Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 0

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Es importante saber cuando es momento de detenerse, pero en otras ocasiones es mejor correr y no voltear a atrás.

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Se dice que en alguna parte del basto mundo, a los confines del oceano donde los rayos no alcanzan a llegar, existe un tesoro inigualable, único. Quién lo posea será el hombre más poderoso.

El capitán, pirata KiWan ha sido el único hombre que ha visto la belleza de todo ese oro por el cual también murió, su avaricia lo enloqueció orillando lo a callar la ubicación y a acabar con la vida de toda su tripulación.

Todas las naciones cuando se enteraron de esto mandaron a miles de sus hombres con embarcaciones que zarparon al inmenso mar buscando con lo poco que se sabía del lugar la manera de dar con esa enorme fortuna.

Nadie lo encontró. Muchos murieron tratando de cruzar los límites, la mayoría ya no volvió y los pocos que pudieron regresar con el tiempo enloquecieron por lo poco que vivieron. Por lo que vieron.

Pero no todo estaba perdido, pues antes de ser traicionado el capitán dejó un mapa, el mismo que por algún motivo se rompió en dos partes y terminó perdido, con el tiempo también en el olvido.

Pero son nuevos tiempos, generaciones más fuertes y no se sabe que pueda pasar en el futuro.

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El Presente...

Es complicado empezar, pero mucho más difícil terminar. Era una experiencia que la verdad él no apreciaba, no le gustaban los cambios, siempre traían malos ratos la mayor parte de las veces. Él preferiría mantenerse atado a la vieja rutina pues era complicado acoplarse a algo nuevo cada día.

Pero JungKook nunca podía, por más que intentaba. Todo era muy diferente cada día para él, a veces, simplemente sentía miedo por comenzar un nuevo día, no quería ver que infortunios le esperaban fuera de su pequeño bote.

Pero Jeon tenía que sobrevivir, para ello debía ir al pueblo y buscar algo que le haga ganar al menos unas cuantas monedas de oro al día, así como si tuviera un trabajo.

Se levantó de su camarote, al menos así como él le decía y de un mueble que tenía a un lado de su hamaca levantó un espejo que tenía sobrepuesto y junto con un bote de agua empezó a bañarse.

Cuando terminó se cambió de ropa y se amarró un paliacate en la cabeza, de un salto salió del pequeño barco que aún resistía amarrado a una roca de ese lado de la bahía, era de sorprenderse pues sólo era una pequeña caparazón, menos que una carcasa, era tan viejo pero agradecía que aún flotara y estuviera en pie.

Era su hogar, era lo único que a JungKook le quedaba.

Tantos años y aún le era imposible repararlo. Apenas y podía subsistir, era imposible para él invertir en ese momento, pero lo haría y con esa fuerza de voluntad se fue caminando por la costa hasta llegar al muelle, donde en algún descuido que tuvieran los pescadores, Jk robaría unos cuántos pescados para guardarlos en un costal de tela que siempre llevaba con él.

Pero siempre debía tener cuidado, pues siempre que se daban cuenta de su presencia, siempre lo amotinaban entre varios y en muchas ocasiones no salía ileso y tampoco lograba llevarse el pescado.

Trataba de pasar desapercibido entre las enormes redes con la mercancía escondiéndose detrás de ellas. El truco de todo esto era ser rápido. JungKook ya sabía, se detuvo e hizo un agujero en una de ellas para que cayera el pescado dentro de su costal, pero esté se llenó rápido y por estar alerta no se dió cuenta que de un momento a otro fue demasiado, tanto que cayeron algunos al suelo.

Lost Island ❫ JinKook 𓂃 ִֶָ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora