La Fruta y el Ladrón

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Un suave viento movía las hojas de los árboles, soltandolas y haciéndo que flotaran por un breve momento hasta caer al suelo, el clima era agradable para cualquiera, no hacía calor ni tampoco frío, se mantenía en aquel equilibrio; en una cabaña escondida en el bosque, vivía un ser de hermosa belleza, cualquiera que lograra verlo se enamoraría de él sin la necesidad de mucho esfuerzo o de conocerlo más, de su cabeza salían dos cuernos largos de color blanco, con ciertos destellos celestes en ellos, estos estaban un poco inclinados hacía atrás, en ciertas partes de su cuerpo se podían notar escamas celestes con destellos blancos, de su espalda baja salía una cola larga la cual era del mismo color de sus escamas, en una parte de esta junto al final, se podía ver cabello blanco y suave que la decoraba, su dueño era de estatura alta, su rostro tan perfectamente perfilado y definido, su piel era clara y sus ojos de un atractivo color dorado, su cabello de color negro era largo y llegaba más abajo que su espalda baja, todo de él era perfecto a los ojos de cualquier ser viviente sobre la tierra.

Su frente era adornada por una cinta blanca que tenía pequeñas nubes celestes impresas en ella, sus ropajes tan blancos como la misma nieve. Este ser vivía en aquella cabaña oculta en el bosque, la cual era de colores blancos y estaba acompañada de varios árboles frutales, la mayoría eran de deliciosos melocotones que encantarían a cualquiera, muchos animales querían de estas frutas ya que su fisico era simplemente jugoso y apetitoso, pero algo ocurrio y el dragón los intimadaba al punto de que empezaron a crear un rumor sobre aquel solitario dragón.

-Se dice que si vas al territorio del dragón y robas de su fruta él te comera de la cabeza hasta los pies, suena tan temible algunos que han ido apenas y pueden salir vivos de ahí y sin poder comer algo ¿no creen que es un poco egoista y vil de su parte?

La gran mayoría de especies lo creía de esa forma, un ser egoista y vil, que solo pensaba en si mismo y que repudiaba a las demás especies, que por eso se las comía y evitaba que comieran de sus arboles frutales, pero nadie se acercaba para afirmar o negar ese rumor, todos estaban tan asustados que rodeaban ese lugar lo más que podían, pero ese rumor llegó a los oidos de un ser curioso y bandido, que no temía ir a investigar ello. Sus peludas orejas se movieron al escuchar ese exquisito rumor, sus días ultimamente se habían vuelto aburridos, y su espiritu aventurero, curioso y travieso se había apachurrado, pero al escuchar eso, fue como si le diran un choque electrico, que hacía que su piel y pelo se erizara de tan solo pensar en investigar a alquel dragón y saber por que no compartia de sus frutas, algunas veces habia escuchado acerca de ese dragón, sin embargo, nunca había intentado ir y averiguar sobre él, pero últimamente el rumor se hacia cada vez más fuerte, llenando su corazón de gran curiosidad.

Este fisgón ser, empezó a andar hacía aquel lugar, a aquella cabaña escondida entre el bosque, y si que estaba escondida, o mejor dicho, el bosque parecía impedir que se acercaran a ese lugar, ocultando aquella cabaña, por todos los caminos a donde iba solo daba vueltas en circulos lo cual le parecía extremadamente extraño ¿como habían llegado los del rumor al lugar entonces? ¿pura casualidad? podía ser una opción, pero no dejaba de ser extraño, o tal vez, ¿solo los inocentes animales del bosque tenían permitido llegar?, su estomagó empezó a gruñir por el hambre que empezaba a atacarlo, por lo que se dio la tarea de buscar algo que saciara su hambre, de pronto un venado saltó de los arbustos asustandolo, provocando que retrocediera de golpe, el venado miró al contrario y luego solo hecho a correr, aquel ser levanto sus peludas orejas y hecho a correr detrás de él, no era realmente de comer animales, no podía, pero su estómago parecía querer comerse a si mismo por el tiempo que llevaba sin comer, tal vez, le perdonarían romper una regla.

En la carrera de vida, el ser llegó a un extraño camino de piedra que no había visto anteriormente, y antes de poder ver a aquel venado este ya no estaba, lo buscó inclusive con su buen olfato pero no había rastro alguno de aquel venado, lo que lo hizo gruñir, pues sentía que su estomago se comía por si solo, dando un suspiro de resginación, empezó a caminar por aquel camino de piedra, el cual... en realidad ya conocía.

...

Por otro lado, aquel solitario dragón sabía sobre el rumor que se había creado de su persona, pero no quería desmentir ni confirmar ello, ya que sin importar si lo hacía o no, nadie le creería, y todos huirían como lo habían hecho siempre, pero eso poco le importaba, desde que tenía memoria, había vivido solo, y el aprecio o amor de otras especies no le era necesaría, sin embargo, él nunca le había hecho daño a nadie, su hambre siempre se saciaba gracias a la fruta que crecía en los grandes arboles a su alrededor, y raramente estos nunca parecían morir o secarse, siempre tenían fruto que dar sin importar si estaban en invierno, otoño o cualquier otra estación, estos siempre estaban floreados y su fruta siempre resplandecía sin importar nada, los más jugosos solían ser los melocotones, los cuales tenían un sabor unico y agradable a cualquier gusto. El dragón, sabía que estos arboles impedian que atacara a los animales del bosque, y si era así era una señal de que todo su alimento estaba allí y no debía arremeter contra nadie.

Desde que su rumor se creo, sobre su egoismo y vileza, este dragón no había vuelto a tener contacto con nadie y nadie se atrevía a acercarse, pero para ser claros, ese rumor era falso, no era egoismo, ni que era un ser vil, era todo lo contrario, si fuera por él compartiria de aquella fruta, pues mucha se echaba a perder, ya que esa cantidad de fruta era para más de una persona, pero cuando un animal normal comía, este parecía intoxicarse, lo cual lo extrañaba, si él podía comerla ¿por qué los demás no?, la primera vez había muerto un conejo, luego fue un zorro y por ultimo un venado, su ser se sentía tan culpable que decidió no dejar que comieran de esta, y aunque trataba de explicarles, los pequeños animales se asustaban de saber sobre 3 cadaveres que habían muerto cerca del dragón, así que todos empezaron a huir, creando rumores absurdos sobre él, pero si así protegía a aquellos animales prefería que el rumor siguiera existiendo.

Durante su día el dragón salía a un pequeño lago que había un poco lejos de su casa, ahí se aseaba a si mismo y a la vez tomaba de ella, los animales que anduvieran cerca se iban al verlo llegar, y esto era notable para cualquiera, inclusive para él, pero poco le importaba, al terminar de darse su baño se iba a dar un pequeño paseo, y luego volvía a casa, en donde pasaba relajado y tranquilo, leyendo algún que otro libro que los humanos dejaban perdidos en el bosque, todo a su alrededor era tranquilidad y el sonido suave de las hojas de los árboles lo hacía todavía más agradable para cualquiera.

Hasta que una mañana notó algo extraño, uno de los árboles de su casa, parecía como si alguien hubiera hurgado en este, algunas ramas estaban en el suelo al igual que se notaba que tenía menos frutos que el día anterior, en lo que pudo pensar fue que algún pequeño animal había llegado a comer, y al pensar en ello empezó a buscar alrededor de su casa si había algun animal sin vida, pero no fue así, no había ningún cuerpo, tal vez, habían agarrado las frutas y se las habían llevado, así que empezó a buscar a una distancia más lejana de su casa, buscando algún rastro pero no había nada, lo único que veía era a algunos animales alejarse de él, dió un suspiro al no encontrar nada así que decidió volver a casa sin respuesta alguna.

Pero, los días pasaron y cada mañana los árboles se veían iguales, como si alguien los hurgara y comiera de ellos, así que decidió quedarse una noche despierto, no era algo muy común en él, pero quería una respuesta a lo que estaba pasando, que aunque no era tan grave, le preocupaba que algún o algunos animales tomaran de esa fruta para sus crías o algo por el estilo, y no quería que eso pasara, se sentiría culpable si fuera así. Esa noche decidió esperar a oscuras, pasó un rato y luego empezó a escuchar como alguien parecía andar en los árboles, pues sonaban las ramas y hojas que eran movidas por alguién, se levantó de su lugar y acercándose a la puerta empezó a escuchar una voz.

-Vaya, esto es delicioso -decía alguién con voz satisfecha, parecía que degustaba de alguna fruta de los árboles- debería llevarme algunos melocotones. -El dragón, de inmediato abrió la puerta haciendo ruido, el ser que estaba allí, al escucharlo, rápidamente se fue entre los árboles para que no lo atacarán, el dragón salió totalmente de casa y por la oscuridad y cantidad de árboles, solo pudo divisar una cola esponjosa, parecida a la de los zorros, pero esta era más grande del tamaño promedio, lo cual le sorprendió ¿de que tamaño era entonces ese zorro?. . .

Continuará...

𝐿𝑎𝑑𝑟𝑜́𝑛 𝐷𝑒 𝑀𝑒𝑙𝑜𝑐𝑜𝑡𝑜́𝑛 ||𝑊𝑎𝑛𝑔𝑋𝑖𝑎𝑛|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora