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Una vez cuando era niño mi abuela me contó que durante el día de tu cumpleaños, las velas tenian que estar encendidas durante todo el día, luego reponerlas a medida que se iban acabando. Y, antes que dieran las doce se tenían que soplar. De esa manera con el humo se llevarían todo lo malo del último año y tus nuevos deseos se cumplirían.

Recuerdo haberlo hecho hasta que cumplí nueve, ese año mi abuela falleció y aquella tradición que solo yo compartía con ella, quedó en el olvido.
Incluso con el tiempo dejé de festejar mis cumpleaños.

A veces recuerdo con melancolía aquellos festejos en los que toda la familia se reunía. Llegaban con regalos, charlaban alegres y dejaban todas sus diferencias a un lado.

Nada queda de aquello. Luego de que mis padres se separaran todo cambió, la familia se dividió, cada uno tomó su camino.
Ya nada sé de ellos.

Hoy el jefe me dijo que me tomara el día libre. Lo hice porque necesitaba descansar, no porque tuviera algo que hacer realmente. Además porque estoy seguro que más tarde me llamará y me dirá que surgió un problema. Siempre es así, nuestra organización nunca está en paz.

No me estoy quejando, me agrada lo que hacemos, sin embargo, últimamente siento que solo soy una pieza más en este juego llamado vida. Me gustaría sentir que soy importante para alguien más.

Luego de salir de la oficina, manejé sin rumbo durante una hora hasta llegar a un parque, me refugié del sol bajo un árbol y me quedé allí hasta el atardecer. Me entretuve viendo a los niños jugar y a los perros corriendo por el amplio césped.

También pensé en él. Me arrepentí de no haberlo besado cuando tuve la oportunidad. Pero aunque quisiera, en nuestras vidas no hay lugar para el romance. ¿Como podria haberlo en medio de tanto caos?

El cielo de verano se había tornado rojo, si fuera una persona romántica le hubiera tomado una fotografía. Pero simplemente lo contemplé mientras acababa mi cigarro.

Cuando estaba por marcharme, vi que frente al parque había una enorme confitería, me acerqué hasta ella y observé los deliciosos pasteles que se encontraban exhibidos a través del cristal. Oscile unos segundos. Finalmente entré y compré un pequeño cheesecake.

Solo por esta vez, volvería a pedir un deseo.

Al llegar a casa, me encontré con él frente a mi puerta, se veía temeroso, su rostro estaba sonrojado y tenía ambas manos detrás de la espalda.

Quedé estupefacto, durante algunos segundos ninguno habló, cuando recuperé los sentidos le pregunté qué hacía allí. Sabía que el jefe no le daría el día libre a dos personas al mismo tiempo. Así que deduje que tal vez, como predije en un principio, habia surgido algo. Pero para mi sorpresa me respondió que se había escapado.

Me acerqué más a él, tanto que pude vislumbrar las casi imperceptibles pecas sobre el puente de su nariz.

-Entonces ¿Qué haces aquí? -pregunté.

-Me he enterado que es tu cumpleaños -murmuró esquivandome la mirada.

-No es importante -suspiré mientras buscaba las llaves para abrir la puerta-. Hace tiempo que no lo festejo.

-Eso no importa -exclamó, llamando mi atención, que lo miré asombrado al mismo tiempo que abria la puerta.

-Pasa -dije.

Ni bien cruzó el umbral, extendió ambas manos. Lo miré estupefacto. En ellas sostenía una pequeña caja con un lazo rosa.

-¿Por qué?

-Porque es tu cumpleaños.

-No, ¿Por qué hacés esto? No tenías por qué hacerlo.

Tomé la caja mientras esperaba su respuesta, las manos le temblaban y sus ojos brillaban más de lo usual.

-Porque me gustas -susurró, tan despacio que apenas pude oirlo.

Por lo que me pareció imposible. Primero: que yo, una persona tan despreciable pudiera agradarle a alguien. Segundo: que ese alguien fuera ni más ni menos que Rindou Haitani, uno de los ejecutivos de Bonten.

Parpadeé perplejo.

-¿Acaso estás bromeando? -pregunté mientras dejaba la caja de pastel y el regalo sobre la mesa.

Rindou soltó un suspiro y se acercó hasta mi lugar.

-Hace tiempo que me gustas -dijo, jugando con la solapa de mi traje-. Pero tenía miedo, porque desconocía tus sentimientos...

-¿Y qué te hace creer que tengo algunos? -interrumpí.

-No estoy seguro de ello. Pero luego de la fiesta de la otra vez, supe que había algo... una chispa.

De inmediato recordé, lo único claro que me quedó de aquella noche, dado que bueno, no tenía todos mis sentidos. Recuerdo haber arrinconado arrebatadamente a Rindou en unos de los pasillos. Habíamos cruzado miradas toda la noche, y se veia tan jodidamente sexy que en cuanto tuve la oportunidad no pude resistirme. Lo tomé del brazo y lo aprisioné con todo el peso de mi cuerpo contra una de las paredes del pasillo. Quería arrancarle la corbata y hundirme en su cuello, deseaba besarlo con desesperación y luego llevarlo a una habitación.

Rindou estaba inmóvil, los murmullos eran cada vez más cercanos, lo miré a los ojos y rocé nuestras narices. Él exhaló suavemente y poco después me alejé para marcharme a mi casa. Sabía que no era correcto, no entre nosotros, no ahí, no en esta vida.

Pero ahora, en este momento no había Bonten, no había jefes ni hermanos controlandonos, sólo nosotros dos, en el acogedor calor de mi hogar.

Lo tomé de la cintura y lo besé. De la misma manera que deseé aquella vez. Con ganas, con desesperación, con anhelo.

Sólo por esta vez me iba a permitir un regalo de cumpleaños, como cuando era niño y me sentía feliz porque era mí día. Mi día especial en el que lo único que importaba era yo.

Esta noche pediría nuevamente un deseo, y sería: más noches como esta.

FELIZ CUMPLEAÑOS AMOR DE MI VIDA 😭😭😭😭💕💕💕💕💕 TE AMO INFINITO 🖤

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FELIZ CUMPLEAÑOS AMOR DE MI VIDA 😭😭😭😭💕💕💕💕💕 TE AMO INFINITO 🖤

Holi pastelitos, hoy anduve todo el día ocupada, pero no podía dejar de festejar el cumpleaños de mi hombre sexy y psicópata, asi que les dejo este mini relato.

Espero que les haya gustado, y que lo hayan saludado. Sino, hay tabla! Hshaj

Nos vemos en otra actualización <3

Deseo de cumpleaños [One shot] [Sanzu Haruchiyo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora