❤️ EL HILO ROJO DEL DESTINO 🤞🏼 SANDYXLEON 🔥

Prólogo

Todo está destinado.

Era destino que tus padres se conocieran para darte vida, así como era destino que tus dos pares de abuelos se conocieran para darles vida a tu madre y padre, y así sucesivamente con tu dinastía.
Antes de hablar de las increíbles casualidades que tiene la vida para colocarnos en el tiempo y lugar exactos para conocer a nuestra alma gemela, igual hablaremos sobre las increíbles casualidades que tuvieron las personas que se unieron para darnos vida: los padres.
¿Y por qué hablaremos de ellos? Bueno, para mostrar que, precisamente, el destino es una maravillosa coincidencia.

¿Estás listo? Esto empieza ahora.

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NUEVA DELHI, INDIA
11 de mayo de 1992

-¡Ya nació! ¡Es una hermosa niña! -fueron las palabras de una mujer, quien salía del cuarto en donde se realizó el parto.
-¡Una niña más en la familia Kumar! -mencionó alegre otra mujer, saliendo igual del cuarto del parto.
-¿Una niña...? -habló el padre de ella cabizbajo, quien tenía la ilusión de tener un varón.

-¿Cómo se llamará la pequeña? -preguntó otra de las mujeres que estaban en la sala.
El joven padre volteó a ver su altar, lleno de imágenes y estatuillas de deidades.
-Tara. -dijo él.
Los hinduistas consideran que Tārā Devī concede sabiduría, protección y sanación a quienes le rinden culto.
En idioma sánscrito, tārā significa 'estrella'.

Esto ocurrió en un país del oriente. Ahora, vayamos al occidente y cinco años antes...

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ONTARIO, CANADÁ
8 de julio de 1987

-Padre, sí llegó... -mencionó un joven hombre al abrir la puerta de su casa y encontrar a su papá frente a él.
-¡Por supuesto que iba a llegar! Tengo que conocer a mi primer nieto. Dime, ¿en dónde está? -habló el enérgico hombre de voz grave.
-E-en el cuarto... -contestó el más joven.
El otro hombre, quien ya era de edad avanzada, se acercó al cuarto que su hijo le señaló, viendo a su nuera acostada en una cama con un bebé envuelto en una gruesa tela azul.

-Buenas tardes, señor. -saludó su joven nuera.
El hombre sonrió como saludo y se acercó a conocer a su nieto recién nacido, viéndolo de lejos.
-¿Ya pensaron un nombre? -preguntó el mayor.
El joven y su linda esposa se vieron y asintieron con la cabeza.
-¿Y bien? ¿Cómo se llamará? -preguntó el padre del muchacho.
-Bo. -contestó el padre del bebé.
Ese era el nombre del hombre mayor.

Aún falta por conocer sobre un hombre (padre de Sandy) y una mujer más (madre de Leon), pero ellos se involucrarán más adelante...

Mientras tanto, sigamos...

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NUEVA DELHI, INDIA

Nacida en una familia numerosa y de fieles creyentes de la religión hinduísta, Tara tenía una vida humilde, pero sin faltarle nada.
-¡Shiva, Krishna! ¡Vengan a jugar! -gritaba Tara llamando a sus primos tres años mayores que ella.
Los familiares de Tara y algunos vecinos de su calle tenían un curioso hábito de llamar a sus hijos con nombres de deidades.
-¡Vayamos por Parvati también! -dijo uno de sus primos, yendo a buscar a una vecinita de la misma edad que Tara.
La infancia de Tara fue muy feliz. Vivía en una enorme casa junto a su familia materna y paterna también.
En su calle todos eran conocidos, ya sea por el nombre o por algún rasgo físico. En el caso de Tara, fue por lo segundo.
Si bien, ella es de tez morena como casi todos los hindúes, su peculiar cabello púrpura la hizo notar entre la multitud de gente de la India.
Su creyente familia decía que era por su nombre, aunque la diosa Tara (o Kali, como otro de sus nombres) no tenía el cabello púrpura. Aún así, se quedaron con esa idea.