Depredador

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Han pasado semanas, mi madre hablo con la madre de Alex y ambas accedieron a dar los permisos que necesitábamos para que Alex me prestara un disfraz y su mamá me llevara con ellos a pedir dulces, estoy muy emocionado. El tío Román se fue hace un par de semanas, estaba yo muy cansado de él y de tener que despertar antes para no estar a solas. Ojalá no regrese nunca, aunque se ofreció a cuidar a Sebastián para que mamá no tenga que llevarlo al trabajo con ella, ojalá no acepte. Si ella supiera.

En fin, hoy es el gran día, por fin me pondré un disfraz y saldré como todos los niños que conozco a pedir dulces. Mi mamá me llevara a casa de Sebastián a las 4:00 pm. Apenas son las 11:00 am. y me urge que llegue la hora. Desayune, me bañe, hice mis ultimas tareas de clase, fuimos al panteón a visitar a mis abuelos maternos, volvimos y ahora veo las caricaturas, el tiempo no puede ser mas eterno. Me rasco por milésima vez en el día, desde hace unas semanas me pica mucho mi cuerpo, no sé por qué, pero cada día es peor, como si tuviera algo caminando por ahí, todo el tiempo. Seguro es el polvo o el agua, que últimamente no sale tan limpia del grifo.

MI madre hará chilaquiles para comer, es mi comida favorita en el mundo entero. Me propongo en ayudarle, digo, de alguna manera podre hacerlo. Ella me pone a cortar las cebollas y me manda por bolillos, me gusta ir a la panadería de Doña Roció, ella es muy amable y siempre me regala un pan como pilón. Salgo de casa hacia la panadería, ya hay muchos niños disfrazados en la calle, algunos son catrines o catrinas, otros son superhéroes, también diablos, brujas, la llorona y hasta uno de Michael Jackson me pareció ver por ahí, esto es genial. Llego a la panadería, que esta repleta de niños pidiendo dulces a lo que Ulises, un empleado, les dice que comenzara a repartirlos hasta la tarde, todos lucen cara de decepción.

-Buenas tardes Doña Roció ¿cómo esta? - Saludo. Tomo una charola y unas pinzas, me acerco a la canasta de los bolillos.

-Hola Fernandito, estoy muy bien, gracias. ¿Cómo estas tu? Qué bueno es verte por aquí. - Me dice con un tono muy dulce en su voz, mientras embolsa el pan a una señora.

-Estoy bien. - Tomo los bolillos y los acomodo en la charola de manera que no se caiga ni uno. Tengo ganas de contarle a Doña Roció que hare hoy, pero, realmente no es nada extraordinario. Como sea me acerco al mostrador con mi charola en las manos, lo coloco sobre él.

Doña Roció toma la charola, me sonríe y comienza a meter los bolillos en una bolsa de papel. – Serian 20 pesos, corazón. - Me da la bolsa, yo saco de mi pantalón un billete y se lo entrego -Aquí tiene, muchas gracias. Adiós. - Digo, mientras doy la vuelta y tomo camino a la salida.

- Adiós, Fer. - Me dice Doña Rocío mientras agita una mano.

Llego a casa y mi madre ya ha servido los platos, me lavo las manos y procedemos a comer. Platicamos de lo emocionado que estoy, el cómo debo comportarme y la hora a qué pasarán a recogerme.

Tocamos el timbre, es una casa muy linda y grande. Abre la puerta la señora Lucia, mamá de Alex, nos saluda y mientras se hacen las preguntas típicas de adultos, Alex aparece por el pasillo y me hace una seña de que me acerque a el. Me despido de mi madre y camino por el pasillo hasta Alex, nos saludamos con la mano y un abrazo, subimos las escaleras y llegamos a su habitación. Me quedo asombrado con la cantidad de muñecos de acción y juegos de mesa que hay aquí, deben ser decenas de ellos. En la esquina hay un poster gigante de Goku, es espectacular. Mientras yo observo absolutamente cada centímetro de la habitación, Alex busca en su armario y saca una caja grande de él, eran los disfraces.

-Mira, aquí hay uno de Super-Man, aunque me gusta más este de Batman. - Grita Alex y arroja disfraz por disfraz que va sacando de la caja. Diablo, Catrín, Ángel, Hulk, Freddy Kruger, Scream, Calavera, BuzzLightyear, Woody, Zombi y una infinidad más de disfraces seguían cayendo a la cama.

El amor no existeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora