Capítulo 2

198 2 4
                                    

Voy al comedor donde está Dylle, un poco vergonzosa por haber vomitado y que él lo sepa. ¿Se pensará que soy bulimica?
Maisie para ya de montarte películas en la cabeza. Todo el mundo ha vomitado alguna vez. No hay que darle importancia. Actúa como si nada.
-¿A dónde vas?-le pregunto al verle salir por la puerta.
Él se detiene con nerviosismo.
-Em, voy a comprar leche, que no queda-dice improvisando sobre la marcha lo primero que se le ocurre.
-De acuerdo, aquí te espero-respondo, mirando la nevera. Él esboza una sonrisa temblorosa y sale escopeteado.
Si que hay leche. Antes de ayer hice la compra después de salir del trabajo y compré siete botellas de un litro cada una. Es imposible que nos hayamos tomado toda esa leche entre solo dos personas en menos de tres días.
Agarro mi cazadora y salgo. Voy por las escaleras, ya que él habrá bajado por el ascensor.
Salgo a la calle y le veo caminar en dirección a un parque público cercano a la universidad.
Sé que espiar no está bien, pero creo que ya quedó claro que nada de secretos, y él aún no confía en mí para contarme qué sucede.
Le veo acercarse a una mujer, más mayor que él pero no anciana, y que se conserva estupendamente.
Es rubia, alta y va vestida con una gabardina beige, pantalones azul marino y una blusa blanca. Lleva uno tacones rojos con los que incluso yo sería incapaz de dar ni un solo paso.
Se acerca a Dylle y le llena la cara de marcas de pinta labios, ya que le da besos tanto en la frente como en las dos mejillas, aunque ninguno en la boca... ¿Debería preocuparme? A lo mejor solo es una amiga... Ya, y un cuerno.
Se sientan en un banco y empiezan hablar de sus cosas.
Paso de seguir haciendo de 007. Yo me voy a casa. Ya luego me contará dónde ha estado y si me miente otra vez, bueno, no hay muchas opciones, la verdad.
Me cruzo en el camino a casa con Noah y Maggie, que vienen de comprar en una tienda de interiorismo.
-¡Hey! Hola Mai, ¿qué te trae por este barrio?-me saluda Noah. Ni me había dado cuenta de que estaba en mi antiguo barrio.
Ahora vivo más alejada del centro que antes.
-¿Es qué ya no puedo pasear por aquí? Nada, yo solo estaba quemando calorías, lo normal-respondo un poco alterada. Maggie me mira con una cara un poco desagradable, como si estuviese incómoda cada vez que me ve. Aún le molesta que sea amiga de Noah habiendo sido en un pasado lejano su novia.
Aún no me puedo quitar de la cabeza que intentase besarme hace unos meses, mientras bailábamos. Desde ese momento no he vuelto a escuchar esa canción, porque cada vez que la escuchaba me acordaba de ese incómodo momento, que no debe volver a repetirse.
No sé cómo Noah puede estar tan bien con Maggie y no pensar en que casi le es infiel.
Pero bueno, de eso se tiene que preocupar él.
-¿Te encuentras bien?-me pregunta Maggie, observando que juego nerviosa con mi collar de anulia. Ella no sabe lo de nuestro viaje en el tiempo, y no puede enterarse. Noah nos prometió que no se lo mencionaría. Confío en que al menos mantenga esa promesa.
-Sí, como una rosa-digo con más nerviosismo. Aún estoy en shock.
Pensé que esta relación con Dylle duraría más que un trimestre.
-Oye, vamos a inaugurar nuestra nueva cocina, que ya la han terminado de reformar. ¿Os apetecería a Christian y a ti venir a casa a cenar esta noche?-me propone Noah, cambiando de tema.
-Em, claro, ahí estaremos. Si me disculpáis, debo irme-contesto yo rápidamente sin pensármelo. Me han entrado ganas de vomitar otra vez. Y dudo que llegue a casa para vaciar mi estómago en el retrete.
Corro antes de que me digan adiós. Veo un McDonald's a unos cincuenta metros y decido ir a los baños públicos de este famoso restaurante de comida rápida.
Luego salgo sin que nadie se fije en mí.
¿Dos veces? ¿En un día? Esto no es por la coliflor de ayer.
Mierda. Mierda.
Entro al Boots y me cojo uno de esos palitos de Clear Blue.
-Son £9.14, por favor-me dice la dependienta.-Pobre, tan joven y con un bebé en camino... Espero que tengas suerte y no lo estés.
La miro sorprendida. No sé que decirle a la mujer. ¿Qué también espero no estar embarazada?
Esto es de locos.
-Que tenga un buen día-comento antes de irme con mi test de embarazo metido en una bolsa de plástico.
Llego a casa y voy al baño.
Cruzo los dedos mientras espero los resultados.
Miro el palito, pero de pronto entra Dylle en casa.
Asustada, lo guardo en un cajón del mueble del baño y salgo.
-¿Traes la leche?-le pregunto cruzada de brazos.
-El super estaba cerrado-miente. Hoy es sábado, claro que está abierto.
-He hablado con Noah y Maggie, nos han invitado a cenar esta noche. Y no lleves esa camiseta-le informo y me encierro en mi estudio.
No salgo a comer cuando Dylle prepara la comida.
Solo voy al dormitorio para ponerme un vestido ni elegante ni informal para la cena.
Andamos callados por la calle hacia el piso de Noah.
Él quiere preguntarme qué narices me pasa, pero sabe que en estos casos es mejor dejarme pensar en silencio.
Llamamos a la puerta y nos abre Noah al instante.
-Hola chicos, pasad.
Doy una vuelta por la casa, para ver las cosas que han cambiado. La verdad es que este piso me encantaba.
Espero poder comprarme una casa más grande que el piso que tenemos alquilado actualmente.
Nos sentamos a cenar, pero Maggie pide un momento de atención, antes de servirnos su famoso roast beef con patatas cocidas.
-Noah y yo queremos anunciar algo-dice ella con una sonrisa radiante.
-No os hemos invitado por estrenar la nueva cocina-continúa la explicación Noah y Maggie suelta una risita.-Nos hemos casado en secreto la semana pasada, al enterarnos de una gran sorpresa.
Dylle y yo les miramos sorprendidos. Habían celebrado su boda y no nos habían invitado. Pero lo peor es que ni mi mejor amigo me lo dijese, aunque supongo que querían que se hiciera así, y yo no soy quién para reprochárselo.
-Enhorabuena, pero ¿cuál es esa gran noticia?-comenta Christian mesándose la barba de hace cuatro días.
-¡Estoy embarazada de tres semanas!-grita Maggie y Noah le agarra la mano.
-Vaya, mi enhorabuena a los dos-les dice Dylle con entusiasmo.
Yo me quedo callada. No les digo nada. No porque no me alegre por ellos, que sí, es que se trata de algo más complicado que eso.
-¿Maisie? ¿No nos das la enhorabuena?-comenta Maggie un poco irritada.
Yo levanto la vista.
Dylle me agarra el brazo suavemente y me sacude un poco para que vuelva de mi mundo.
-¿Qué ocurre Maisie?-pregunta Noah y se levanta para ponerse de pie a mi lado.
-Esto tiene gracia... Yo también estoy embarazada, de una semana, según ese dichoso palo-respondo con una risa nerviosa y unas pocas lágrimas cayendo por mis mejillas.
Ahora el que está en shock es Dylle. Se deja caer sobre el respaldo de su silla, estupefacto.
Nadie dice nada, para qué.
Christian no se esperaba esto, ahora debe de pensar que está obligado a estar conmigo y no a abandonarme como tenía pensado.
-Disculpad, tengo que tomar el aire, creo que es por las hormonas-comento con ironía y salgo escopeteada a la calle.
Salgo afuera y empiezo a llorar. Me desahogo sacando toda mi rabia fuera.
-Maisie-pronuncia una voz detrás de mí. Christian Dylle.
-¿Quién era la mujer rubia del parque?-pregunto enfadada, y al instante él se da cuenta de que le he seguido. No debería haberlo hecho.
-Mai, no es lo que piensas. Ella es mi hermana, la única que tengo, se llama Kat. No te soy siendo infiel, si es lo que piensas. Hacía años que no la veía. Ha estado viviendo en diferentes siglos desde que abandonó el orfanato, en busca de nuestra madre. Ambas son viajeras en el tiempo, como yo lo era.
-¿Por qué ha estado buscando a vuestra madre a través del tiempo? Creía que te abandonó cuando eras pequeño, y que eras hijo único...-pregunto menos cabreada pero con tono firme.
-Huyó. Cometió un error. Y está perdida quién sabe dónde. Nos dejó en el orfanato para protegernos, no para abandonarnos. Sabía que podíamos morir si la acompañábamos a otra época. Nos dejó una carta, que ha guardado mi hermana todo este tiempo. Decía que iba a viajar con un mineral llamado anulia y que cuando creciésemos volvería a por nosotros, mientras nos pidió que nos concentrásemos en los estudios, que así nos iría bien, que éramos niños listos. Pero nunca volvió, así que mi hermana decidió ir a Estados Unidos en el siglo XIX y yo viajaría a la Inglaterra del siglo XVII, los dos momentos favoritos de nuestra madre en la historia, según recordaba mi hermana.
Pero no ha habido suerte, como podrás comprobar. Por eso me quedé y no regresé con vosotros, para recorrerme todo el país en si búsqueda. Tenía la esperanza de que estuviese allí, por eso no me guardé más anulia, pensé que aguardaría esperándome en alguna parte, una tontería por mi parte.
Esa es la verdad. No te conté esto porque quería protegerte. El mundo de la anulia es peligroso, por eso nadie debe saber que hemos viajado en el tiempo, el Reloj tiene ojos en todas partes. Por eso siempre te pido que no lleves ese collar en público, aunque no me hagas caso-me relata Dylle.
-¿Qué es el Reloj?
-El congreso donde se reúnen los maestres más poderosos de la anulia. Hay que pedirles permiso a ellos cada vez que vayas a viajar. Si se enteran de que un viajero no lo hace y va a donde le plazca, se lo cargan. Por eso ha venido mi hermana hoy, a despedirse. La han pillado, y debe huir, al igual que lo hizo mi madre-termina de explicarme Christian.
-Lo siento, por haber dudado de ti. Aunque sabes que puedes confiar en mí, Dylle. Y en cuanto a lo del bebé, si no te atrae la idea existe la posibilidad de abor...
-Ni lo digas. Claro que quiero, es decir, me ha pillado por sorpresa, pero eso no quita que no quiera formar una familia contigo, Maisie Foster. La que tiene que decir si quiere eres tú-me dice Dylle cogiéndome de las manos.
-Quiero. Me encanta la idea, a pesar de que también me asuste-respondo más tranquila. No dejaría el bufete, prácticamente ya estaba dentro. Y mi futura jefa es madre soltera con dos hijos, no creo que le moleste que dentro de nueve meses tenga un bebé. No me cogeré una baja maternal muy larga, trabajaré ese tiempo desde casa y me concentraré en mi segundo libro.
Él sonríe y me besa.
-Deberíamos subir, no queremos que el famoso roast beef de Maggie se enfríe-se burla un poco Dylle.
-Sí... Esa suela de zapato no debe desaprovecharse-contesto yo y nos reímos.

Lone Wolf 2 (el regreso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora