vii. locked in a closet

304 30 7
                                    

capitulo siete
"encerrados en un armario"

capitulo siete"encerrados en un armario"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como Megan había tenido que confiar en la palabra de Fred con respeto a su "relación" y su futuro al ya no poder regresar a su casa, se encontraba mucho más pensativa que nunca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como Megan había tenido que confiar en la palabra de Fred con respeto a su "relación" y su futuro al ya no poder regresar a su casa, se encontraba mucho más pensativa que nunca. Layla y Wayne no tenían idea de todo lo que pasaba por su mente y no era su cosa favorita; mentirle a sus mejores amigos era horrible, se sentía mala persona y a pesar de que necesitaba su compañía y ánimos no se podía, poniéndola peor.

El lado «bueno» era que con Fred las cosas iban bien, como si tuvieran una relación más no oficial. Ya no se besaban como antes solo por provocar ni habían tenido sexo, sino que parecía que recién se conocieran siendo unos niños bobos. Nadie más se había percatado de eso, porque aunque a Megan le gustaba ese trato con Fred prefería no hacerlo oficial por miedo a que las cosas volvieran a ponerse mal igual que antes. Además, las cosas en el ED también fluían increíble; en ese momento se encontraban trabajando con el encantamiento patronus (no lo demostraba, pero la tenía muy emocionada).

El suyo había resultado ser un perro salchicha que en esos momentos perseguía a la urraca de Fred, mirándola con molestia porque no quería que atacarán a su patronus. Megan se se reía, y más cuando vio que minutos después Layla pudo realizar su encantamiento y no era más ni menos que un tejón.

—¡Y decías que no eras una Hufflepuff de pies a cabeza! —se burló Megan.

—¡No lo soy! —exclamó riendo Layla. Incluso el perro Jack Russell Terrier de Ron llegó a un lado de Layla y la miraba moviendo la cola, mientras que su tejón se acercó a él y jugaban.

—El mío es el mejor —habló Wayne señalando su patronus, siendo una ardilla y esta correteaba por toda la sala.

En ese momento la puerta de la Sala de los Menesteres se abrió y volvió a cerrarse. Cuando Megan intentó ver no era nadie y se demoró un poco al ver que se trataba de Dobby, el elfo doméstico, que contemplaba a Harry desde debajo de los ocho gorros de lana que no se quitaba ni para dormir.

²   beya   ★   fred weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora