Me perteneces.

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No llevo mucho desde que me empece a leer el manga de Jujutsu, pero desde que vi la escena donde Yuuji dice el tipo de mujeres que le gustan tengo esto en la mente. 

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- "Mi querida Jennifer... Como lamento esta traición... Yo soñada contigo pero ahora... ¡Mierda! ¿Le creció?" - De su rostro salían lagrimas de manera híper constaste desde hace ya un tiempo. No por dolor, si no por puro placer. Mordiendo las sabanas de su cama para no gritar de puro placer alertando a sus conocidos en la escuela, por las fuertes y erráticas penetraciones que el padre de su compañero le daba.

Que muerto estaba hace un tiempo. Yuuji desde hace un tiempo no tenia peleas tan fuertes, aun no comprendía cómo no tenía pesadillas como una persona normal las tendría al ver y pelear contra todo lo que ya era su normalidad.

Si bien estaba de ojos cerrados acostado boca abajo, no estaba dormido. Lo raro, porque normalmente se dormía rápido. La voz del demonio dentro de él lo alerto cuando una presencia sigilosa se acercada hacia su cuarto, abriendo los ojos y apoyándose en sus brazos para levantar la cabeza al momento que su puerta fue abierta.

- "Puta madre..." - Sus ojos estaban desorbitados, Toji, el padre de Megumi había entrado a su cuarto, enteramente desnudo con las ganas de sexo gradabas en la mente. Mirando lujuriosamente al hombre en su cama.

Yuuji ya era mayor de edad. Tenía 21, si bien su sueño de pareja era una mujer como Jennifer Lawrence desde que sus ojos presenciaron la película del El lado luminoso de la vida, por todo lo que esa hermosa trasmitía en pantalla, nunca se le hizo imposible la idea de un hombre como una segunda opción. Y Toji... No era un partidazo en lo más mínimo, de eso estaba muy lejos pero no podía negar que sus ojos no podían despejarse de su cuerpo desnudo, ceñido y con cicatrices frente a él en ese momento.

Nervioso, asustado y con más de una intención que tenia por aceptar abrirse de piernas a ese hombre no supo qué hacer los primeros momentos, Toji solo se quedo mirando al hombre con quien se quería acostar en ese momento, sumamente erecto. Moviendo los dedos como una señal, Itadori se levanto ansioso para quedar de rodillas y hacer su primer trabajo de sexo oral dedicado al hombre maduro.

Dentro de sí, Sukuna admirada la situación totalmente entretenido. Era hasta cierto punto divertido como los humanos se comparaban en situaciones que se supone eran de amor o de pasión. Siempre tan contradictorios en lo que se supone profesaban por lo que era ese sentimiento que se le hacía tan repugnante. El demonio milenario desde hace tiempo notada como el hombre se acercada de más a su recipiente humano, tal vez un poco sobre cariñoso o por defecto más atento que con su propio hijo la mitad del tiempo.

Ahora sabía porque era, un sentimiento de atracción sexual por el joven hombre. Aunque se cuestionada si era genuino, puede que a base de admiración por el peligro que sobrevivía a diario y seguir sonriendo como niñato, o solo era una atracción al peligro al estar él dentro de Yuuji. Como sea, al menos ya estaba dejando de pensar en esa tal Jennifer.

Un fuerte golpe en su trasero hizo que Yuuji suelte las sabanas, dejándolas caer al suelo para gritar a gusto. Ya poco le importada que los escucharan haciendo escándalo indebido en lo que se supone era una escuela. Si es como si el hombre junto a él no se hubiera paseado desnudo por ella.

- Toji... Señor... Papi... - Eso le gustaba al mayor. Verlo doblegarse a él en lujuria pura, sujetando fuerte sus caberas para penetrarlo con más fuerza. La resistencia de los 2 era de envidiar. Si no lo estuviera penetrando apoyado a la pared, ya la cama se hubiera roto por completo tras múltiples golpes contra la pared.

- Vaya... - Hasta ese momento el mayor no había notado el poster de la aclamada actriz en la pared del hombre joven. - Dime Yuuji, ¿Quién es esta perra? - Apoyando sus manos en su propia espalda baja, Toji no dejo de penetrar a Yuuji mirando a donde estaba el poster.

Yuuji por su parte empezó a sudar frio. Sintiendo como el corazón se le rompía cuando su acompañante arranco el poster de su adorada actriz favorita.

- Vaya que es linda. - Admitió. - Si estuviera en mi época donde mi trabajo no era el más digno seguro me acuesto con ella. - Eso dejo a Yuuji con varias preguntas, ya que no entendió en lo más mínimo a que se refería. ¿Se prostituía o que mierda? - Pero ahora me tienes a mí. Ahora me perteneces. - Sin problemas destruyo el poster en varios pedazos dejando a Yuuji con el corazón roto. Aunque tampoco pudo preocuparse por eso cuando el mayor con ambas manos golpeo el trasero del hombre a quien se cogía.

El cuerpo de Yuuji estaba igual de bueno que el de varias mujeres que conoció.

- Que desconsiderado soy. Llevamos rato follando y no te he besado. - Sus manos se movieron por el estomago de Yuuji, subiendo por su pecho y sujetando su cuello para levantarlo, y así besarlo de forma que su pene no dejara de restregarse en su interior. Ahora con su lengua obligando a la Yuuji a bailar con la suya.

A este punto Yuuji ya no sentía las piernas. Solo estaba de pie porque el nombre lo sostenía.

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- ¡Padre! - Escandalizado por lo que veía Megumi hubiera querido no haber entrado. Eran casi las 11 de la mañana y su compañero no había despertado. Junto a Gojo fueron ver porque pasaba esto, y se encontraron a su propio padre, desnudo y abrazando de una manera posesiva a su amigo.

Hasta Yuuji se sorprendió. El mayor en toda la noche no se separo de él. Durmiendo a su lado toda la noche. Aun con la mirada de asco de su hijo sobre ellos, Toji aun lo tenía abrazado.

Gojo solo mirada buscando como hacer un comentario ante lo que tenía en frente. Era algo que nunca espero encontrar, por más que sabia el tipo de hombre que era Toji.

Toji por su parte mirada desinteresado a sus invitados, con una mano apoyando su cabeza y la otra sujetando a su nuevo amante que se sentía peor que rata rompe hogares al recordar que se acostó con el padre de su amigo.

- ¿Gojo me traes algo de ropa? - Casual comento. Ni él ni Yuuji tenían algo que los cubriera, todo estaba en el suelo junto a las sabanas.

- De acuerdo. Megumi acompáñame, mejor dejar a tus padres solos. 

¡Perdóname Jennifer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora