TE ENCONTRARÉ CHICO MISTERIOSO...

EPÍLOGO

El día viernes Jimin había llegado a su casa y sus padres lo estaban esperando sentados en el sillón, pero Jimin se fue rápido a su habitación y puso seguro a la puerta y movió cosas para que a sus padres les sea imposible ingresar. El sábado y el domingo tampoco salió, no tenía nada de ganas de escuchar los reclamos de sus padres y por el respeto que aún les tenía no abría esa puerta y les decía todas sus verdades en la cara

El lunes Jimin abrió su puerta y ahí se encontraba su madre de brazos cruzados

—¿cuántos días creíste que ibas a escapar?, ¿por qué tardaste ese día?—

—pasaron cosas que no te interesan, solo preguntas por gusto— Jimin baja las escaleras y antes de irse unas uñas se clavan en la piel de sus brazos

—mira muchachito, a mí no me respondes de esa manera. No vas a irte si no respondes—

—voy a llegar tarde—

—¿ahora te importa llegar tarde?, ¿después de haber faltado toda esta semana sumada a dos días más?, ¡¿dónde carajos estabas?!— grita ella y Jimin no se inmuta y la mira a los ojos sonriendo de lado

—¿qué se siente perder el control?— le sonrie tiernamente y Jihyo abre los ojos como platos intentando propinarle una bofetada, y digo intentando porque Jimin detuvo la mano de su madre —que no se te ocurra volver a ponerme una mano encima que ya no estoy para tolerar tus golpes, ¿acaso crees que con tus golpes voy a reflexionar?. Con tus golpes lo único que has hecho fue crear un ser humano miedoso ante ti y sumiso, esa no creo que sea la personalidad de un verdadero líder. Ustedes nunca han estado lo suficientemente orgullosos y siempre me han pedido más de lo que daba. Ustedes nunca fueron padres yo los amaba pero se negaron a aceptar mi amor

>A nadie le enseñan a ser padres, no existe padre perfecto, pero me bastaba con unos padres que me den afecto y que me digan que lo hacía bien pero que si quería podía mejorar. Me hubiese gustado padres que me escuchen y me pregunté cómo me se sienten más allá de controlar mi vida y decirme todo lo que debo de hacer creyendo que soy una máquina—

—¿escuchaste cómo me esta hablando tu hijo Jihyun?— dice ella al ver a si esposo bajando las escaleras

—Jimin, disculpate con tu madre por las palabras que has dicho—

—¿alguna vez ustedes se disculparon por decirme palabras tan hirientes?, pues no, no me importa lo que digan porque hoy mañana y siempre quiero ser yo, estoy harto de seguir la dictadura  y quiero tomar mis propias decisiones, si me equivoco será porque fuí yo mismo y si lo hago bien me podré felicitar. Yo nunca quise ser un administrador de empresas, a mí me apasiona a la danza— Jihyo abre los ojos en grande y tiene unas incontrolables ganas de matarlo a golpes

—se supone que eres un hombre y deberías de estar preparado para todo eso, ¿afecto?, ¿para qué un hombre quiero afecto?, ¿para qué se vuelva gay?— dice Jihyo quien esta demasiado alterada

—todo el mundo lo necesita o serán personas como tú, intentando juzgar a todo el mundo cuando todo lo que juzga es. Siempre juzgan todo lo que hago y nunca están satisfechos, ¿acaso por ser su hijo debo de cumplir todos sus deseos?. Muchas veces he querido salir a disfrutar con mis compañeros, pero ustedes nunca me dejaron y me privaron de hacer vida social, solo me encerraron en una jaula de oro en la cual mi vida era tan cotidiana como si yo fuese un robot que tiene predeterminadas sus funciones. Creí falsamente que por ser su hijo debía de cumplir lo que ustedes quieren, pero no merezco ser infeliz al hacer algo que no me gusta, no quiero vivir infeliz toda mi vida—

—¡¿así es como pagas nuestro esfuerzo de tantos años?!— grita Jihyo y su esposo al detiene y ella se suelta bruscamente acercándose de forma amenazadora, pero Jimin no se asustó