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AVISO: ESTE CONTENIDO TIENE TEMAS SENSIBLES, ALGUNOS COMO ABUSO SEXUAL, ASESINATO O ABUSO INFANTIL.

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Se podría decir fácilmente que las cosas no son como queremos. Las frases emotivas que dicen que dejes atrás aquello que quisiste y lo superes solo son tonterías, solo son idioteces sacadas de otros idiotas; eso es lo que piensa Hirai Momo. Si quieres algo solo consiguelo, lucha por él y ya. La fragancia que sientes aunque no haya nada que oler, la frescura que te invade aunque no haya viento ni temperatura baja, lo caliente que estás por dentro y no hay nada realmente normal que lo cause. Vivir en calles no es realmente bonito. Estar corriendo mientras perros te corretean o hombres tratan de abusar de ti, no es bonito. Saltar por techos en busca de donde dormir tampoco lo es. Pero para obvia japonesa es emocionante. Podríamos decir que es rara, idiota, estupida, loca, o cualquier cosa, pero ella solamente es peculiar, según lo es. Las emociones que satisfacen su cuerpo cada que su corazón acelerado es tan feliz como para sentirlo casi salir de su pecho, incluso imagina eso y casi siente su cuerpo explotar. Sentir emoción es algo que a todos nos gusta, ¿no?, es algo muy lindo y pues... emocionante, es a veces inexplicable también. ¿Felicidad? Díganme si alguna vez han visto a alguien que no busque felicidad, tal vez la busque para sí mismo o para los demás, o incluso para su mascota. Momo no busca felicidad. Momo busca emoción. Momo busca exploración. Momo busca acelerar su corazón hasta que esté explote y pueda ver con sus propios ojos su pecho estallando. Momo busca algo que todavía no sabe muy bien qué es, pero ahora desolada no tiene mucho ánimo de encontrarlo o pensar.

Vagando encontrando un callejon sin salida, obscuro y putrefacto con olor a puros animales muertos. Ratas, ratones, bichos, mapaches, zarigüeyas; el callejón es tan grande que abarca todos esos animales muertos y la mayoría cerca de un contenedor de basura, probablemente queriendo algo de comer y siendo asesinados por las estupidas personas que no les dejaron el deseo de vivir. Sí, probablemente tengan enfermedades, rabia, muerdan, rasguñen, pero solo querían vivir. Querían comer algo para seguir con lo que muchos desean quedarse y otros desean zafarse. Momo entró en el callejón, caminando a paso lento pero firme sin ninguna pizca de duda aunque pueda mirar gusanos comiéndose los restos de una rata muerta. Sin importarle el olor, los gérmenes, la suciedad excesiva y ninguna otra cosa, se sentó al lado de la ratita muerta. Momo no había entrado sin nada, entraba comiendo una pequeña hamburguesa que una amable señora le compró cuando pasó por un puesto de hamburguesas nocturno. Comió de su hamburguesa, con sus ojos dilatados puestos en la rata putrefacta. No sabía por qué sus ojos se dilatan, no sabía por qué se volvían negros, pero tampoco tenía mente para pensarlo en un momento así.

Miró por más momentos el cuerpecito lleno de gusanos blancos que comían lo que quedaba de la pobre rata que murió hambrienta. Otro mordisco. Recorrió todo el cuerpo muerto verificando que sí, estaba muerta..., obviamente, pero Momo está cansada. Otro mordisco. Con un mano tomó su hamburguesa y la guió a su boca para morderla de nuevo, la otra mano se estiró lentamente en dirección a ese cuerpo putrefacto para solo con su dedo índice, moverlo un centímetro y cachito. Los gusanos blanquiscos se alborotan por todo el cuerpo, queriendo inútilmente de hacer lo que sea para que no quiten de su deliciosa comida. Bon appetit, pensó Momo chocando su dedo índice con la cola de la rata. En momentos los gusanos se calmaron y Momo miró a ellos, los observó con curiosidad, si ella fuera uno ya hubiera muerto porque sería tan tonta que preferiría quedarse quieta que arrastrarse, o quien sabe, tal vez y sea la más energética. Está cansada y su mente vaga por pensamientos locos.

Miró su hamburguesa de nuevo. Quedaba un pedacito, el cual hizo gruñir a su estómago. Su cuerpo pedía más, su estómago gritaba que se lo comiera y calmara su hambre, pero Momo no hizo caso y tomó el pedazo con ambas manos para acomodarlo encima del cuerpecito podrido. Gusanos empezaron a abordarlo contaminando con sus horrible presencias encima de el pobre pedazo de hamburguesa que tenía que irse al estómago de Momo. Hirai se sentó bien un poco lejos y miró arriba, unos gatos peleando, o tal vez teniendo sexo pero parece ser igual, así que los miró un rato más hasta que se aburrió. Miró sus pies e intentó tentarlos aún sentada, no podía moverse mucho por el poco ejercicio que había hecho. Su cuerpo es casi siempre entumecido y por lo tanto, no logra tocar ni con las yemas de sus dedos la yemas de los dedos de sus pies.

EMOCIÓN ☢︎︎ MIMO / G!P / OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora