. :🌙: ✦ ˚ 𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟮 . :🌙: ✦ ˚

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— Candela, tenemos que hablar. — Sandra le dice a su hija, en el momento exacto en el que entró a la habitación de esta.

— Antes que nada, tengo cinco discursos para disculparme ante lo que hice. — Candela informa, como si eso fuera importante, aunque viéndolo bien, sí lo era.

— Entonces espero que empieces a hablar ya, porque sabes perfectamente que las cosas de Mauro no se tocan, a menos que él te haya dado permiso. — Sandra señala algo molesta.

— Lo sé, y perdón por eso. — se disculpa. — Pero mis amigas estaban hablando mal de Mauro, y al final de todo, me dijeron que les enseñará la colección de bichos que Mauro tiene. — la menor responde de manera nerviosa.

— Si ellas estaban hablando mal de tu hermano, entonces no son tus amigas. — Sandra comenta lo evidente. — Porque las amigas jamás se burlan de la familia de la otra, menos cuando saben lo que hay detrás de la persona de la cual se están burlando. — argumenta.

— Perdón. — la contraria se disculpa, mandado a la mierda todos sus discursos, ya que ninguno era lo suficientemente bueno para que su pellejo no corriera peligro. — ¿Le vas a decir a papá lo que pasó? — cuestiona con cierto temor.

— Me temo que sí, y entre los dos, veremos si mereces recibir un castigo por invadir la privacidad de tu hermano o no. — Sandra confiesa sería, aunque en el fondo le doliera ser dura con su hija.

— Está bien, mamá. — Candela responde sin muchos ánimos, mientras se sentaba en la orilla de la cama, siendo acompañada por su madre.

Quien la abraza sorpresivamente, pero Cande no se inmuta para nada.

— Se que vivir con Mauro y lidiar con todo lo que el autismo trae consigo es difícil. — Sandra indica, sin recibir ninguna respuesta por parte de su hija, quien la escucha atentamente. — También se que no es lindo que alguien hable mal de él, o que trate de pasarse de listo con tu hermano. — expresa. — Pero lo que realmente importa, es que nosotros sabemos cómo él es en casa, en la intimidad cuando se siente en confianza con personas que realmente valora. — explica. — Y es por eso que las opiniones de los demás, no deberían hacer que les demos cabida en la cabeza. Porque al final del día, solo son palabras malintencionadas y lo menos que necesita tu hermano, es escuchar ese tipo de cosas. — argumenta, sin dejar de abrazar a su hija, quien después de un largo silencio habla.

— Mamá, ¿Cómo has hecho para lidiar con Mauro tanto tiempo? — Candela cuestiona, necesitando sacarse esa duda de la cabeza.

— ¿En qué sentido? Porque lo que te ha pasado con Mauro va en distintas direcciones. — Sandra se expresa serenamente. — Pero la mayoría de esas direcciones, siempre empiezan en casa. — asegura. — En ver cómo no respondía a su nombre cuando apenas tenía unos meses de haber nacido. Y balbuceaba en vez de hablar, cuando estaba a punto de cumplir dos años. — comentó, recordando aquellos tiempos.

— ¿Y no te dió miedo que yo fuera como Mauro? — Cande inquiere, habiendo querido hacerle esa pregunta a su madre desde hace tiempo.

— Cuando me enteré que estaba embarazada de vos, te juro que llore de felicidad, pero también llore de miedo. — Sandra admitió. — Y todo porque no sabía si sería capaz de lidiar con dos niños con autismo. — dice. — Ya que con Mauro, consumí mucho de mi tiempo en cientos de cosas. Para que hablara al menos conmigo o que intentara sufrir menos por las distintas alteraciones que habían a su alrededor. — señala. — Pero después de unos cuantos días de que nacieras, me di cuenta que no eras como Mauro. Y eso me hizo sentir feliz, aunque esté mal decirlo. — murmuró. — Sin embargo, tengo muy presente... Que si vos también tuvieras autismo, yo hubiera dado todo lo que tengo, para que los dos mantuvieran una vida digna y plena.

𝐌𝐢 𝐀𝐦𝐢𝐠𝐨 𝐄𝐥 𝐀𝐮𝐭𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐲 𝐘𝐨 : ᵖᵃᵘᵏⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora