Llegó Lauren con un vago caminar al salón de detención. No la sorprendió que el salón estaba vacío, normalmente era la única en detención en un viernes de puente. Estuvo a punto de renegar, pero creyó que lanzar huevos al auto nuevo del director la puso en su lugar. Casi siempre hacía cosas así.
Lauren era una chica problemática desde siempre. Tenía la típica fachada de chica mala, con tatuajes en sus brazos y piercings en su ceja izquierda, la nariz y uno en su labio inferior, vestida con ropa obscura y sus típicas botas militar, y por seguro una rompe corazones caliente.
Soltó unas risitas ante en recuerdo de la cara del director caminando enfurecida hacia ella con su cabecita roja del coraje.
-¿Que le parece tan gracioso, señorita Jauregui? -Lauren se dignó a levantar la mirada al escuchar la aterciopelada pero dura voz. Bueno, ya no estaba sola en el salón, ahora la acompañaba la sexy señorita Cabello, quien llevaba un sexy traje gris y una larga trenza que se moría por desaserla con sus propias manos.
-Nada. -contestó con diversión a su maestra favorita. Decía favorita porque es tan jodidamente guapa y se ve tan sexy cuando daba clase, por que definitivamente asistía a su clase nada más para contemplarla a ella y a su sexy traserito respingón que siempre se veía tan bien en esos trajes de maestra y no por que le interesara la aburrida materia de ciencias sociales.
La maestra no respondió y bajó su cabeza para seguir escribiendo alguna cosa que a Lauren no le importaba en absoluto.
Lauren se fue a sentar al primer mesa banco, el que quedaba justo al frente de la señorita Cabello.
Ella elevó su obscura mirada un segundo para ver que se sentó y volvió a su trabajo. Lauren sonrió con suficiencia. Tenía que tirársela hoy y hacer valer sus esfuerzos para poder quedar con ella a solas.
Lauren sin vergüenza subió sus piernas al escritorio y sacó un cigarrillo que tenía en su pantalón. Con el encendedor que ya traía en la mano lo prendió fácilmente y tomó una gran bocanada, tirándolo inocentemente hacia el frente, en donde se encontraba la maestra.
-Señorita, le pido amablemente que por favor apague su cigarro y baje inmediatamente sus piernas de mi escritorio, que esta interviniendo con mi trabajo. -habló pacientemente pero con cierto todo de enojo, mientras veía a Lauren esperando a que hiciera lo que le mandó.
-¿Y si no, qué? -Preguntó Lauren restando importancia, queriendo provocarla. Sintió como la señorita Cabello se levantaba de su asiento y elevó la mirada para ver que la estaba mirando con enojo evidente.
Lauren decidió no hacerla enojar más, capaz y la echaba, así que bajó lentamente sus piernas y tomó otra bocanada, apagó el cigarrillo en el mesa banco y tiró su cabeza hacia atrás, liberando el humo tóxico.
Camila se sentó y ni siquiera se molestó en pedirle que tirara la colilla a la basura, la conocía y sabía que no lo iba a hacer.
-Sabe señorita Jauregui, debería respetar a sus mayores. -Murmuró Camila, tratando de continuar su trabajo, empezando a irritarse de nuevo cuando Lauren comenzó a patear en un ritmo constante el escritorio, causando un sonido molesto y que se le movieran las hojas.
-¿Pues cuantos años tiene profe? ¿40? Yo no le calculo más de 25, se ve muy buena -dijo Lauren como si hablara del clima. Camila levantó rápido la mirada, impactada por lo que acababa de escuchar. Rápidamente frunció el ceño con desaprobación y se paró de la silla acolchonada con los brazos flexionados a sus costados.
-¡No voy a permitir que me falte el respeto de esta manera señorita Jauregui! -Grita Camila muy enojada, sus fosas nasales dilatándose. Dios, pensó Lauren, se veía tan sexy enojada que al instante comenzó a sentir su miembro apretar su pantalón negro ajustado.
