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El fuerte olor a perfume de su hermana le picó en la nariz. Sentado en uno de los sofás individuales de la sala, bajo el cálido resplandor anaranjado de una lámpara, Do Kyungsoo cerró el libro que había estado leyendo durante toda la tarde, «El resplandor de Stephen King», y se dispuso a dejar el lugar para trasladarse a su habitación. No podía esperar a saber qué respondería la madre de Danny cuando le contara acerca de la mujer muerta que vio en la bañera de la habitación 217 del Hotel Overlook.

No alcanzó a despegar el trasero del asiento cuando escuchó que su nombre se coló en la conversación entre su hermana y su madre. Hasta ese momento había ignorado de forma consciente lo que decían, más ocupado en la lectura que en cualquier otra cosa, pero de repente le surgió el interés y permaneció quieto. Su hermana estaba vestida para salir, enfundada en pantalones con un diseño extravagante y colorido, ajustados de arriba y holgados debajo de las rodillas, que combinó con un top corto y un llamativo collar. Su maquillaje también estaba especialmente bonito esa noche.

—¿Yo qué?

—Yuqi quiere salir a bailar —su madre respondió con un tono exagerado, probablemente porque ya había dicho que no y a pesar de eso su hermana continuaba insistiendo—. Le dije que puede ir, pero solo si tú la acompañas.

Yuqi se volteó hacia él, con una expresión esperanzada, pero la ignoró y sacudió la cabeza. Pasar el fin de semana en la comodidad del hogar no parecía ser el plan favorito para los jóvenes, pero lo era para él. Además, era menor que su hermana por tres años y le resultaba extraño tener que vigilarla. Sabía que Yuqi tenía problemas con el consumo de alcohol y que cuando se embriagaba era difícil de manejar, por lo tanto, era capaz de entender la preocupación de sus padres. Aun así, se negó.

—No tengo ganas de salir.

Yuqi hizo una mueca, resopló y continuó suplicando.

—Mamá, por favor —Lucía realmente desesperada, pero la mujer, que se pasaba los dedos por el cabello con indiferencia, ni se inmutó—. No haré nada loco, lo prometo, ni siquiera beberé. No es como si fuera a salir con algún chico. Iré con mis amigos, también estará Jongin.

Debía reconocer la inteligencia de su hermana. Jongin era muy querido por su madre y su sola mención casi terminó por convencerla, o por lo menos aumentaba las probabilidades de obtener el permiso. Su madre ladeó la cabeza considerando si se lo permitiría o no.

Pero no era la única cuya opinión cambió.

Cuando escuchó ese nombre, Kyungsoo se olvidó del libro que tenía en el regazo, lo colocó sobre la mesita de centro y se paró.

—Mis ojos están algo cansados por la lectura —dijo, intentando parecer despreocupado—. Supongo que salir esta noche no sería tan malo.

Yuqi aplaudió dos veces, rebotó con alegría y sonrió brillantemente. Finalmente, su madre suspiró y accedió.

—Vayan, pero no se lleven el auto si piensan beber —les advirtió con voz severa—. No hagan ruido al volver, su padre ha estado trabajando hasta tarde y no quiero que lo despierten. Y ponte algo encima, niña, hace frío.

—Gracias —Yuqi se inclinó para darle un sonoro beso en la mejilla a la mujer antes de correr por su bolso—. Kyungsoo, vamos, se hace tarde.

—Aguarda, debo cambiarme.

Yuqi se quedó en el recibidor para esperarlo y él subió a su habitación. Se paseó delante del armario, caminando de un extremo al otro. Tenía tanta ropa que, si se ponía a buscar minuciosamente, tardaría como mínimo un par de horas. Después de sopesarlo, optó por un atuendo que ya había usado en otra ocasión, de ese modo no demoraría en buscar algo que combinara bien.

Al anochecer / KaiSoo Fest: Retro LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora