Cap. 6: Una pequeña reflexión

746 89 18
                                    

Kagome: Oye Nozomu, ¿por qué no te quedas a dormir aquí hoy? ¿Queda muy lejos tu preparatoria?

Nozomu: No, no queda tan lejos, ¿estás segura? ¿Qué hay de tu madre? ¿Te lo permite?

Kagome: Si, tranquila.

Nozomu: Entonces está bien. ¿Me dejas usar tu teléfono un momento?

Kagome: Claro, ven.

La azabache guió a la ojiverde a abajo, dónde estaba el teléfono. Ella marcó el número de su casa y le avisó a su padre que se quedaría ahí, a lo que él respondió con un "Qué sorpresa, esta vez sí avisaste".  Luego de eso las chicas fueron a bañarse juntas y más tarde fueron a dormir.

A la mañana siguiente el despertador sonó y las dos se levantaron algo somnolientas, habían pasado parte de la noche conversando y se acabaron acostando un poco tarde. Se vistieron y Kagome no pudo evitar hacer una pregunta algo graciosa.

Kagome: Oye, ¿Cómo haces para tenerlas tan grandes? — en un ataque de inocencia esas palabras salieron de su boca.

La castaña estaba al desmayarse de tanto reír.

Nozomu: Dice mi papá que lo heredé de mi madre. Además, me alimento bien y me ejercito constantemente, tú sabes, un dojo. — contestó limpiando una pequeña lágrima que se le escapó de la gracia. — pero no deberías preocuparte por eso, tienes un cuerpo muy bonito.

Kagome: Gracias. Por cierto, si tu casa es un dojo, ¿dónde están los demás maestros?

Nozomu: Se fueron a trabajar a otros dojos porque les caía mal la actitud de mi padre. Es algo . . . Excéntrico.

Luego de desayunar y despedirse, Nozomu dio las gracias apropiadamente por dejarla quedarse esa noche. Luego de eso caminaron hasta la escuela de Kagome.

Kagome: Nozomu, ¿no te molesta que te digan Zetsubou?

Nozomu: Nah, antes me molestaba pero ya me da igual. De todas formas no tengo a nadie que me lo diga.

Kagome: ¿No tienes amigos?

Nozomu: No los llamaría así, más bien son conocidos, no tengo un vínculo fuerte con nadie. Me atrevo a llamar a mi hermana como mi única amiga.

Kagome: Yo puedo ser tu amiga.

Nozomu: ¿En serio? ¿No te molesta que te pueda matar en cualquier momento?

La azabache rió.

Kagome: No lo harías, eres una buena persona, aunque quieras expresar lo contrario.

Nozomu: Bueno, entonces está bien, seamos amigas.

Las dos sonrieron y llegaron a la escuela. Se despidieron de mano y la ojiverde tomó un tren hasta su preparatoria, llegaría algo tarde, pero le daba igual. Al entrar a la escuela el custodio le preguntó el porqué de su retraso, a lo que con una sonrisa ella respondió: "Me perdí en el sendero de la vida". Muy oronda y campante fue a su aula y se sentó. No pasó mucho para que varios chicos fueran a su mesa.

— ¿Itoshiki por qué faltaste ayer?

— ¿Por qué llegaste tarde hoy?

— ¿Te encuentras bien?

— Hoy faltó el profesor de matemáticas.

— Itoshiki.

Se exasperó.

Nozomu: Ya cállense. — dijo en un susurro con la mirada afilada, dirigiéndose a esos chicos. — yo no ando preguntando acerca de su vida, no se metan en la mía.

Los chicos se asustaron un poco, por lo que volvieron a sus puestos para dar el segundo turno de clases.

Cuando por fin las clases terminaron y Nozomu salió de la escuela se le ocurrió ir a la secundaria de Kagome. Se supone que ellos terminan un poco más tarde, por lo que aprovechó para tomar un tren hasta allí. Al llegar vio a la azabache caminando a la salida con otras tres chicas. Se veía sonriente y feliz, algo que le causó melancolía a la castaña.

Nozomu: Kagome, hola.

La menor se sorprendió y con alegría fue hasta Nozomu.

Nozomu: Te quería preguntar si vamos a volver a ese lugar. — mencionó tan bajo que solo la chica de cabello negro la escuchó.

Kagome: Si, de hecho, planeaba regresar hoy. — mencionó sonriente.

Las otras jovencitas se acercaron.

Yuka: Kagome, ¿quién es?

Nozomu sonrió de lado y pasó una mano por detrás del cuello de Kagome apegándola a ella.

Nozomu: ¿Qué no es obvio? Soy su novia.

Todas se quedaron calladas.

Ayumi: Por eso no le haces caso a Hoyo.

La castaña no pudo aguantarlo más y soltó una carcajada.

Nozomu: Era broma, pff, JAJAJAJA. Crédulas, tranquilas, solo soy una conocida, no, según ella, soy una amiga. Y les aseguro que mi pasión son y siempre serán los hombres.

"Algo rara" pensaron las amigas de Kagome, y esta solo reía con Nozomu, le resultó divertida la broma a diferencia de las chicas de su clase. Luego de despedirse la sacerdotisa y la demonio comenzaron a caminar.

Nozomu: Yo pasaré por mi casa un momento, me quiero cambiar de ropa y recoger unas cuantas cosas, si quieres adelántate.

Kagome: No, déjame acompañarte, me gustaría ver como es tu casa.

Nozomu: No le veo el problema.

Pasaron un rato en silencio hasta llegar a la estación y tomar el tren. Al bajarse a la azabache le surgió una duda.

Kagome: Nozomu, ¿Por qué tienes piercings? Uno en la oreja y me di cuenta de que tienes otro en la lengua.

Nozomu: Y uno en el ombligo. No es nada, solo me gustan, hacen que me vea como una mala estudiante.

Kagome: ¿Eres una mala estudiante?

Nozomu: Nah, quizás es la adolescencia que te provoca querer hacer cosas de las que no dependes, pero que te interesan. Es mejor ponerte ese piercing que quieres y hacerte el tatuaje que te gusta, porque tu vida la vives tú, no los demás.

Kagome: ¿Tienes un tatuaje?

Nozomu: Uno pequeño, en la espalada. Es una serpiente con una manzana en la boca.

Kagome: ¿Representa algo?

Nozomu: Sí; quiere decir que debo hacer lo que quiera y dejarme caer en la tentación siempre que sienta que eso me hará feliz.

"Es la forma más extravagante y hermosa de ver la vida", pensó la azabache. A pesar de la larga vida que le esperaba a la castaña, prefería disfrutarla aunque tuviera todo el tiempo del mundo, para que su conciencia no muriera dentro de su cuerpo inmortal.

Señorita Desesperada _ Naraku x Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora