14.

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Una semana más paso, de nuevo las noches se resumieron en besos desesperados, toques y algunas veces la mano o boca del otro estimulando la intimidad del contrario, y al final, algunas veces me quede mientras nuestras respiraciones volvían a la normalidad, algunas veces hablamos acerca del día del otro, la verdad eran conversaciones y preguntas sin rumbo alguno, hasta que me iba.

Hoy es una día de esos, es viernes en la madrugada, estamos acostados en la cama, uno junto al otro, acabe de recibir un oral y no me puedo sentir más magnifico.

Cuando en medio del silencio se me viene a la cabeza una escena de un libro de romance en el que la novia busca desesperadamente por todo el pueblo un buen regalo de cumpleaños para su esposo, así que ahora, por añguna extraña razón, siento la necesidad de saber cuando es el cumpleaños años de mi supervisor.

-¿Cuando cumples años? -Le pregunte de la nada sin siquiera haber planeado que aquello saliera de mi boca y casi de inmediato recibo una mirada extrañada y una ceja arqueada de su parte.

- El 31 de octubre- Me responde con una sonrisa, dejando de lado la anterior expresión. - ¿Y tú? ¿Cuándo cumples años? -Me pregunta devuelta ahora acariciando uno de mis mechones de pelo con cariño.

-El 14 de diciembre... - Conteste con una leve sonrisita a su pregunta, para luego ver como se levantaba y besaba mi cabeza. Que repentino...

-Debes irte, ya es demasiado tarde y mañana es día de clase, no quiero que estés cansado. - Menciono ofreciéndome su mano para levantarme.

Luego de aquello volví a mi correspondiente cama, cambie mis ropas y dormí.

                                                                ☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

-Sol Occidens tenebrasque prius quam me Circe tenebat, Sedere a comitibus, ipsaque sedere mihi, Quaerebam quid eveniret mihi; et nunciavi ei iussu suo. Tunc dixit mihi haec verba... -Relató el profesor Michaelis, hoy nos esta leyendo la odisea, caminando por los diferentes lados del salón, entonces, siento un deja vú cuando se acerca a mi y me deja una nota doblada en mi escritorio, dirigiéndome la misma mirada que aquella vez ¿Se te hizo costumbre mandarme noticas cuando puedes durante las clases?

Después de un rato termino la clase, dejo todas mis cosas a su lugar y me dirijo a la habitación de Clayton a hacer mis debidos deberes del día.

"Te espero en mi dormitorio a las 10 pm. No demores, es momento de enseñarte algo más hoy."  Con ansias, Sebastian Michaelis.

¿Por qué tan temprano? ¿Qué razón te ha impulsado a simplemente llamarme dos horas más temprano de lo habitual? Me cuestione extrañado e intrigado, para luego finalmente entrar a la habitación.
                                                            ☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Ya son las diez de la noche, por ende me encuentro en su puerta, en un par de minutos abre la puerta y me recibe como de costumbre, solo que esta vez no soltó mi mano, me llevo hasta el borde de su cama. - Y... ¿Cuál es la lección del día de hoy profesor Michaelis? -Pregunto con una sonrisita sentado en la cama.

-Es una muy importante, y como es la primera... necesita tiempo. - Me contesto con una sonrisa, sentándose a mi lado. ¿Primera lección? No tiene sentido.

- Oh... Ya veo, entonces, por favor enséñeme profesor Michaelis. -Suplique de forma falsa, para luego ser tomado por la nuca y sentir sus labios conta los míos.

El beso empezó suave y tranquilo, pero al pasar los minutos empezó a ser algo desesperado, el siguiente beso fue teniendo cierta intrusa en mi boca y al romper este yo aproveche, me quite mis zapatos y mi saco y me acomode en su regazo, sosteniéndome de sus hombros, volviendo a besarle; sus manos se posicionaron en mi cintura, acariciando por la zona.

Sin darme cuenta me encontraba acostado en el colchón, mi cuello y  hombros eran atacados por la boca de mi maestro.  -Ponte en cuatro. - Me ordeno de forma tan excitante... Pero ¿En cuatro?

Unos pocos segundos después recordé como era aquella posición, Sebastian me había enseñado de esta hace unos días, era una pose sexual... Entonces acate a su orden, y me puse en tal vergonzosa posición, esperando a sus acciones.

Mis pantalones fueron desabrochados, cayendo hasta mis rodillas, entonces gire lo que podía mi cabeza para mirarle, al verme él tomo mi mandíbula para que mirase al frente y se apoyo en mi espalda, luego soltó mi mentón y bajo su mano hasta el nudo de mi corbata, el cual empezó a quitar.

-Si no te gusta algo, solo dilo. - Aviso en mi oído, antes de separarse y bajar mi pantalón.

Senti un escalofrío y minutos después pude sentir uno de sus dedos algo húmedecidos recorrer y luego hacer presión en mi entrada, hasta finalmente meterlo con lentitud y paciencia, provocandome un quejido de dolor y un sonrojo; el mientras tanto movía su dedo y besaba mi espalda con cariño.

Cuando ya me estaba acostumbrando metió un segundo dedo, moviendo sus dedos en forma de tijera a lo que yo pegué un brinco y aprete las sábanas, y al final, metió un tercero, provocando que me encogiera en mi lugar y soltase un vergonzoso y agudo sonido. Acto seguido el embistió, como buscando algo a la vez que desabotonaba mi camisa; cuando estaba a punto de liberarme el saco sus largos dedos, dejándome con una sensación extraña.

-Ya puedes girarte. -Como respuesta a aquello me gire y me recosté en la cama, sintiéndome verdaderamente extraño. - ¿Estás bien? -Me preguntó limpiándose los dedos con un pañuelo.

-No en realidad... -Me miro de inmediato preocupado. -Porque soy el único que está desnudo. -Complete la frase con una sonrisa, observando como le tomaba de sorpresa y se reincorporaba dando una sonrisa.

-Puedo arreglar eso. -Contestó y comenzó a quitarse su clásico uniforme, prenda tras prenda en frente de mí; yo por mi parte siento como si me fuese a desmayar, y si bien ya he visto su miembro y piernas, jamás le vi completamente desnudo.

Es tan caliente...

Al tenerle así luego de unos momentos reaccionó, quitandome el restante de prendas y acostandome. - ¿Hay algo más que quiera enseñarme profesor Michaelis? - Le pregunto desde allí, él ríe y asiente.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Se bien que la preparación que he escrito no es la adecuada en la vida real, pero, estamos hablando de finales de siglo XIX donde ni siquiera existía el condon, así que ellos se las arreglan con lo que tienen.

VetitiumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora