Leila la Pertini fue educada para ser la hija perfecta. Un día un mago rebelde se mete en su vida y la deja hecha un caos.
➳ prohibido copias/ adaptaciones.
➳ créditos al autor original de princesa encantadora.
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La familia La Pertini estaba tomando el desayuno y Leila se sentía lista para tirar la bomba.
—Padre, madre, he encontrado a alguien con quien quiero casarme. —Al duque Reynold casi se le cae la taza de porcelana.
—Leila, querida. ¿Qué has dicho? —Su madre la duquesa estaba estupefacta, su pequeña niña nunca ha tenido interés en algún joven noble.
—He dicho que he encontrado a alguien con quien deseo pasar el resto de mi vida.
—Lo escuchamos corazón, pero ¿Estas segura que esa es tu decisión?
—Por supuesto. —Respondió segura.
—Entonces ¿Quién es? —Preguntó la duquesa.
—Lucas es su nombre. Lo conocí en la fiesta de té de la princesa.
—No recuerdo haber escuchado ese nombre entre los jóvenes de la nobleza. ¿Tú lo has escuchado cariño? —Preguntó Amelia
—En lo absoluto. —Por primera vez el duque habló desde que Leila hizo esa declaración.
— Él es un mago imperial. —Informó Leila.
—De ser así, hay que hablar con el emperador para organizar un compromiso, ya que el mago pertenece a la familia imperial.
— ¿Enserio lo harán? —Pregunto emocionada.
—Por supuesto cariño, si el emperador lo permite.
—Un mago imperial...—Murmuró el duque. —"Un mago se atrevió a enamorar a mi hija"
— ¡Gracias! —Sonrió feliz.
—Ahora está en manos de tu padre convencer al emperador.
—Padre. —El duque miró a su hija. — Por favor haz tu mejor esfuerzo.
El duque nunca le ha podido negar nada a su adorada hija. Suspiro derrotado. Sabía que tarde o temprano alguien se llevaría a su hija de sus brazos, pero no esperaba que fuera tan pronto.
—Oh, creo que he escuchado su nombre. —La duquesa tenía la completa atención de Reynold y Leila. — ¿No era el amigo de la princesa un tal Lucas?
—Es verdad, la princesa fue quien lo presentó en la fiesta del té.
—"Espero que a la princesa no este enamorada del mago imperial o eso le traerá problemas a mi estrellita" —Pensó Amelia.
—Haré lo que pueda para convencer al emperador.
— ¡Muchas gracias padre! —Sonrió Leila.
El duque y la duquesa se miraron y sonrieron, esta escena le traía recuerdos de cuando ellos eran unos jóvenes enamorados.
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