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Kyungsoo despertó temprano a la mañana siguiente. Como las cortinas estaban corridas hacia los lados, el sol veraniego penetraba en la habitación y la luz comenzó a molestarle. La cabeza le punzaba levemente y sintió que tenía la boca seca, de modo que ya no pudo volver a dormir, además de que percibió un agradable aroma a comida que llegó desde abajo. Motivado por la idea de comer sopa caliente para la resaca, abandonó la comodidad de su cama y bajó al primer piso. A medida que se acercaba con pasos perezosos a la cocina, oyó voces mezcladas con algunas risas. No le sorprendió ver que Jongin se había levantado antes. En ese momento se encontraba ayudando a su madre a llevar los platos del desayuno.

—Buenos días —dijo al tiempo que se acercaba para tomar algunos platos y trasladarlos hasta la mesa.

—Buenos días, Kyungsoo. Vayan al comedor, enseguida los alcanzo —respondió su madre y continuó removiendo algo dentro de una olla.

Jongin le sonrió y caminó a su lado.

—Pensé que despertarías más tarde —susurró al sentarse a su lado. Kyungsoo se dejó caer contra el respaldo, sintiéndose derrotado—. No eres bueno con el alcohol.

—Lo sé, me duele la cabeza, pero ya no podía seguir durmiendo.

Con las cejas arrugadas en un gesto de preocupación, Jongin se estiró para alcanzar la jarra con agua que reposaba en el centro de la mesa y sirvió un vaso que luego colocó delante de él. Kyungsoo le dio una sonrisa de agradecimiento y tomó el vaso con ambas manos. Recordó entonces aquellas veces en las que su padre se tenía que desvelar por trabajo y su madre le preparaba una taza de café, y cuando su madre enfermaba y su padre le servía té con miel. Era un detalle casual, tal vez hasta insignificante para algunos, pero él lo sentía muy familiar y conmovedor.

—¿Quieres una pastilla? Puedo conseguirte algo para el dolor.

—No es necesario, me sentiré mucho mejor después de comer.

Jongin le acercó los diferentes platillos para que pudiera servirse. Incluso tomó un poco de kimchi con sus palillos y lo acercó a sus labios para darle de comer en la boca, pero pareció arrepentirse cuando escucharon pasos provenientes de la cocina. Unos segundos después su madre apareció con otros platos.

—¿Yuqi no se ha levantado? —preguntó tras colocar los platos sobre la mesa. Se sentó frente a ellos y se dispuso a comer—. Debe de haber bebido mucho. Esa chica es un dolor de cabeza, tendré que hablar con Jungsoo.

Kyungsoo hizo una mueca, pensando en que hablar con su padre no serviría de mucho porque solía ser muy suave y permisivo con ellos, mas no refutó. Su madre y Jongin comenzaron una nueva conversación en torno a la familia del chico y Kyungsoo dejó de prestarles atención. Se fijó en la suave y cálida luz que entraba por la ventana. Era un bonito día para dar un paseo, aunque descartó la idea rápidamente. Deseaba salir con Jongin, pero jamás salían solos de día y seguramente Yuqi demoraría en despertar.

Se encontraba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de que había dejado de comer, sino hasta que Jongin le puso una mano sobre la rodilla. Detuvo las divagaciones para concentrarse en terminar su desayuno. Sintiéndose un poco audaz, puso la mano encima de la de Jongin y entrelazó sus dedos. Vio de reojo que Jongin sonreía y ambos siguieron comiendo con tranquilidad, como si no estuviesen tomándose de las manos bajo la mesa, a escondidas de su madre.

Las mariposas revoloteando en su estómago se convertían en un tornado cuando estaban en situaciones como esa. Quizá también el hecho de hacerlo todo en secreto contribuía a la emoción.

Una vez que los platos estuvieron casi vacíos, su madre se levantó para lavar los trastes y aunque Jongin se ofreció a ayudarla, ella se negó de manera rotunda.

Al anochecer / KaiSoo Fest: Retro LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora