Cap. 7: Una nueva integrante

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Al llegar al dojo Nozomu abrió las grandes puertas dejándolas pasar a ambas. Era un lugar amplio, en verdad lo era.

Kagome: Nozomu, ¿cómo es que tu familia tiene este dojo? — preguntó asombrada.

Nozomu: Nada especial. En la era Taisho los Itoshiki abrieron este dojo para no olvidar su legado de guerra y sigue vigente hasta ahora.

Las chicas mantuvieron el paso hasta entrar a lo que era la casa en sí, todo estaba demasiado calmado.

Kagome: ¿No hay nadie en casa?

Nozomu: Si, si hay, Mikoto está al llegar de la escuela y por lo que veo mi padre está durmiendo plácidamente.

Kagome: ¿Cómo sabes que está durmiendo si ni has revisado?

Nozomu: Sus ronquidos, ¿no los oyes?

La azabache negó con la cabeza.

Nozomu: En fin, el oído humano. Sígueme.

Subieron unas escaleras que las llevaron a la habitación de la castaña. Era bastante ordenada para sorpresa de la joven sacerdotisa. Nozomu se cambió a unos pantalones negros ajustados y una blusa blanca de tirantes con unas botas negras para andar más cómoda. Luego recogió unas tres mudas de ropa, una toalla y unos cuantos libros, libretas y una cartuchera en una mochila verde olivo. También agregó lo que parecía ser un pomo de champú-acondicionador y otro con detergente líquido.

Kagome: Llevas pocas cosas. ¿Solo tres mudas de ropa?

Nozomu: Con poco vives más feliz, además, la lavaré y dejaré secar cada vez que acampemos.

Kagome: Para eso el detergente.

Bajaron las escaleras y la ojiverde dejó una nota sobre la mesa diciendo que se iría con Kagome por el pozo y no sabía cuándo regresaría.

Al regresar al templo Higurashi Kagome decidió empacar unas cuantas cosas ella también. Nozomu la había esperado en el pozo. Cuando vio a la menor con esa mochila abarrotada no pudo evitar pensar que probablemente lleve un montón de cosas innecesarias.

Cruzaron el pozo y esperándolas estaba Inuyasha reposando junto al marco. Primero ayudó a Kagome a subir  y cuando le fue a extender la mano a Nozomu sintió algo raro que lo hizo detenerse.

Inuyasha: Una presencia demoníaca proviene del pozo.

La castaña salió del devorador de huesos ella sola y mirando al mitad bestia con una sonrisa.

Kagome: Inuyasha, ella es la que transmite la presencia demoníaca.

El albino no pudo evitar abrir los ojos como platos y estuvo a punto de poner su mano sobre la empuñadura de Colmillo de Acero de no ser porque Kagome lo detuvo. La azabache lo tomó de la mano y rápidamente se dirigió a la cabaña de la anciana Kaede para buscar a los demás miembros del grupo. Seguidos de la castaña llegaron a la pequeña casa. Al entrar tanto el monje miroku, como el zorrito y la anciana sacerdotisa percibieron la fuerte aura demoníaca que emanaba el cuerpo de la ojiverde. Al Sango ver el ceño fruncido de los presentes mirando a la chica no entendió bien.

Kagome: Se que ya se dieron cuenta de Nozomu, pero esto tiene una explicación.

Ella, la castaña e Inuyasha tomaron asiento.

Inuyasha: Lo dije desde un principio, ella podía ser un demonio, pero no me hicieron caso.

Kagome: Inuyasha, déjala hablar.

Nozomu soltó un suspiro, le pesaba hacer tan larga historia, pero lo prefería antes de que la sacaran de ahí a patadas. Mirando atentamente a los presentes comenzó a narrar los sucesos de su antepasado con Naraku. Comentó acerca de su maldición, acerca de su familia. En fin, dio cada detalle importante y al final, todos estaban boquiabiertos.

Kaede: Eso solo significa una cosa.

Le prestaron atención a la anciana.

Kaede: Quiere decir que puedes atravesar el pozo, no por un propósito, sino por la conexión que tienes con Naraku, quien actualmente porta la mayor parte de la perla.

Nozomu: ¿Entonces?

Kaede: También tienes razones para ayudar a exterminarlo, eso es más que suficiente para que viajes con Kagome e Inuyasha.

De nuevo, ¿por qué todos piensan en venganza? Estaba bien, Nozomu iría con ellos, pero tenía que dejar unas cuantas cosas claras. Soltó una pequeña risa.

Nozomu: Bien, voy a dejar esto en claro; no le guardo el más mínimo rencor  a ese tipo, no me ha hecho nada así que me da igual, pero si lo que quieren es que los ayude a matarlo está  bien. Aunque me gustaría saber, si es que puedo, por qué el monje Miroku y Sango también lo odian, me da curiosidad.

Un alivio recorrió las mentes de los demás presentes al ver que ella no estaba del lado de Naraku, aunque no lo odiara, los ayudaría.

Sango: Mató a toda mi familia y a mi aldea y utilizó a mi hermano, le borró la memoria y le incrustó un fragmento de la perla de Shikón para manipularlo.

Miroku: Él me maldijo también, o bueno, a mi abuelo. Le abrió un agujero en la mano y mi padre y yo nacimos con este agujero negro. — explicó enseñando su mano cubierta de telas y un collar. — busco destruirlo para deshacerme de esto, antes de ser succionando por el agujero.

Nozomu: Lindas historias, tristes y profundas. En estos momentos me doy cuenta de lo bien que hemos pasado nuestra vida Kagome y yo. ¿No crees? — dijo dirigiéndose a la azabache — No tengo nada de que quejarme de como he vivido y ustedes han pasado cientos de experiencias dolorosas y aún así sonríen en cualquier ocasión. Los jóvenes de mi época deberían aprender un poco.

Aunque no lo demostrara, a la castaña le daba lástima, si le quitaran a su hermanita sería capaz de matar. Su maldición era mucho más benigna que la de ese monje, ella solo era un demonio, él podía morir absorbido.

Inuyasha: Entonces, ¿viajarás con nosotros?

Nozomu: Por supuesto, me caen mal los que no saben apreciar una vida.

Kaede: Entonces está decidido.

Ya de acuerdo todos decidieron salir de la cabaña y Kagome le mostró la aldea a Nozomu. Cuando llegó la noche la anciana Kaede les ofreció un delicioso estofado a los jóvenes. Luego fueron a dormir.

Señorita Desesperada _ Naraku x Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora