UNO

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☁️

La mañana entró por la ventana, golpeando la mejilla de Elian, interrumpiendo su sueño, haciéndola cubrirse con las sábanas ante la molestia de la brillante estrella. Un quejido salió de sus labios y se revolvió entre las sábanas, adquiriendo una postura más cómoda para su descanso. Carraspeó un poco la garganta y volvió a dormir, sólo para ser interrumpida por el despertador.

Ella, sin moverse, abrió un ojo con dificultad y miró su buró, observando el despertador y, ante su insistente escándalo, frunció el ceño.

Empujó su cuerpo hacia arriba con ambas manos apoyadas en su cabecera, se sentó un momento en su cama, con la mirada hacia la nada mientras escuchaba el ruido de la rutinaria mañana al otro lado de su ventana, el ruido de los estudiantes y los autos rumbo a su trabajo, a las aves inundando el cielo con su vuelo coordinado.

Se levantó y se estiró hasta donde la flexibilidad de sus brazos le permitió, se hizo su cabello hacia atrás con bastante torpeza, dejando algunos mechones sobre su mejilla derecha y su frente, y caminó al baño con desgano, abrió la llave del agua caliente y se posó frente al espejo de su tocador mientras el agua cambiaba a la temperatura deseada a sus espaldas en aquel baño, viendo sus hermosos ojos avellana, su cabello rizado que caía por sus hombros y clavículas, su delgado cuerpo pero curvilíneo, con bellos senos que adornaban su feminidad perfectamente. Se acomodó el pelo para mirar mejor y más detenidamente su rostro, sus labios carnosos, sus ojos con grandes pestañas, sus cejas tupidas y sus mejillas chapeadas.

Sin dejar de mirar al espejo, miró detrás suyo la regadera y, al ver vapor rozar el techo, se desvistió y entró a lavarse. En cuanto terminó, se vistió con una blusa de tirantes y una falda que descendía hasta por encima de su rodilla, se puso nuevamente frente al espejo, se miró desde todos los ángulos posibles y le gustaba cómo se veía, pero algo en su interior la tenía inquieta, sentía una especie de incomodidad el hecho de salir así a la calle, ¿qué tal que no se veía tan bien como ella creía? ¿qué tal que la gente la mirara mal? Que la consideraran vulgar porque pensaban que era muy revelador aquel atuendo. Se miró seriamente unos segundos y se quitó sus prendas, decidiendo, finalmente, usar un pantalón de mezclilla y una sudadera holgada.

Desayunó, mirando la ventana de su habitación que daba a la calle, mirando a otros universitarios caminar rumbo a la escuela, sentada en aquella pequeña mesilla donde siempre comía le permitía entretenerse con el exterior gracias a su cercanía al pie de la ventana. Miró el cielo y se perdió en él, en su color tan claro, en las nubes que pasaban de un lado a otro con lentitud, con suaves reflejos naranjas creados por el sol, tan pasivas que, al mirarlas, le causaban a Elian una paz interna muy deliciosa. Sin embargo, el sonido de su celular interrumpió tal dicha.

Sintió cómo en cuestión de segundos su cuerpo se paralizaba y su corazón se invadía de una aterradora sensación de nervios y terror. Alzó aquel ruidoso aparato y contestó la llamada con los dedos rígidos y helados.

-¿Hola?- preguntó la chica con el corazón latiendo a miles de latidos por segundo.

-Hola. Buenos días- dijo un chico del otro lado de la línea.

-Buenos días- Respondió, jugando con su tenedor dentro del tazón.

-¿Lista?

-Si. Nos vemos allá- colgó con dificultad, sus dedos estaban rígidos y costaba trabajo moverlos.

Cambió de opinión nuevamente y se puso su blusa y faldas anteriormente escogidas. En aquel momento, al recordar a quién vería, se olvidó de los demás y dejó de pensar en qué dirían los otros. Prefirió pensar en aquel chico, esperando que a él le gustara cómo se arregló... Esperando que se fijara en ella.

Amar a una Nube [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora