos e hinchados por los besos. Intenté ignorar aquello y simplemente lo envíe, ella no lo notó hasta el día siguiendo el cual según ella se sentía extraña, ella realmente tenía un sexto sentido escalofriante cuando yo hago algo. Insistió hasta que le conté, se enfadó claro, pero sabiendo la podía recuperar me puse a "portarme bien" para ella, haciendo mis días normales luego de todo aquello aunque claro, las mirada con la Caro eran inevitables, era como si se cruzaran por obra del destino. Nos pasábamos hablando por chat, hasta que salió el tema de una prueba, de química el día lunes, me gusta esa materia. Ella no entendía a lo que le ofrecí ayuda, ella la aceptó y nos pusimos de acuerdo para que yo fuera a enseñarle el Martes, ya que durante la semana se sabía no habrían clases gracias a unas pronosticadas lluvias. Sin pensarlo mucho, tratando de no pensar en mi gatita esperé el sábado haciendo cada día lo más normal posible, intentando no tomarle atención a las evidentes ganas que sentía por dentro por volver a estar con la chica que hace no mucho me comía a besos.

La amante. | [Yuri hard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora