Dawson

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El silencio hizo mecha en el ambiente después del susto que se me escapó de los labios, roto segundos después por una risa lejana y un susurro en mis oídos.

- Shhh… no digas nada.

La voz de aquella persona detrás de mí, su mano posicionada sobre mi boca y rodeando mi cintura con el otro brazo. Te encontré, había dicho aquello antes de agarrarme e impedirme el habla. Mi pecho se agitaba tan fuerte que temía que en cualquier momento se me saliera el corazón, porque cuando volteé había pensado que ya había perdido, y después de todo me tocaría ser la presa esta vez.

Pero ahora cualquier lugar parecía mejor que las manos del sociópata que me ha seguido hasta aquí, incluso en los brazos de aquel desconocido.
Poco a poco fue alejando su mano de mis labios, separándose con sus brazos cayendo a cada lado de su cuerpo alto, alcé la vista cuando se posicionó frente a mí, encontrándome con un par de ojos ámbar.

Tragué saliva.

- Te voy a ayudar.- me susurró, firme y con el entrecejo fruncido.

La risa amarga de mi acosador se empezaba a escuchar cada vez más cerca, había oído mi grito, sabía dónde estaba. Rápidamente volví mis ojos a aquellos orbes dorados y les pedí clemencia con la mirada, no te vayas.

Y no se fue.

- Como siempre, tienes que venir a joderme los planes.

Tener su voz desde cerca me causó espasmos esta vez, porque sé que él me conoce, más allá de lo que se chismorrea por el pueblo, después de hacerme recordar a mi padre…

Se colocó unos pocos metros frente a nosotros, recostado de lado en la pared y con sus brazos cruzados sobre su pecho, el cuello estaba levemente cortado por el filo de mi cuchillo, la sangre había dejado de brotar de a poco, a él no le importaba ni le dolía ahora. Su mirada se volvió fría, aburrida, e iba dirigida al desconocido a mi lado. Incluso pude palpar la tensión a través del nerviosismo que me recorría desde la punta de los pies hasta la punta de los dedos, yo me volví transparente cuando por unos segundos sólo se miraron entre ellos.

Se conocían, y ese simple hecho me hizo desconfiar de la otra persona.

¿Y si estoy entre dos sociópatas?

Yo estoy jodida de todos modos.

- Dame mi puto cuchillo.- no sé de donde saqué la valentía para decirle eso pero, por muy nerviosa que me ponga, no voy a dejar que note que me intimida. No, no voy a dejar que me intimide, y ahora mismo mi cabeza maquina demasiadas preguntas:

¿Desde cuándo viene vigilándome?

¿Conocía a mi padre?

¿Estuvo en su funeral? Porque vi muchas personas desconocidas enfundadas en trajes negros ese día, pero estaba muy ocupada con las lágrimas.

¿Qué quiere de mí?

¿Cómo jodidos sabe mi nombre?

¿Quién es él de verdad? Porque perturba no saber nada de él y que él sepa tanto de mí.

¿Y quién es el otro?

¿Se conocen? Parece que sí, su contacto visual lo dice todo.

¿Pero de dónde habrá salido ese tipo?

¿Cómo me encontró?

¿Cuándo llegó si el lugar estaba prácticamente desolado?

El revoleteo de unas alas me guio hacia un halcón, descansando en lo alto del restaurante, mirándonos con atención. Fruncí el ceño y al volver la vista abajo me topé con los ojos marrones. Una sonrisa tiró de una esquina de sus labios. Mi pecho volvió a acelerarse.

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2022 ⏰

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