De la nada un rayo de luz que salía de mi persiana, hizo que me despertara.
- Pero, ¿Qué hora es?
Fui a mirar la hora en mi móvil cuando casi me da un vuelco.
- ¡¿Las ocho y media?! ¡Llego media hora tarde! Joder...
Rápidamente me puse lo que me había preparado el día anterior y salí de casa lo más rápido posible. Cuando estaba ya casi llegando, me di cuenta de que me faltaba algo.
- ¡No me..!
<<Enhorabuena Martina.>>
Cállate, no estoy para bromas recién levantada.
Efectivamente. Más que faltarme algo, había salido de casa en zapatillas de andar por casa. Asegurándome de que no me había visto nadie, me fui a una esquina a llamar a Paola.
- Si tengo un poco de suerte, Paola seguramente también llegue tarde.
<<Ya quisieras tu.>>
Saqué mi móvil y busqué el contacto.
- ¿Hola?
- ¡Paola! Menos mal, pensaba que ya estarías en clase.
- Estoy ya allí, pero estamos esperando a que nos digan en qué clase vamos. ¿Ocurrió algo de lo que deba enterarme y por eso no estás ya aquí?
- No, no es eso. Lo que pasa es que me quedé dormida.
- Que raro viniendo de ti.
<<Di que si Paola.>>
- Ya... Bueno... Ese no es el caso. Te llamaba porque me a surgido algo y necesito tu ayuda.
- Cuéntame.
- He salido tan rápido de casa, que se me han olvidado las zapatillas. Tengo dinero y se me ha ocurrido que podría ir rápidamente a comprar unas, con el dinero del almuerzo. - Paola empezó a reírse cómo si su vida tratara de ello.
- Si es que ya te vale. Anda que dejarse las zapatillas. A ver, hay una zapatería a cinco minutos de ti, si sales ya a paso ligero. Todavía tienes tiempo hasta que entremos.
- ¡Gracias, gracias, gracias! De verdad no sé que haría sin ti. ¿Hay mucha gente?
- Ni me lo menciones, está abarrotado de gente. Y... ¿A que no sabes quién está?
- Sorpréndeme.
- Nathe...
- ¡Mierda, las zapatillas! Luego nos vemos. - No la dejé contestar y me fui corriendo a la zapatería que me había dicho Paola.
Una vez allí, empecé a mirar. Todas tenían dibujitos y algunas de ellas eran de colores. Yo no tenía tiempo y busqué algo más clásico. Opté por un par de zapatillas blancas de cordones y guardé las que llevaba puestas en la mochila.
Después de todo ese drama, ya si que sí, mi siguiente destino era ir a clase. Cuando llegué había más gente de lo que esperaba y encontrar a Paola sería casi misión imposible.
Iba entre la muchedumbre con esperanza de encontrarla, cuándo un grupo de chicos empujaron a uno del grupo contra mí estampándomelo y haciéndonos caer. Iba a gritarle cuándo me acordé de que no había sido su culpa.
- Lo siento, mis amigos a veces son un poco idiotas. ¿Estás bien? - Aquel chico se disculpó conmigo, mientras que me daba la mano para poder ayudarme a levantarme.
- No pasa nada, ya veo que os lo pasáis bien. Soy Martina y tengo prisa. - Respondí algo borde.
- Yo soy David, encantado Martina y tengo prisa. - Hizo una reverencia al presentarse.
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Odiando Lo Que Me Gusta
Teen FictionAlto, moreno, ojos azules... Suena perfecto, ¿no? Las apariencias engañan, y más si se trata del malote de clase. Ese es Samuel Ortiz, hijo de la famosa familia Ortiz. Mi nombre es Martina, y por desgracia me tocó con él en la misma clase. Aunque a...