Rusia tras una ruptura queda como el único soltero en su grupo de amigos, a pesar de los esfuerzos de ellos no logran dar con las expectativas a la chica que el ruso quiere para él llegando a ser burla que mejor considere a un chico.
Un día tras una...
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Por un largo pasillo a penas iluminado se escuchaban los ecos de tacones, a paso lento se dirigía a una zona en específico. Aquella persona sonrió al estar frente a la puerta metálica de su destino, frotó sus manos con ansias e indicó a su acompañante abrir.
Dentro habían un sin número de habitaciones, la iluminación cambió siendo más brillante y pulcra, pero aún así la atmósfera se sentía fría y pesada. Entre más se adentraba más sonreía pues miraba cual niño en una juguetería encantada por cada ventanilla de las habitaciones.
–¿Es la 1810? — preguntó a su acompañante, este portaba un uniforme oscuro y su rostro era cubierto por una tela azul. Asintió a su cuestionamiento guiándole hasta el número de habitación que dijo. —Tanto tiempo guardado, y ahora, finalmente puedo jugar con él — un escalofrío trepó por su espalda — bendito sea nuestro nuevo socio...
Aceleró su paso dejando atrás al guía, este no mostró ningún signo de queja, solo vio como la persona buscaba incesante el número. Los pasillos se tornaban más fríos en iluminación e incluso se notaba un poco más descuidado el ambiente.
–¡te encontré! — gritó mirando el número pintado en rojo sobre la puerta.
–Permítame... señorita Suiza — el guía tomó el mazo de llaves de su cintura, buscó una peculiar forma espiral y ante la ansiosa mirada de la mujer abrió la puerta. Un sonido agudo recibió a ambos al interior de la habitación.
Dentro solo había una cama, en esta se hallaba un cuerpo cubierto solo por una manta grisácea y conectado a diversos monitores y sondas, sus ojos estaban vendados, su boca amordazada y sus manos y pies estaban encadenados. Ambos entraron mirando su condición, Suiza miró el monitor que indicaba un pulso tenue, denotando que estaba inconsciente. Acercó entonces su mano al rostro de la persona notando como se aceleraba el pulso en el monitor.
–Sigue con vida — sonrió — Es increíble, honestamente no esperaba que siguiera luchando después de tantos años – sin más retiró la manta dejando el cuerpo desnudo a la vista, su acompañante apretó sus muñecas detrás de sí mientras la mujer abría con sorpresa –¿Cuándo fue la última vez que lo pidieron? — preguntó más para ella, aquel cuerpo tenía una leve cicatriz en su vientre lo que captó su atención, el acompañante resopló en silencio y contestó aunque la pregunta no le era dirigida.
–No tengo un número exacto, la última vez que se abrió este cuarto fue hace aproximadamente cuatro meses y creo que fue porque solicitaron su limpieza.
–Solo limpieza... um.. — observó por completo el cuerpo, luego sacó de su bata un papel y lo entregó a su acompañante, tomó entonces el mentón y lo levantó levemente — buen perfil — recorrió con sus manos sus brazos y torso — sus clavículas tienen un buen realce y posición, su masa muscular encaja con la descripción aunque creo que las flotantes están demás, podríamos también...