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«Después de tanto tiempo»

Varias personas habían quedado exhaustas después de la gran batalla en contra de Doflamingo y el era una de ellas

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Varias personas habían quedado exhaustas después de la gran batalla en contra de Doflamingo y el era una de ellas.

Movió un poco su hombro tratando de acomodar mejor la cabeza de la persona dormida a su lado, se tenso cuando la vio removerse y pensó que la había despertado de su gran sueño.

Suspiro cuando ella nada más se acurrucó más hacia el, miro hacia adelante encontrándose con la mirada gélida de cierto espadachín, decidió no tomarle importancia y paso su vista por toda la cabaña.

Un capitán cabeza hueca comiendo sin parar a pesar de estar completamente dormido, un espadachín malhumorado con mirada filosa, una pelinegra sonriendo a todo mundo, un Cyborg en ropa interior sin hacer absolutamente nada y un Narizón atragantandose con la comida.

Escucho el penetrante gritó de lucha del chico de paja mientras lanzaba un puñetazo hacia el francotirador, quién termino noqueado en el piso.

Por un pedazo de carne.

Si.

Era muy agobiante tener que soportar a los escandalosos Mugiwaras.

Pero debía admitir que ese raro rastro de luz que apenas le quedaba en su corazón se había acrecentado poco a poco gracias a ellos.

Su gran coraza de cristal se rompía poco a poco, la oscuridad que lo envolvía ya no estaba tan presente y eso le agradaba. Sus deseos de venganza después de 13 años por fin pudieron dar frutos, si bien hubo muchos problemas, supieron cómo resolverlos.

Sus ojos se dirigieron de nuevo hacia la mesa llena de comida donde se encontraba el pequeño monito y pensó que todo era gracias al el, y sus Nakamas por supuesto.

Su cuello se sentía menos tenso a comparación de cuando llegaron a la isla, cerro los ojos un poco sonriendo hacia su derecha, de dónde provenía ese sutil pero muy agradable olor a canela.

Se acurrucó un poco más contra la pared de madera poniendo la pequeña cabeza de la pelinegra sobre su pecho mientras hundía su nariz en su nuca.

Se relajo lo mas que pudo tratando de calmar su acelerado corazón.

Eso hasta que escucho un gritó muy pero muy escandaloso que lo hizo fruncir el entre cejo, la puerta se abrió abruptamente dejando entrar a un tipo de pelo verde mientras lo veía llorar patéticamente al ver a los problemáticos Mugiwaras.

Chasqueo la lengua mientras movía sutilmente el hombro de la mujer recargada a su lado, sus ojos grises se enfocaron en los negros somnolientos de ella mientras la miraba neutral, sin ninguna expresión en su rostro.

«ONE-SHOTS» | Trafalgar Law X Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora