Capítulo 1

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-¿Quién era?-me pregunta Christian mientras termina de corregir unos exámenes. Ahora ha empezado a dar clases de historia en un colegio en Oxford.
-Mi madre. Me decía que mis hermanos ya están listos para irse a la universidad. Parece que fue ayer cuando yo me vine aquí...-digo, recordando viejos tiempos. Ya hace tres meses de mi reencuentro con Dylle en Londres, y mi vida ha cambiado radicalmente en muy poco tiempo. Ahora vivo con él, en un piso cerca de donde da clases, ya que Noah y yo, al terminar la universidad, pensamos que era mejor que cada uno fuese abriéndose camino por separado. No es que hayamos dejado se ser amigos, pero él está con Maggie y yo con Christian, y ya era raro seguir compartiendo piso, así que Noah y su novia se han quedado en el antiguo piso que compartíamos y yo me he mudado con Dylle. Todos contentos.
-¿Y a cuál o cuáles van a ir?
-Emilia estudiará criminología en la Universidad de Virginia, Sophie entrará en una universidad de artes escénicas en Nueva York y mi hermano Isaac, bueno, él no va a ir a una universidad exactamente, ha entrado en un equipo de la liga profesional de béisbol estadounidense, así que se dedicará, al parecer, ya que posee un gran talento, a ser beisbolista profesional, si todo va bien-le cuento detalladamente pero sin irme por las ramas.-Hay otra cosa más, mis padres ahora están un poco... nostálgicos, ya que hace bastante tiempo que no voy por ahí, y... nos han invitado a ir estas navidades, aunque aún queden unos meses. Quieren conocerte y reunir a la familia por las fiestas. Si no quieres ir lo entenderé...-le informo a Dylle, pero insegura de que le apetezca conocer a sus suegros, sobre todo cuando no llevamos casi nada juntos. Ya ha sido bastante rápido lo de mudarse a vivir juntos para que encima ya le esté pidiendo dar el siguiente paso.
-Iremos, no te preocupes, no me asusta conocer a tus padres. ¿O debería preocuparme?-me dice amablemente y sonríe.
Yo me río. Pues, ahora que lo dices... un poco de miedo debería darte. Mis padres son lo más lapa que exista. No te dejan respirar. Y acribillan a la gente a preguntas.
-Les gustarás, estoy segura, sobretodo a mi madre. Es inglesa, seguro que tenéis más cosas en común de las que hablar-comento y nos reímos más. Creo que eso le tranquiliza más, ¿qué mejor que una compatriota?
Le mando un mensaje a mi madre de que iremos a verles en diciembre.
Menos mal que aún queda tiempo para mentalizarse.

Después de cenar nos vamos a la cama. Y nos acostamos juntos... No quiero dar detalles.
Menos mal que mañana es sábado, porque el caso que llevo ahora me está volviendo loca (unas prácticas en un bufete de abogados que estoy haciendo ahora con Noah en Oxford). Y escribir mi segunda novela me está costando incluso más de lo que pensaba.

A la mañana siguiente me despierto yo antes que Christian, que sigue durmiendo como un bebé.
Me voy al baño y me doy una ducha.
Luego salgo y me pongo una toalla como si fuese un vestido.
Observo mi cara en el espejo. Últimamente no duermo bien, y cada vez se me notan más las ojeras.
Abro mi pequeño joyero y me pongo mi collar de anulia. Siempre lo llevo. Es una especie de amuleto de la suerte.
De pronto, me entran ganas de vomitar. Seguramente no me sentó bien ayer la cena. La coliflor siempre me da dolor de estómago.
Abro la tapa del retrete y lo echo todo.
Que asco.
Me limpio con papel y en ese momento entra Christian.
-Perdona, no sabía que estabas... ¿Te encuentras bien?-comenta él atropelladamente cuando abre la puerta y me ve de rodillas frente a la taza de wáter.
Yo me levanto y cierro la puerta.
Odio que la gente me pille en estos momentos de intimidad. Y no me encuentro bien.
-Ahora salgo, solo necesito un poco de intimidad-le digo hablando al marco de la puerta.
-De acuerdo. Iré preparando el desayuno-me responde él, no muy seguro de querer dejarme sola.

Lone Wolf 2 (el regreso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora