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III

04 julio, 1974

Cuando llegó pudo encontrar a Bahiyyih y a Lea sentadas en un par de los blancos y pulcros asientos del lugar. Ambas tenían los ojos inyectados en sangre y Soobin solo se pudo esperar lo peor.

"En la habitación 412, Binnie." Le dijo alguien con una voz suave y calmada, Soobin volteó y la vió.

La mamá de Huening Kai estaba ahí, justo como dijo Chaewon en la carta, lucía triste y apagada.

"Kai me dijo que había un papel en la mesita para ti."

Y sin decir una sola palabra buscó con la mirada la tal habitación 412 y entró sin perder un segundo más.

El "pip" de la máquina que monitoreaba los latidos de su corazón estaba encendida, un mecánico y tenebroso sonido que esperaba escuchar en cuanto entró.

El castaño estaba tendido en la camilla, totalmente inmóvil y con los ojos cerrados, su piel pálida y labios sonrosados le daban un aspecto etéreo, su cabello alborotado y lunares parecían una pintura antigua.

"Hora de defunción, 9:11 pm." Alcanzó a leer en la pequeña tabla de datos en los pies de la camilla. Con rapidez se apresuró a mirar su reloj y su corazón terminó de quebrarse en cuanto vio la hora "9:24 pm".

Si tan solo...

Apenas se alcanzaba a escuchar el murmullo de la cuidad, los autos atascados en el tráfico y ambulancias recién llegadas al edificio, uno que otro llanto y voces lejanas con mensajes indescifrables.

La fiebre que a Huening Kai le había dado años atrás pasó a convertirse de un común malestar al punto de partida de su muerte, el mal se esparció en su cuerpo como su fiebre.

Fue de noche cuando la luciérnaga de Soobin perdió su luz.

El de cabellos negros simplemente permanecía estático a unos pasos de la entrada a la habitación del muchacho, sin movimiento o palabra alguna, se negaba a creer que ya no escucharía nunca más el timbre de voz de su novio, ni tampoco nunca volvería a escucharlo cantar o reírse.

No sabía en qué momento había empezado a llorar.

¿Qué podría haber dicho para resucitarle de la muerte? Absolutamente nada, aunque sabía que ese acontecimiento no pertenecía a un futuro lejano, lo sabía él, lo sabían todos.

Pero aún con el cuerpo frente a él se negaba rotundamente a vivir una vida sin Huening Kai.

Soobin pensaba en el cielo del cuatro de julio de unos cuantos ayeres, totalmente iluminado por los juegos pirotécnicos de un año atrás, las últimas palabras que ambos amantes habían tenido a solas fue no más que una despedida no planeada porque en ese entonces no imaginaban que ese día sería el último.

"¿Por qué lloras?" Huening le dijo mientras acariciaba su mejilla con delicadeza. "No te sientas triste Soobinnie hyung, nos volveremos a ver."

A pesar de que el optimismo del castaño era enorme y despertaba todos los días con la intención de triunfar y ganarle a ese maldito tumor en el pecho, no era capaz de mentirle a su querido Soobin y decirle que era seguro que resultara triunfador de aquella imposible batalla pero aún así decidió que era lo mejor para ambos permanecer con esas pequeñas mentiras que los hacían seguir de pie.

"Todos vamos a morir."

Si, la muerte es lo único que es seguro estando en vida, pero, ¿Por qué tenía que llegarle tan pronto?

fourth of july | sookai Donde viven las historias. Descúbrelo ahora