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"¡Ding!"

El sonido de una campana obstruyó mis pensamientos. E instantes después, un holograma gris apareció justo delante de mi.

[¡Nueva misión!]

[Titulo: ¡Demuestra el poder de un patriarca!]

[Dificultad: Bronce]

[Objetivo: ¡Derrota a tu oponente y humillalo!]

[Recompensas: +200 créditos]

Cuando vi la misión, una sonrisa apareció inmediatamente en mi rostro.

Esto me estaba beneficiando más de lo planeado.

"¡Vamos entonces!" El grandulon dijo.

Una vez los dos subimos a la plataforma, el juez empezó a dar las instruciones mientras la multitud empezaba a rodearnos.

"Esta es una pelea amistosa. No sé permite la matar o dañar gravemente a tu adversario"

"También, si una de ambas partes se quiere rendir. Puede hacerlo en cualquier momento"

"La pelea acaba cuando una de las partes no puede luchar o está inconsciente"

Una vez terminó, dimos comienzo a la pelea.

El grandulon inmediatamente empezó con una expresión confiada, golpeando su martillo gigante en mi dirección.

'Como suponía. Se centra en ataques físicos y contundentes' pensé mirando el arma del tipo con calma.

...

...

...

"¡Maestra Xu!"

Una joven de 16 años dijo con una expresión descontenta, alcanzando a una mujer con una personalidad fría.

"¿Que pasa?" Pregunto la mujer indiferente.

"¡No es justo! ¡Dijiste que ibas a enseñarme una nueva fórmula medicinal!" Dijo la chica con un puchero.

"No siempre tendré tiempo para ti. Supervisar la secta también es mi trabajo" respondió con frialdad la mujer sin detener sus pasos.

La chica sin embargo, ya estaba acostumbrada a esa personalidad apática de su maestra, por lo que siguio con su actitud infantil mientras seguía quejándose.

La mujer, llamada Xu Bao, solo termino ignorandola mientras seguía su recorrido por la secta.

Ella era una anciana de la secta y su área se centraba en la medicina. Sin embargo, de vez en cuando salía para ver que todo en la secta estuviera en orden. Y últimamente lo hacía más seguido debido a la actual condición de la secta. Ya que estaba muy frágil desde la muerte del patriarca.

La apariencia de Xu Bao sin duda era algo del otro mundo, con una cabellera violeta, la cual era larga y sedosa. Portaba unos ojos del mismo color, que brillaban con la luz y parecían poder ver tu alma. Y también tenia un cuerpo hermoso y maduro con el que seguramente fantaseaba cualquier mujer.

Y la chica que la seguía era Qian Song, su discípula. Esta tenía cabellera rubia y un par de ojos rojos como la sangre.

También, contaba con un cuerpo infantil y delicado que definitivamente enamoraría a los demás por su ternura.

"¿Que es este alboroto?" Xu Bao frunció el ceño al ver una gran congregación de personas en la arena.

Por lo que con su visión mejorada, decidió ver que era lo que estaba pasando. Solo para sorprenderse al ver a Long Yan peleando con un discípulo exterior en una de las plataformas.

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