Capítulo VI

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El sol iluminaba la planta baja de la casa, debajo de un campamento improvisado se encontraban tres chicas profundamente dormidas.
Juliana yacía en los brazos de Valentina, mientras Isabella dormía tapada hasta la cabeza dentro del sleeping bag.
La primera en despertar fue la morena, que con su reloj biológico programado para madrugar, le era inevitable incluso en fines de semana. Trató de hacer el menor ruido posible, disfrutó un momento de la paz y calor que le daban los brazos de Valentina mientras echaba un ojo al pequeño bulto que estaba al lado de ellas; ambas ojiazules seguían profundamente dormidas.

Juliana decidió que aprovecharía ese tiempo para preparar el desayuno mientras dejaba que sus chicas durmieran plácidamente.
Se safó lentamente de los brazos de Valentina, dejando en su lugar una almohada a la que la castaña se aferró con todas sus fuerzas provocando una pequeña risita en Juliana.
Después de un rato ya tenía preparados hotcakes, papas hashbrown, tocino, un bowl con coctel de frutas y jugo de naranja; había pasado casi una hora y las ojiazules seguían sin dar señales de vida, así que decidió que era momento de ir a despertarlas.

Al llegar a la sala/campamento, se encontró con una de las escenas más conmovedoras que ha visto entre Valentina e Isabella; la pequeña yacía en los brazos de su tía V que la abrazaba sumamente protectora mientras los pequeños bracitos la cubrían por la cintura, Juliana no dudó en capturar la imagen, sabía que la relación entre ambas ojiazules era de mucho amor, después de todo, todos aquí sabemos lo que representó Isabella en la vida de Val.
Se acercó poco a poco a la ojiazul mayor, dejándole besitos por todo su rostro hasta susurrarle en el oído.

– Despierta, dormilona – dijo mientras seguía dejando besitos por su rostro –Vamos, ya está el desayuno, mi amor.

– Mmh...– Respondió Valentina, abrazando más fuerte a Isa y tapándose con la cobija, provocando la risa en Juliana.

– Val... mi amor, hora de despertar, anda – comentó Juliana mientras la buscaba por debajo de la cobija, evitando mover a Isabella para que no despertara de forma tan brusca; después de varios intentos, se escuchó una voz adormilada.

– Tía Juli, ¿no te parece muy temprano para estar despierta? – Dijo concluyendo con un bostezo.

– Buenos días, mi corazón, son las 9:30am, es la hora perfecta para desayunar...– Dijo sonriendo mientras acariciaba los cabellos de la pequeña.

– ¿Qué hiciste de desayunar, tía Juli?

Juliana le compartió todo el menú y le dio mucha simpatía cuando escuchó las tripitas de Isa rugir.

– ¿Ves? Ya tienes hambre, anda, vamos a comer – Juliana ya había notado que Valentina se estaba haciendo la dormida, por lo que agregó en un susurro –Y si tu tía V no llega a tiempo, te puedes comer su parte de tocino y hashbrown.

– ¿Tocino y hashbrown? – Contestó Valentina levantándose de golpe, lo que provocó que se enredara en las cobijas y cayera nuevamente al piso, afortunadamente sobre el colchón. Isabella y Juliana estallaron en carcajadas mientras veían como la ojiazul batallaba para ponerse de pie.

– ¿Ves, Isa? Esa técnica nunca falla – le dijo Juliana mientras le guiñaba el ojo – Debo decirte que tu tía V nunca, nunca, nunca comparte su tocino ni su hashbrown.
La pequeña abrió su boca en una gran O mientras Valentina solamente rodaba los ojos.

– Hola, mi amor – dijo la ojiazul mientras se paraba a dejarle un beso en los labios a la morena.

– Hola, mi cielo. ¿Cómo durmieron?

– Perfectamente, no estuvo tan mal – respondió la ojiazul mayor.

– Muy bien, tía Juli, en realidad el sleeping bag está rico para dormir; aunque su colchón está mejor.

Mi hogar para siempre | Juliantina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora