1. Hellfire Club

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-¿Un club de rol?- pregunté extrañada.

-Sip. Dragones y mazmorras- me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.-. ¿Qué te parece, eh? ¡A que es original! Tendré mi propio club de rol.

-¿Pero eso no es para críos?- rectifiqué nada más ver su sonrisa desaparecer.- Quiero decir... Es un juego de fantasía,¿no? Los adolescentes de esta ciudad no lo entienden y tal...

-Lo sé, por eso mismo lo hago, para los marginados y los frikis apartados de la sociedad- dijo poniéndose una mano en la frente dramáticamente.

-Mira Eddie, hagas lo que hagas, yo te voy a apoyar, ¿vale? Así que, si quieres montar un club de rol, móntalo, o si quieres buscar la Atlántida, adelante, que yo voy detrás con lo necesario- le sonreí y vi cómo la mirada se le iluminaba al escucharme.-. Bueno, ¿Cómo lo quieres llamar?

-Hellfire club- dijo al instante.-. Lo tengo pensado desde el colegio. Qué, ¿te gusta?

Eddie siempre tuvo una gran imaginación, jugábamos a D&M todos los veranos en el sótano de mi casa con algunos amigos nuestros, hasta que fuimos creciendo y la gente dejó de jugar y nos fuimos quedando solos.

Yo he estado con él desde siempre. Lo quiero como a nadie, a pesar de sus estupideces y locuras, no me he largado como los demás. Y, claramente, no iba a hacerlo en esta ocasión.

-Me encanta. Jamás se me hubiera ocurrido, sinceramente.- exclamé riendo.

-Eso es porque tú eres la lista y yo... Bueno, yo soy el amigo ido de la cabeza- ambos reímos sonoramente.-. Entonces, ¿me vas a ayudar de verás?

-¡Claro que sí, gótico!- le solté, e inmediatamente me arrepentí por su expresión juguetona.

Dios, cómo lo disfrutará...

-¿Qué? ¿Algún problema?

-¿Yoooo? ¿Problemas? Pero como piensas eso de mí Wheeler, me has roto el alma- dijo, y se tiró al suelo como si de un muerto de tratara.

-Oh, por favor. Como si tú nunca me hubieses puesto nombres raros.- encaré una ceja mientras se levantaba perezosamente y se sacudía la chaqueta negra de cuero que tan bien le quedaba... O sea, sí. La chaqueta, ajam.

Me sonrojé al instante, y Eddie no lo pasó por alto el muy capullo.

-T/n sonrojada, madre mía, ¿que te ha pasado por la cabeza para que ocurra tal catastrofe?- atacó con una sonrisa pícara.

-¿A mí? Nada...- dije lo primero que se me vino a la cabeza- es que se me ha ocurrido que para tu Club podríamos hacer unas camisetas superguapas con un logotipo.- solté con la sonrisa más falsa del mundo.

-¡QUÉ BUENA IDEA! Qué haría sin ti, por favor- contestó, y me plantó un beso sonoro en la mejilla que me provocó un cosquilleo en la parte baja de mi abdomen.

¿Aquí que está pasando?

-Pues aburrirte lo primero, jaja...

Pasamos toda la tarde creando un logotipo para el Club, el tiempo se pasó tan rápido que, de un momento para otro estaba llamando a mi madre para avisarla de que dormiría en casa de Eddie.

-...entonces sí puedo?

-t/n, sabes que sí, dale un beso a Eddie de mi parte y, por favor, no llegues tarde al instituto mañana.

-Valeeeee, te quiero, muak muak, adiós.

Y le colgué tras escuchar su despedida.

-¡Pelis de miedo, allá vamos!

-Tomaaaaaaaaa.- dijo cuando le confirmé que sí podía.- ¿qué decía tu madre?- me preguntó con una sonrisa mientras buscaba el cartucho de la peli que veríamos.

-Ah, nada lo típico, que no llegáramos tarde mañana y que te diera un beso de su parte.

-Oh.

Un segundo más tarde estaba a centímetros de mí.

-¡COÑO! Eddie, maldito capullo, te voy a matar.- ensanchó la sonrisa aún más, subiendo y bajando las cejas.- ¿Qué?

-¿Dónde está ese beso?

Crazy TrainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora