Continente JingLong

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Una basta tierra llena de valles, lagos, bosques, montañas, volcanes, esto es el Continente JingLong. Un maravilloso lugar donde puedes crecer de manera espiritual, cultivando a grados inimaginables, alargando la vida y obteniendo honor.

El Continente posee más de una raza viviendo en sus tierras: Los Renlei, la raza más debil pero de las más abundantes. Los demonios, poderosos, pero que son incapaces de ser la raza dominante. Los devoradores de carne, seres con forma animal o humana que, como su nombre lo indica, se alimentan de carne para avanzar en sus cultivos. Las bestias, seres que jamás se inmiscuyen en asuntos de otras razas.

Por último, pero no menos importante; Los Espíritus.

Seres impresionantes, hermosos, poderosos y capaces de reinar sobre las demás razas. Y entre ellos existen sus propios Clanes: El Clan de los Espíritus de Madera, el Clan de los Espíritus de Agua, el Clan de los Espíritus de Metal, El clan de los Espíritus de Fuego y el Clan de los Espíritus de Tierra.

Cada uno posee su propio gobernante, el Espíritu Mayor, también llamados Monarcas, que regulan la energía espiritual de su elemento en el mundo.

Estos Espíritus Mayores rigen los conocidos Cinco Clanes de los Cinco Monarcas Elementales.

¿Cómo llegaron los espíritus a ser los gobernantes del Continente?

Esa pregunta se responde fácil.

Fueron los primeros en poblar el Continente, naciendo de la energía pura de su elemento. Los primeros Espíritus nacieron del elemento que regían; Los espíritus de fuego nacieron de la lava, los de tierra nacieron de la arena y los campos fértiles, los de metal nacían de las minas, los de madera nacían de los bosques y los de agua de los lagos, mares, ríos, océanos y cascadas.

Poderosos y únicos, era la descripción que les enseñarían a las generaciones futuras.

Las demás razas nacieron luego de ellos, siendo los Renlei(1) los últimos en aparecer: débiles de corazón y mente, con una apariencia común y de vidas extremadamente cortas, incluso si cultivaban por gracia de un Espíritu.

(1) Renlei significa humano, por lo que los Renlei son obviamente la raza humana.

Los Renlei también eran la raza más conflictiva, matándose entre sí, negándose a una convivencia armónica como las demás razas. Parecían vivir aplastando malezas secas y aplastando madera podrida, quizá por ello no vivían vidas tan largas como se esperaría de cualquiera.

La Gracia de un Espíritu, llamado así a la única manera en que un Renlei pudiera cultivar el Qi y convertirlo en su poder, era pidiendolo a los Espíritus.

Y sería una suerte si se conseguía que un Espíritu menor aceptará brindar el poder para cultivar.

Las Gracias de los Espíritus se concebían de tres maneras, las bajas, medias y altas. De acuerdo a la misma categoría de los Espíritus, los espíritus de bajo rango no tenían una forma más que la de una pequeña luz del color de su elemento. Los de medio rango podían tomar utilizaban su elemento para convertirse en una forma humanoide sin carne ni huesos.

Y los de alto rango tenían una forma humana completa, de carne y hueso, sangraban de igual manera, pero su dominio sobre el elemento era mayor, las Gracias de estos Espíritus traían distintas ventajas.

Muchos Renlei e incluso miembros de otras razas se preguntaban.

Si los beneficios de las Gracias de los Espíritus de Alto Rango ya eran envidiables por quienes las tenían; ¿Cómo sería obtener la Gracia de un Espíritu Mayor? Obtener la Gracia de uno de los Cinco Monarcas de uno de los Cinco Clanes, debía de ser totalmente excepcional, aquel que la obtuviera sería inigualable bajo el cielo.

La diferencia entre las Gracias era tan diferente como el cielo y la tierra.

Pero las Gracias más comunes eran las de Espíritus de bajo rango, las de mediano les seguían de cerca y las menos comunes eran las de alto rango.  No existía ninguna persona que hubiera obtenido alguna vez una Gracia de un Monarca y nadie creía que esto sucediera nunca.

—¿Alguna otra pregunta mi amigo desconocido?— Hubo una voz suave pero firme.

—¿Conseguir una Gracia es tan difícil?— Respondió el mencionado.

—Normalmente lo sería, la edad más optima para obtenerla es en la niñez o juventud, dónde aún no has trazado un camino para tí y puedes cultivar de manera adecuada— Fue la respuesta.

—Entiendo...— Jiang QingJun asintio, comprendiendo esto último dicho.

Había despertado poco después de haber sentido el escozor en su mejilla, la cual resultaba haber sido proporcionada por aquel hombre cuyo rostro era cubierto por un sombrero con un velo. Una vez despierto, le contó cómo lo encontró tirado en el suelo de una casa, llevándolo a su carreta para comprobar que no estuviera preocupado por un cadáver.

—A todo esto... ¿Cuál es tu nombre?— Jiang QingJun cuestionó, percatandose de que había preguntado a aquel desconocido todo sobre el lugar donde se encontraban, excepto por lo más básico.

—¿Mi nombre?— Hubo un deje de confusión en su voz. —Taoning... ¿Qué hay del tuyo?—

Momento de silenció.

QingJun, se mantuvo pensante durante un soplo de viento. Había despertado en un mundo extraño, aturdido por la bofetada de una persona extraña.

¿Debería darle su nombre real? Bien, el había nacido con un nombre del mundo donde venía, pero en ese mundo ni siquiera sabía el nombre del cuerpo que había tomado.

Después de deliberarlo, decidió darle el único nombre al que respondía y respondería.

—QingJun, Jiang QingJun—

La tragedia hace la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora