¿Eddie trabajando en ScoopsAhoy con Steve y Robin? Sería cuanto menos... Interesante.
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Movía el pie desesperado haciendo que toda su pierna tiemble levemente, el local estaba prácticamente desierto a excepción de un grupo que se encontraba en la mesas del fondo, lejos de ellos. Aún así no había ni un poco de silencio en el lugar, estaban en un centro comercial, ¿Podía llegar si quiera a haber un segundo de silencio? No le importaba, estaba esperando impaciente a que el idiota de Eddie Munson se presentara. Veinte minutos tarde, ¿Por qué no le sorprendía?
─ Para cuando llegue ya habremos cerrado ─ "Siempre tan oportuna" pensó, viendo por encima de su hombro a la chica que se asomaba por la ventana que había entre la parte de atrás del local y el mostrador.
─ Si es que llega ─ Complementó con una sonrisa muy forzada, la cuál parecía más una mueca.
Para su sorpresa, alguien entró corriendo rápidamente resbalandose con el piso recién limpiado y cayendo de cara al suelo enfrente suyo. Steve se alarmó en cuanto lo vió caer y saltó por encima del mostrador para atender al joven que ahora se encontraba en el piso con el rostro contra este, no le importaba que los únicos tres clientes del lugar lo vieran raro, estaba preocupado por ese idiota. Robin por su parte saltó de la ventana y se asomó por encima viendo la escena.
─ ¡Eddie, idiota, ¿Estás bien?! ─ No pudo evitar soltar un insulto aún en el peor momento, el pelilargo no respondió, solo alzó su mano izquierda con el pulgar arriba en buena señal, Steve suspiró un poco más calmado. Al menos seguía vivo. ─ Levántate ─ Ordenó con una voz firme pero preocupada, el pelilargo solo se retorció en un piso alzando levemente la cabeza.
─ Creo que está agonizando, Steve, deberíamos llamar a emergencias ─ Bromeó Robin, el castaño solo la miró como regañandola con la mirada. Era algo que había aprendido después de cuidar de un montón de niños.
Eddie se levantó a paso lento con ayuda de Steve, después de todo si se había golpeado bastante fuerte en esa caída, pero sin duda su nariz había sufrido la peor parte. Al estar totalmente de pie se sostuvo del mostrador mientras con una mano se majeaba la nariz, Steve lo miraba aún preocupado, la forma tan repentina en la que había llegado ni siquiera le había dado tiempo para procesar cuando ya estaba en el suelo. Lo quería matar de un infarto o de un susto.
─ ¿Ya estás bien? Porque vienes veinticinco minutos tarde, Munson ─ Otra cosa que no podía evitar era regañarlo aunque estuviera claramente adolorido, eran cosas sutiles pero notorias que se le habían pegado de ser básicamente una "niñera" y la madre del grupo, como solían decirle.
─ Ya sé, perdón... ─ Murmuró el pelilargo mientras caminaba hacía la entrada del mostrador con una mano aún en su nariz, Steve lo seguía de cerca mientras Robin los observaba.
