Visiones de un mundo Ignoto

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Ya eran más de las 6:00 de la tarde, la oscuridad pronto pintaría los alrededores de color negro, azul y blanco y el cantar de los animales nocturnos empezaba a resonar, por lo que Jack decidió irse a casa, puesto a que las últimas noches se hablaba de jaurías de perros silvestres que atacaban al ganado y a aquellos que anduvieran morando las calles de noche, mentalmente se sentía algo cansado, pesto a que había estado pensando mucho, además de que el hambre hacía que su estómago sonase tan fuerte como el gruñido de un lobo rabioso, por lo que entonces apresuró el paso para disfrutar de aquellos manjares que le esperaban en casa.

Al llegar, sólo vio el pórtico iluminado con la poca luz que daban unas viejas veladoras, entró en silencio, y solo se topó con más oscuridad, pero sabía que la casa no estába sola, ya que los pensamientos de sus padres, el señor Simón y Peter resonaban por su mente, por lo que ya sabía qué esperar así que entonces avanzó al interior hasta que llegó a su habitación, en la cual el sonar de las "Voces mentales" (como él las solía llamar) de todos ellos, he de añadir que para Jack las voces mentales de las personas sonaban muy distinto a las voces que captan nuestros oídos, aunque se podía saber a quién le pertenecían por las palabras que usaban o la esencia que éstas desprendían. Encendió su candelabro y ahí se vio frente a frente con sus padres y amigos los cuales gritaron al unísono- ¡Muchas felicidades! ¡Bendita sea!

-¡Santa canela!- Aún pesar de que ya esperaba tal sorpresa, el grito lo aturdió de tal forma que hasta se desplomó dándose un sentón muy sonoro, Peter le tendió la mano y todos los presentes encendieron las luces y entonces se dirigieron al comedor, en la mesa se encontraba un enorme pastel el cual tenía muchas almendras y nueces por doquier y con muchas rebanadas de manzana encima del apetitoso merengue blanco. Jack tomó un enorme cuchillo y con él partió el delicioso platillo que parecía horneado por el mismo creador, sirvió a cada quién su respectiva rebanada. Antes de que empezaran a comer, los padres de Jack sacaron un violín y un arpa y entonces iniciaron con una alegre melodía, seguido de tal melodía una pequeña (aunque hermosa) canción:

Día a día te hemos visto crecer,

Eres tan único, eres tan bello

Todos los días enfrentas la vida con placer,

¡En el mundo, deja tu sello!

Anda tu camino, ¡Sal adelante! ¡Sé perseverante!...

¡Tú eres nuestro Gran milagro! ¡El chico de mil posibilidades!

¡Alza la guardia y afronta la Vida!

Oscuridad y luz hay en el camino,

Aliados y feroces enemigos,

Sé tú mismo y no pierdas el ánimo,

Siempre contarás con tus amigos

Anda tu camino ¡Sal adelante! ¡Sé perseverante!...

¡Tú eres un Gran Milagro! ¡Un chico con mil fortalezas!

¡Alza la guardia y afronta la Vida!

Al acabar aquel canto, Jack se ruborizó ligeramente, no tenía nada que ver con la forma de cantar de sus padres, de hecho, los padres de Jack tenían unas voces increíbles, pero la letra de la canción le resultó muy halagadora, y de por sí los halagos lo apenaban un poco. Entonces todos empezaron a danzar y disfrutar de los deliciosos bocadillos, pero todo se congeló de un momento a otro, pues los tres adultos se detuvieron abruptamente en la danza y cantares para simplemente charlar entre sí, por lo que entonces Jack se dirigió a su habitación, Peter se quedó unos minutos a tratar de seguir la conversación de los tutores, pero al final no pudo lograrlo debido a que los temas que los mayores trataban estaban fuera de su comprensión e interés personal, por lo que siguió a Jack hasta su habitación.

No obstante, conforme se acercaba a la habitación, le entraba un extraño sentimiento, Peter intuyó que posiblemente Jack se encontrase serio, puesto a que las emociones de Jack, de alguna forma uno las detectaba, en especial cuando se encontraba en un estado reflexivo, depresivo o vigorosamente alegre, pero en este caso parecía un extraño choque de emociones; al fin se encontraba frente a la entrada del cuarto de Jack, el joven se encontraba sentado al borde de la cama con la mirada perdida y hablando entre dientes como si estuviese recordando algo, el ambiente era algo incómodo, y aún más si le sumamos que la única iluminación de la habitación eran solo dos velas cuya luz era muy opaca y hacía que su gesto reflexivo resaltase de forma algo escalofriante y sombría, como si de un hombre cruel se tratase.- ¿Todo bien, Jack?

-¿Disculpa?- Salió de sus adentros.

-¿Te encuentras bien? Te veo muy serio, amigo.

-Sí, Peter, estoy bien, es solo que -Titubeó – Reflexionaba

-¿Sobre qué?- Peter se intrigó.

-Pues... es algo complicado de narrar o... ¿Explicar?

-¿Por qué?

-No sabría decirte, no tengo el suficiente léxico para describir tales cosas.

-¿Entonces qué...?

-Antes que nada- interrumpió Jack- He de decirte que se tratan de sueños que he tenido las últimas cinco noches, pero... son en verdad extraños, por no decir... muy realistas de cierta forma, tengo su recuerdo tan claro.

-¿Cómo si hubieras estado ahí?

-Sí, exactamente, como si alguna vez hubiese andado por tales sitios... ¿Puedes acercarte?- Peter se acercó lleno de dudas, puesto a que el comportamiento y el tono de la voz de Jack sonaba muy extraño, Jack puso sus manos en las sienes de Peter, a lo cual este último reaccionó con cierto temor.- ¿Qué haces?

-Tranquilo, amigo, te dije que te lo mostraría, creo que una imagen describe mejor que mil palabras.

-E-está bien...

-Por favor, mantén tu mente en blanco, no quiero que lo que te muestre se mezcle con cosas que podrían distorsionar la visión y te saques un susto ¿de acuerdo?

-Sí, solo deja me concentro- Peter suspiró, se mantuvo en silencio unos minutos hasta que dijo- Cuando quieras.

-Bien.- Jack se concentró lo mejor que pudo hasta que a través de sus manos, una energía empezó a fluir una energía que atravesó la piel de Peter hasta que llegó a lo más profundo de su mente, y entonces en la mente de Peter la voz de Jack resonó con un eco fuerte mientras a cada palabra aparecían imágenes de una visón:

"Todo comenzó en la oscuridad, en la densa y húmeda oscuridad, un olor a musgo y tierra fangosa invadía los aires, y aún con ello vi una fuerte y resplandeciente antorcha de fuego rosáceo, la tomé con cuidado. Continué caminando por aquel lugar en penumbras, pero la luz de la llama fue desvelando lo que parecían ser un montón de códices de lo que (desde mi punto de vista), podría ser un tipo de lenguaje extinto, estoy seguro de haber visto una lengua similar antes, pero esta es algo diferente a los códices típicos.

Seguí caminando por aquellos pasajes vacíos y mohosos hasta que di con lo que parecía ser un gran portal de piedra verdosa por el cual penetraba la luz del día, por extraño que parezca, aquel resplandor no me emitía mucha confianza, claro, mucho menos las tinieblas, pero quién sabe lo qué morase allá afuera, lo que floreciese más allá de aquella entrada me intrigaba a la vez que me aterraba, pero decidí aferrarme a la claridad de la luz, que a las húmedas y densas tinieblas, por lo que entonces atravesé con valor el umbral a lo desconocido y fue ahí que... lo ví

Machcánar: El último Qënterio por Moisés Elías Mendoza NavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora